Como cada año, este 16 de septiembre celebramos un año más del Grito de Dolores, el llamado de Don Miguel de Hidalgo y Costilla para alcanzar la independencia de una España controlada por los franceses napoleónicos, para restaurar la corona de Fernando VII en nuestra tierra, la gesta del cura de Dolores tuvo un inicio vertiginoso y rápidamente llegó a la Ciudad de México, pero inexplicablemente decidió no entrar a ella y dar la vuelta, con lo que la conquista de la independencia se aplazó 11 años.
Efectivamente, Miguel Hidalgo tocó las campanas a las cinco de la mañana de aquel 16 de septiembre para convocar a luchar por una libertad que aún el día de hoy vale la pena preguntarse si hemos conquistado. Aunque hemos dejado atrás el yugo de los españoles y de los franceses o los austriacos, difícilmente podemos decir que vivimos en un país libre, cuando somos presas de nuestras propias debilidades como nación, no digamos ya de los intereses de potencias extranjeras como la norteamericana.
Independencia y libertad son dos términos completamente separados, no es lo mismo ser independiente de los padres a ser libre en las decisiones que se toman, ya que para éstas influyen nuestra cultura, nuestra educación y sobre todo, las condiciones que nos impone el ambiente.
Ser libre es quizá la mayor aspiración de cualquier persona, pero en realidad muchas veces ni sabemos para que deseamos esta tan anhelada libertad. Consideramos que el no depender de otras personas puede ser algo mágico que nos permita construir nuestros sueños, pero ¿cuántos no añoramos la época en que no había que preocuparse por el día de mañana porque de alguna manera nuestros padres o nuestra familia velaría por eso?, quizá ahora que no dependemos de otros tenemos menos libertades para tomar ciertas decisiones.
Pero espero que no se mal entiendan estas líneas, la libertad es algo muy noble y deseable, solo deseo hacer énfasis en que la libertad conlleva un montón de responsabilidades que muchas veces no estamos dispuestos o listos para aceptar.
La libertad es una necesidad del ser humano, pero también debemos prepararnos para ejercerla de manera responsable. La libertad no se conquista por el simple hecho de abandonar nuestro hogar o ese lugar en que nos sentimos como aprisionados, sino que la logramos cuando somos capaces de vivir conforme a los retos que nos pone la vida y las responsabilidades de las decisiones que hemos decidido asumir.
Independencia y libertad deberían estar íntimamente unidas, pero ni como personas ni como país podremos lograr su plena realización si no asumimos el control de nuestro destino, el trabajo cotidiano de su defensa y la disposición a luchar cada día por su preservación.