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InicioEN LA OPINION DE:Una izquierda fracturada

Una izquierda fracturada

izquierda-divididaLa reciente renuncia de Marcelo Ebrard y su incorporación como candidato del Movimiento Ciudadano a una diputación federal, seguido de importantes cuadros del PRD, es solo el último episodio de una sangría que ha sufrido este instituto político fundado en 1989 y que había logrado lo que la izquierda en nuestro país no había conseguido nunca, la unidad de ese frente ideológico.

Apenas en 1986, después de enormes esfuerzos, el Partido Mexicano Socialista logró agrupar a los partidos Socialista Unificado de México (PSUM) y Mexicano de los Trabajadores (PMT), más otras agrupaciones de izquierda que no contaban con registro como partido político dentro de las que destacan el Partido Popular Revolucionario, el Movimiento Revolucionario del Pueblo y la Unión de Izquierda Comunista, a este partido se sumarían poco tiempo después militantes que abandonaron el Partido Socialista de los Trabajadores. Esta formación fue presidida y presentó como candidato a la presidencia en 1988 a Heberto Castillo, quien finalmente declinaría a favor de Cuauhtémoc Cárdenas. Pero precisamente en esa elección de 1988, además de las corrientes antes mencionadas, participaron el PARM y la Corriente Democrática escindida del PRI que postularon a quien se convertiría en el aglutinador de la izquierda al encabezar un año más tarde al PRD, el Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, el Partido Popular Socialista (todos ellos con Cárdenas como candidato) y el Partido Revolucionario de los Trabajadores que postuló a Rosario Ibarra de Piedra. Todas estas formaciones de izquierda terminaron agrupadas en el Frente Democrático Nacional, con excepción del PRT, pero incluso este último terminaría por sumarse al Partido de la Revolución Democrática.

Desde 1989, el PRD logró mantener en una frágil unión a la izquierda mexicana, tan peligrosa la consideró el priísmo gobernante que, apenas en 1990 ya había impulsado (tras bambalinas con la gestión de Manuel Camacho) la fundación del Partido del Trabajo.

Sin embargo el tiempo ha demostrado que la izquierda no necesita de enemigos para debilitarse, ya que de eso se encarga ella misma. Desde 1999, pero en especial en 2008, los conflictos internos han impedido la consolidación de este partido, hasta llegar a 2014 con la crisis interna que ha significado la salida de importantes personajes del partido, incluídos sus únicos dos candidatos presidenciales a lo largo de sus 25 años de historia: Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador.

Hoy la izquierda no está dividida, está fracturada. Su rompimiento parece irrevocable, al menos en el corto plazo, con la consecuente pérdida de oportunidades para las elecciones de 2018, donde se antoja muy difícil que logren una candidatura común el PRD, PT, Movimiento Ciudadano y Morena; más aún, los rumores en los pasillos del poder señalan el surgimiento de un nuevo partido de izquierda antisistémico, similar a Podemos (Partido político español encabezado por Pablo Iglesias) que sería encabezado por Marcelo Ebrard y lo que queda del Movimiento Progresista que este encabezaba al interior del Partido de la Revolución Democrática. Tres años son muchos, quizá la izquierda sea capaz de darnos una sorpresa para 2018.