El anhelo de una vida mejor vive en cada hombre y mujer del mundo, sin importar su condición socio-cultural, su formación académica o cualquier otro factor de su vida. Los sinaloenses no somos la excepción.

Sinaloa tiene todas las condiciones para su crecimiento y desarrollo, con posibilidad de convertirse en un verdadero líder en varios campos, no solo el agrícola y el turístico, sino también en el industrial y el campo de la innovación y la tecnología. Sus condiciones geográficas lo ponen en una importante ventaja comparativa frente a, no solo otras entidades federativas del país, sino regiones del mundo entero; pero hace falta que sus habitantes nos la creamos, nos comprometamos y cambiemos lo que tengamos que cambiar para lograr una transformación radical de nuestra entidad.

En muchos sentidos Sinaloa está de media tabla para abajo en cuestiones de desarrollo económico, esto se debe, en buena medida, a un conformismo por lo que la naturaleza nos proporciona, pero aún más, por un añejo rezago en las condiciones de competitividad económica que enmarcan al estado.

Mientras que en Baja California se alienta la instalación de empresas industriales mediante estímulos fiscales y hasta la práctica donación de los terrenos donde se instalarán, con la construcción de parques industriales; en Sinaloa queremos cobrar el metro cuadrado como si se tratara de uno localizado en medio de Wall Street en Nueva York y se cargan todos los impuestos desde el primer día de operaciones de las plantas, esto sin contar que no se brindan las facilidades para comercializar o abastecerse de productos. Y esto solo por mencionar uno de los aspectos que frenan nuestro desarrollo.

Sin duda en los últimos años se han hecho importantes esfuerzos por lograr un mejor ambiente para los negocios, la construcción del gasoducto será una nueva oportunidad para estimular la inversión, pero se requiere de un importante compromiso de la clase política para generar el marco legal adecuado, de la clase empresarial para impulsar un mejor ambiente de negocios y de los sinaloenses en general para capacitarse y tener las calificaciones adecuadas para que resulte atractivo meter mucho dinero en nuestro estado que nos saque del marasmo económico en que vivimos.

La agricultura por sí misma ya no será capaz de brindar los empleos (sobre todo indirectos) que los sinaloenses están demandando, el turismo requerirá de ingentes inversiones para competir con los destinos más destacados del país, que sea dicho de paso, tienen una mejor cultura para la atención y retención del visitante, mientras que aquí los quieren esquilmar en la primera visita.

Finalmente se necesita un compromiso importante del sector académico, para dejar de lado los intereses ajenos a la educación e impulsar una nueva visión en los jóvenes, que les permita construir el mejor Sinaloa que todos anhelamos.