Este martes, hubo dos eventos relacionados con el nuevo sistema de justicia penal acusatorio: la inauguración que realizaron las autoridades del Centro de Justicia Penal en Salvador Alvarado, que entrega las instalaciones pertinentes para los juicios orales por una parte, y una presentación en la Facultad de Derecho de la UAS que se llamó “Conversatorio sobre el nuevo periodismo especializado en el marco del sistema penal acusatorio”, que reunió a periodistas, abogados y defensores de los derechos humanos.
La coincidencia de ambos eventos, por lo demás totalmente independientes, nos lleva a reflexionar sobre el impacto que tendrá en nuestras vida este nuevo sistema jurídico, y cómo puede cambiar, para bien, la percepción que tiene la sociedad sobre la justicia y la administración de la misma.
Me quedó claro, al escuchar a periodistas destacados, que no estamos preparados, ni en el ámbito de los medios de comunicación, pero sospecho que tampoco en la sociedad, para aprovechar al máximo los cambios de los que estamos siendo testigos.
Hasta hoy, el periodismo relacionado con los temas de seguridad y justicia, se tuvo que limitar a los hechos delictivos en sí mismos (conocidos como la nota roja) y la teoría del derecho, si acaso con alguna investigación sobre los sistemas de correccionales y algún eventual resultado; esto permitió, durante décadas, que la información relativa a la impartición de justicia fuera prácticamente propiedad privada de los jueces y ministerios públicos, así como unos pocos practicantes del derecho. Pero al abrirse los juicios orales, cambiar el sistema, que implica un cambio profundo en la filosofía del derecho mismo, e iniciar una nueva etapa en la vida judicial de la nación, es responsabilidad de ls medios y la sociedad toda, velar por la transparencia en el ámbito del poder judicial y lograr de esta manera mejorar los niveles de acceso a la justicia que tenemos los mexicanos.
El camino apenas empieza, aprovechemos la oportunidad y acompañemos a nuestro naciente sistema de justicia acusatorio en un camino que sea digno del país y sus habitantes, y permita la esperanza para las víctimas que hasta ahora se han visto imposibilitadas de alcanzar la justicia en nuestro caduco sistema jurídico.