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InicioEN LA OPINION DE:Educar en la verdad

Educar en la verdad

educar-enlaverdadLos Padres de Familia tenemos el reto de educar interiorizando continuamente los valores fundamentales, el primero de los cuales es la vida misma, de donde se desprenden todos los demás derechos y obligaciones del ser humano. Del mismo modo, se siguen el derecho a la libertad y a la seguridad, la igualdad ante la ley y el derecho a una familia que es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado.

De esto se deriva buscar la verdad, ¿pero, qué es la verdad? la adecuación, la concordancia entre lo que está en mi pensamiento y la realidad.

La realidad no se alterará por el solo acto de mi pensamiento voluntarista, esta se mantiene hasta que es transformada por la acción del hombre o por los fenómenos naturales, así un cerro será siempre un cerro y un valle será siempre un valle, y no se transformarán a menos que se introduzca una enorme fuerza natural o artificial que la modifique.

Con la realidad moral ocurre igual, el hecho de que por nuestros deseos digamos que es distinta o que ha cambiado lo que único que provoca es que ocurran graves desequilibrios sociales, políticos o económicos que conducen, lo mismo que la negación de la realidad física, a graves accidentes que pueden costar vidas humanas.

Educar en la verdad consiste no sólo en afirmarla teóricamente, sino en asumirla como una constante a lo largo de la vida; para los padres de familia este es el mayor de los retos, porque difícilmente lograremos educar a nuestros hijos en la lealtad, si nosotros mismos no somos leales, en la verdad, si no somos veraces, en la justicia o la honestidad si no somos honestos y justos; en fin, en todos los aspectos de la vida, necesitamos vivir de acuerdo a las verdades que predicamos, no solo repetirlas como merolicos, sin comprometernos con ella.

El niño, confunde la realidad con la fantasía, solo la enseñanza de los padres puede guiarlo para que esta confusión, que no implica mentira ni falta moral alguna, sea superada conforme se alcance la madurez.

Esta última el niño la podrá alcanzar en la medida que se vaya conociendo a sí mismo, se descubra como persona y encuentre los aspectos fundamentales de su vida: cuidado de su cuerpo, afectividad, inteligencia y voluntad y finalmente, conciencia. Solo así, lograremos educar en la verdad.