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InicioEN LA OPINION DE:Desconfianza electoral

Desconfianza electoral

ine2En la última reforma político electoral se llevó a cabo el cambio del Instituto Federal Electoral por el Instituto Nacional Electortal, el cambio va más allá de la simple denominación, de entrada al quitar el calificativo Federal y sustituirlo por Nacional, se convierte en un organismo centralista, que resta soberanía a los estados de la república y aumenta las atribuciones de un órgano, que aunque es ciudadano, es centralista, es decir regido desde la capital y la visión política que en ella existe.

¿A qué se debió este cambio?

En 1996 nació el Instituto Federal Electoral, con ello las elecciones salieron de la competencia de la Secretaría de Gobernación y pasaron al ciudadano, en las primeras elecciones que tuvo a su cargo, el hasta entonces partido hegemónico perdió la mayoría absoluta en el Congreso de la Unión y por primera vez un político de oposición dio respuesta al mensaje del Presidente en el informe de gobierno. Tres años después las elecciones presidenciales sacaron de Los Pinos al PRI y el IFE se consolidó como una instancia reconocida y respetada por el pueblo de México, además, a nivel internacional ganó prestigio y era consultado por innumerables instituciones electorales en todo el mundo; las elecciones de 2003 no cambiaron este reconocimiento, pero la historia cambió en 2006.

Entre 2006 y 2012, la confianza que se había construido a base del esfuerzo ciudadano en el Instituto Federal Electoral se fue minando, la causa principal fue la acción de los partidos políticos al designar como consejeros “ciudadanos” a personas cercanas o afines a sus propios partidos de acuerdo a cuotas acordadas. Esto inició el señalamiento de unos contra otros y terminó por llegar al ánimo de la población civil quienes ya no creyeron en los resultados en 2006, 2009 y 2012, cada vez de manera más marcada. Esto mismo fue aprovechado por los partidos para construir un Instituto Electoral a su modo, y no uno de acuerdo a las necesidades de la sociedad.

Hoy, a pesar del cambio de nombre, el Instituto Nacional Electoral tiene que remar contracorriente para ganar la confianza de los electores, menos del 40% de ellos tienen confianza en la institución responsable de organizar las elecciones, y esto es un problema serio, imagínese usted que los aficionados no tengan confianza en los árbitros que pitarán el partido de futbol de su equipo preferido, las ya tradicionales mentadas de madre podrían pasar a mayores y constituir un verdadero linchamiento público.

Para que nuestra institución electoral sea capaz de ganar la confianza de los electores, debe ser reconocida primero por todos los partidos, si esto no ocurre, en 2015 podríamos tener un verdadero desastre después de los comicios, ¿será necesario?

Estamos a tiempo de evitar un colapso social, es responsabilidad de nuestros políticos y representantes que lleguen a ls acuerdos necesarios, y que respeten esos acuerdos, sin ellos, los riesgos en 2015 serán muy elevados.