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Responsabilidad en los medios de comunicación

mass-mediaLa libertad de expresión es uno de los bienes más preciados y necesarios en la salvaguarda de la democracia, sin embargo, como ya hemos comentado aquí, ocurre como con cualquier otro tipo de libertad, no puede ser un valor absoluto, sino que debe estar acotado por los deberes que conlleva, la ética y la responsabilidad.

En primer término, la libertad de expresión en un medio de comunicación masivo debe estar acotada por la veracidad; los hechos tienen lugar de cierta manera y los medios no pueden alterar esa realidad, si desconocen un hecho específico y hacen suposiciones para rellenar los huecos en una historia, deben aclarar que lo están haciendo y no solo utilizar un lenguaje que legalmente les permita librar una demanda, ya que lo que informan genera opinión sobre los actores y sin estas aclaraciones se atenta contra su fama y eso es equivalente a calumniar, y aquí no hablamos de derecho, sino de moral, para los que me digan que ya no existe el delito.

En segundo lugar, cuando emiten una opinión, deben aclarar también que lo es, el auditorio tiende a creer que lo que está escrito, o se dice en radio y televisión es verdad, por el simple hecho de que se hace público, de donde se desprende la enorme responsabilidad de dejar muy claro lo que se informa como un hecho, lo que se dice como una suposición y lo que se expresa como una opinión.

La competencia feroz en que están sumidos los medios les obligan a buscar los mecanismos para aumentar su rating, este es un proceso no solo válido, sino necesario, sin embargo, hoy por hoy lo que da mayor rating es hablar mal de la autoridad, y bajo cualquier pretexto se le descalifica y ridiculiza, incluso por asuntos de los que no es responsable; el gobierno, de cualquier nivel, es la representación máxima del pueblo y como tal debe buscar su bien, al ser desautorizado constantemente por quienes tienen mayor contacto con ese pueblo, lo vuelven totalmente inoperante, lo que no conviene, no sólo a la autoridad desde un punto de vista electoral, sino tampoco al pueblo mismo para la consecución de sus objetivos. La crítica fundada, por el contrario, permite salvaguardar los valores fundamentales de la democracia como la libertad, la justicia, el derecho, la participación y la tolerancia.

Por otra parte, en un país como el nuestro, con un grave déficit educativo, los medios de comunicación también deben ser activos promotores del impulso y crecimiento de la educación, especialmente para la vida en sociedad. La transmisión de valores positivos, la construcción del tejido social y el desarrollo económico, político y social de una comunidad, pasa necesariamente por la calidad de sus medios de comunicación, y ésta depende de la calidad de sus comunicadores.

Si bien la clase política está muy desprestigiada hoy en día, la clase periodística no se queda muy atrás, basta ver los comentarios que publica el auditorio en las páginas de los medios en internet, especialmente en las secciones de opinión, donde descubrimos que “chayoteros”, “vendidos” y “cómplices” son algunos de los calificativos más suaves que se aplican. Mi reconocimiento a todos los comunicadores, hoy no es fácil el ejercicio de esta labor, pero por el bien de nuestra sociedad, debemos elevar la ética en su ejercicio.