Hacia dentro y hacia afuera, Francia está viviendo momentos difíciles, hace un par de semanas, la sociedad francesa “de derecha” se manifestó en contra del matrimonio y la adopción por parte de parejas del mismo sexo, lo que más llamó la atención es que hubo en dicha marcha, incluso homosexuales que se oponen a la medida. Pero el presidente socialista Hollande, está dispuesto a hacer lo que sea para imponer sus puntos de vista sectarios a la sociedad francesa, aunque eso le cueste el cargo. Por otra parte, allende sus fronteras, enfrenta a un grupo islamista que derrocó al gobierno aliado de Francia en Mali, con lo que los franceses, bajo el paraguas de la lucha contra el terrorismo, está haciendo frente a dicho grupo. Todo parece indicar que tendrá éxito en su campaña, pero llama la atención que Europa y Estados Unidos los dejaron prácticamente solos, como apoyo enviaron un avión y dos helicópteros y la prensa norteamericana señala que hay quienes están interesados en ampliar el conflicto maliense, con lo que quiere decir que la situación no es tan grave, ¿será un nuevo colonialismo en la era global?... De esta manera Francia se debate entre una cultura de la vida, todavía deseada por muchos de sus habitantes y una cultura de muerte, promovida por sus políticos principalmente, una cultura de muerte que puede llevar incluso, al fracaso de una nueva Europa.