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InicioEN LA OPINION DE:Faltan oportunidades

Faltan oportunidades

libre-empresaEl sistema capitalista presume su capacidad para brindar la movilidad social que otros sistemas no pueden proporcionar. Efectivamente, el libre mercado proporciona las oportunidades para que una idea, transformada con trabajo e inversión, se convierta en un negocio productivo que proporcione a su creador y a las familias de quienes con él colaboran, la oportunidad de sostener un modo de vida digno, quizá no en todos los casos se pueda enriquecer, pero la disciplina del trabajo termina por proporcionar esas oportunidades que permiten granjearse un mejor nivel de vida, educación y cultura.

Sin embargo, cuando el sistema se pervierte, el capitalismo es también una forma de sojuzgar, bloquear e incluso destruir a personas que, aun realizando su trabajo con empeño, teniendo una idea creativa y proporcionando un servicio útil, no pueden salir adelante por la falta de espacios para el desarrollo profesional y comercial.

En México, sostienen algunos analistas, se ha desarrollado un Capitalismo de Compadres; desde el poder y las cúpulas del dinero, se favorece o se entorpece el desarrollo de la iniciativa privada, personal, creadora. La corrupción gubernamental y social que vive nuestro país hace que, incluso desde los mandos medios de las empresas y el gobierno, se decida a quienes se apoya y a quienes no. El sistema burocrático entorpece, detiene e incluso roba las ideas de los creadores mexicanos; los departamentos responsables de compras en las empresas deciden no en base a oportunidades y servicios que proporcionan los proveedores, sino del compadrazgo que se mantiene con el dueño o los gerentes de tal o cual compañía. Las licitaciones que realizan las entidades de la administración pública están amañadas, con candados que favorecen a empresas específicas, no se diga las invitaciones a tres proveedores o las asignaciones directas, que se hacen con el fin de favorecer al familiar o el amigo.

Este sistema pervertido no cumple con las reglas del mercado, y favorece la acumulación de riqueza en pocas manos; pero sobre todo, es injusto. Pone en riesgo el futuro laboral de miles de personas, impide el desarrollo creativo de los emprendedores y promueve la fuga de talento en busca de oportunidades reales, generando estancamiento y pobreza.

Para que la situación cambie en nuestro país se requiere, no solo de modificaciones legales, sino de un cambio cultural y un profundo compromiso empresarial. En este entramado de complicidades, hay unas pocas empresas que han podido aprovechar los resquicios que el sistema tiene para impulsar su propio desarrollo, pero con el tiempo, basados en la confianza con sus empleados y quizá sin darse cuenta, empiezan a formar parte de este sistema injusto. Son ellos, esos empresarios que saben cuánto les costó crecer en medio de este circulo vicioso, los que pueden impulsar un cambio cultural, abrir oportunidades a empresas nuevas, a jóvenes creativos a ideas innovadoras, y empezar a romper el control del sistema capitalista de compadres que condena a la mayoría a sumarse a un sistema injusto, corrupto y corruptor.