Cuando se avecina el proceso electoral, los partidos sufren convulsiones naturales debidas a que no hay cabida para que todos los aspirantes queden satisfechos, y como son muchos los partidos que ofrecen candidaturas, empieza el intercambio de militantes o los acuerdos para futuros respaldos a condición de apoyos actuales.
En este 2015 no podría ser diferente, y ya hemos empezado a ser testigos de las renuncias, las nuevas afiliaciones y el intercambio de militantes con vistas a las elecciones del verano próximo.
Por lo pronto renunció al PAN el ex alcalde de Mazatlán y ex delegado de la Procuraduría del Medio Ambiente, Alejandro Camacho, un valioso cuadro que buscará ahora la diputación por el distrito 8 de Mazatlán por el Partido Humanista; mientras tanto en Navolato, Víctor Godoy se dice decepcionado del PRI, e incluso escribió una carta al Presidente Enrique Peña Nieto en la cual señala “He cumplido con los requisitos para ser registrado con el objeto de participar en la Convención que elegirá al candidato que nos represente en las elecciones del 7 de junio próximo, y me parece autoritario, injusto y deshonesto desde el punto de vista moral, jurídico, social, y político que por un criterio cerrado se me niegue mi derecho a participar por el simple hecho de que existe un acuerdo tomado en favor del aspirante Evelio Plata, ex funcionario del actual gobierno del Estado y ex presidente municipal de Navolato”
Aunque el ex alcalde de Navolato no ha mencionado su interés en abandonar el partido en que siempre ha militado, su decepción podría tomar ese camino en caso de abrirse la posibilidad de competir por otro instituto político, dada la enorme aceptación que tiene entre la población de Navolato, aunque difícilmente le alcanzaría, dado que el distrito abarca también Salvador Alvarado y Angostura, pero la lucha se podría hacer.
Este fenómeno de la migración política suele presentarse cuando un grupo toma el control hegemónico en algún partido político o asociación de cualquier especia, en la que los grupos minoritarios pero con reconocimiento social son desplazados (minoritarios al interior de la dirigencia, lo que no necesariamente significa que tengan menos adeptos en la fila de la institución o del lugar donde pretenden competir).
Estas pugnas internas causan enorme daño a las instituciones, pero también a los protagonistas de los conflictos, ya que al cambiar d camiseta la sociedad empieza a confundirse y aumenta su desconfianza con respecto a una clase política ya de suyo desprestigiada.
Ojalá que los dirigentes formales abran espacios de diálogo con este tipo de grupos y personas inconformes, ya que el daño que se causa a las instituciones posteriormente se reflejará en la sociedad. Al mismo tiempo, se requiere avanzar más en los espacios para las candidaturas independientes, ya que como están planteadas actualmente, solo benefician al sistema de partidos, dificultando el surgimiento de verdaderos liderazgos sociales.
