Muy interesante la conferencia del día de ayer en el Hotel Lucerna de Culiacán, del Dr. Edgardo Buscaglia, “Delincuencia organizada y su prevención en serio” o como lo mencionó también “Desmantelando redes del crimen organizado”.

Enormes retos tenemos que enfrentar los mexicanos, el Dr. Buscaglia ve con optimismo el futuro, sin embargo para que ello sea posible es necesario atender tres aspectos que en lo personal me preocuparon enormemente y que no son de fácil solución, dos de ellos mencionados por el expositor, el otro, proveniente de mi personal preocupación y, por lo que he conversado con otras personas, compartida por un importante sector de la sociedad. De las mencionadas por el Dr. Bucaglia destaco:

1. El “pacto” de impunidad en que vive el país. Este pacto es resultado de la división del pastel, el servicio público visto como un bien patrimonial de quienes lo ejercen y que durante 80 años del siglo pasado caracterizó al sistema de partido único, pero que no se ha logrado desmantelar al pasar a la vigente partidocracia que nos gobierna, dando importantes márgenes de maniobra al crimen organizado que bajo la premisa de plata o plomo, compra y corrompe a nuestros políticos y funcionarios, especialmente en las áreas de seguridad pública.

2. La simulación, como mecanismo de defensa de los restos del viejo sistema político. Aunque ya fallecido, quedan importantes restos del viejo sistema político mexicano autoritario que se niega a desaparecer, el Doctor Buscaglia señala que en México, como en ninguna otra parte existe un “doctorado en simulación” que ha permitido hacer parecer como que se hace, cuando en realidad nada se avanza. La simulación causa un enorme daño al país, porque las leyes que supuestamente deberían impulsarlo para adelante, en realidad nacen muertas o sin dientes, como es la Ley de Extinción de Dominio en el ámbito al combate del crimen o, como pudimos comprobar la semana pasada, la Ley de Consulta Ciudadana, que impide en los hechos que la sociedad tenga una participación directa en la toma de decisiones.

El tercer aspecto, si bien no se mencionó directamente en la conferencia, subyace en el sentimiento y el lenguaje de los asistentes:

3. La desesperación social y la incredulidad ante las autoridades. Los acontecimientos de Tlatlaya, San Fernando, el Ajusco y muchos otros, pero especialmente el de los normalistas de Ayotzinapa desaparecidos desde hace ya 39 días, en los que el Estado o parte de él participaron y a la fecha la autoridad, incluidos los sistemas de Seguridad Pública e Inteligencia de Estado, han sido incapaces de dar resultados, generan en la población un sentimiento de indefensión, despiertan las suspicacias por complicidad y destruyen cualquier vestigio de confianza en la autoridad, lo que pone al país en un estado crítico de gobernabilidad y al borde del estallido social.

Si deseamos construir la paz, requerimos de la urgente acción que desactive este último derrotero y ´permita poner las bases para avanzar en el desmantelamiento de los dos primeros, solo así nuestro país encontrará viabilidad hacia el futuro.