Una semana, un mes, un año o la siguiente década, lo que sea que se quiera realizar requiere de planeación. Lo primero, saber ¿a dónde queremos llegar?
En general los mexicanos adolecemos de una falta de planeación, nos gusta llevar nuestra vida de manera lírica, sin una pauta que nos guíe, esa manera de ser la llevamos a la empresa, al trabajo a nuestros estudios y por supuesto, a nuestro gobierno, lo que nos hace un flaco favor.
Sin perder la espontaneidad que nos caracteriza como pueblo, es necesario que empecemos a ser más previsores, que iniciemos una planeación, aunque sea rudimentaria, empezando por las cosas más importantes de nuestra vida.
Cuando era aún muy joven, me llamó mucho la atención ver que un primo mío tenía una bitácora, en la cual año con año tenía establecidas metas generales, no eran demasiado precisas, por ejemplo a 5 años tenía el objetivo de tener su propia empresa, no sabía aún exactamente de qué se trataría, cuál sería el producto que comercializaría o el servicio que proporcionaría, pero tenía claridad de que hacia allá quería llegar; también en esa bitácora señalaba aproximadamente el año en que esperaba contraer matrimonio o cuándo estudiar una maestría, dónde quería vivir y qué le gustaría hacer. No cumplió con precisión todas aquellas aspiraciones, pero le ayudó mucho para orientar sus esfuerzos en la dirección que deseaba, y lo más importante, si logró sus metas principales.
En nuestro país, nuestras ciudades crecen al garete, nuestras empresas las conducimos en medio de vendavales “hacia adelante” sin saber exactamente qué significa eso, y nuestra vida la depositamos en manos de la oportunidad y la desventura, todo ello sin hacer la más mínima planeación. Aún nuestras empresas sociales, de participación y responsabilidad ciudadana, las enmarcamos en aras de un ideal, pero sin establecer ideas concretas de lo que se quiere lograr y los tiempos en los que se espera que eso ocurra. Esto nos lleva a perder enormes cantidades de energía buscando avanzar, pero sin evaluar, ¿cómo podríamos hacerlo?, lo que hemos logrado.
La planeación en mi opinión, está sobrevaluada en el mundo, que espera que todo se conduzca de acuerdo a un esquema, pero en México, desgraciadamente, la tenemos totalmente abandonada. Ni un extremo, ni el otro son deseables, hagamos un esfuerzo por planear nuestro futuro, quizá nos sorprenda hasta donde podemos llegar.