En este período de sesiones que inició el pasado 1 de septiembre, el Presidente Peña Nieto incluyó una iniciativa preferente denominada Ley General de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, misma que fue modificada para dejarla más impresentable de lo que de por sí venía por senadores del PRI y del PRD que pretenden bajo la inexistente denominación de “derechos sexuales y reproductivos” que, se preguntan los mismos, refieren ¿a que los niños, niñas y adolescentes tengan el derecho a decidir de manera libre el número y espaciamiento de hijos que deseen; (a) recibir información y tener acceso a métodos anticonceptivos de manera gratuita y suficiente; a (tener el) derecho a contar con servicios médicos y jurídicos que les permitan construir la identidad sexo-genérica que deseen... cuando hablamos de pequeños de entre 11 y 17 años?

Lo más grave, es que pretenden que esta salvaguarda, protección y formación en el ejercicio de los derechos quede bajo la tutela del Estado, ese Estado que nos proporciona bienestar económico y seguridad pública a cada momento de nuestra vida, ese Estado en el que todos confiamos plenamente. Es decir, serán los diputados o el Secretario de Educación el que decida cuando y cómo informar y formar a nuestros hijos sobre el ejercicio de esos derechos, porque nosotros los padres, somos totalmente incapaces de hacerlo, al menos eso es lo que estiman los senadores en su propuesta de ley.

No sé usted, estimado lector, pero en lo personal no considero que ningún funcionario público esté mejor capacitado que yo para educar a mis hijos, ninguno se preocupa por su bienestar más que yo, ninguno lo conoce más que yo y sobre todo, ninguno lo ama como lo hago yo.

Ciertamente habrá algunos padres que fallen en su trabajo, en cuyo caso se requiere que los servidores públicos hagan que se cumpla la ley, pero no es la regla, sino la excepción, como no es la regla el contar con servidores públicos honestos y bien intencionados en materia educativa.

En los próximos días los diputados deberán revisar y votar esta ley, esperemos que tengan mejor criterio que sus congéneres de la Cámara Alta y corrijan lo que allá hicieron tan mal.