El día de ayer la mesa de Compromisos por Sinaloa presentó el séptimo paquete de reformas, ahora relativo a la reforma electoral. Aunque hay temas fundamentales que desde hace mucho se deberían venir atendiendo, como el de las candidaturas independientes, se hace de manera tan intrincada e incompleta que no habrá manera en que las candidaturas independientes funcionen de manera adecuada.

Se habla de homologar las elecciones con las elecciones federales y para ello se disminuirá en más de un año el próximo periodo para legisladores y alcaldes, y sin embargo, de acuerdo a lo señalado por Vargas Landeros, el próximo gobernador, por única vez durará en el cargo 5 años 10 meses, es decir, ¿vamos a tener cada 6 años una elección solo para gobernador del estado?

Las elecciones para gobernador son las que más atraen la participación de los electores, si quedara intermedia a la federal, en una habría elecciones para presidente y en la otra elección a gobernador, lo que daría como resultado que siempre hubiera una alta participación en los comicios ¿a quién le conviene que esto no sea así?, ¿por qué desvinculan la elección de gobernador del proceso de renovación de alcaldes y diputados locales? ¡Cómo se nota que el dinero que gastan no es el suyo!

¿Redistritación? Que no les toca, ¿municipalización? Que no es el momento, ¿sanción a partidos políticos? No es el tema; ¿entonces para qué queremos legisladores locales si nos vamos a tener que atener a las reglas federales?

Mejor disolvemos el Congreso Local, nos declaramos parte de una república central y esperamos a que de Ciudad de México nos manden las leyes que necesitamos, porque evidentemente nuestros legisladores no se sienten capaces de legislar en materias que son del interés de la población de Sinaloa.

Los partidos políticos y el coordinador de la mesa de diálogo Compromisos por Sinaloa siguen simulando, no resuelven los aspectos que la población exige: mayor participación electoral, menor despilfarro de recursos, mejor educación democrática y mayor ciudadanización de los procesos; en lugar de ello llenan el tiempo legislativo con adecuaciones a modo que favorecen solo a unos cuantos actores del sistema de partidos.