Columna Geopolítica del 10 de septiembre del 2018
Jorge Miguel Ramírez Pérez
Se dio la voz de arranque de iniciar disturbios en la UNAM y en vez de causar indignación porque se están repitiendo los sucesos de 1968, todos comentan la señal de alarma como algo imparable y cuando ya ha sido asimilado como imparable, entonces sigue la segunda etapa, hacer de los disturbios de un estudiantado mediocre autoclausurado al conocimiento científico y empalagado de la mala digestión de rollos facilones; la causa para retroceder mas en esa institución, que insiste en existir a espaldas de la realidad mexicana
Porque las universidades públicas principalmente son centros de actividades políticas y electorales, donde autoridades, maestros, dizque investigadores, empleados y alumnos se dedican en su mayoría a la grilla. La aportación verdaderamente productiva es escasa.
Son los grupos apoderados de las rectorías, facultades y escuelas profesionales cotos exclusivos de verdaderas mafias, que no dejan pasar a nadie solo a los conjurados. Le llaman "autonomía" a la capacidad de hacer lo que se les antoja con las instalaciones, programas y presupuestos en absoluto generados institucionalmente, todo proveniente de los contribuyentes que no son tomados en cuenta para nada; ante un monstruo insaciable. No hay dinero que les alcance, ni maestros que cumplan con las asistencias.
En las universidades públicas pasa lo mismo que con los diputados, se la llevan de lujo rectores y directores; profesores favoritos, dizque investigadores –con producción paupérrima- amigos y amigas en viajes al exterior, congresos que son borracheras a cargo del erario sin rendirle cuentas a nadie. Eso es la práctica desde Díaz Ordaz, que fue el último que quiso gobernar y le fue tan mal, que recurrió a las prácticas energúmenas que era lo que querían los provocadores golpistas del 68 y lo lograron.
Pero hoy no se aprende la lección, porque el 68 está idolatrado, sobredimensionado en el colectivo imaginario, nadie sabe, nadie supo bien, algo. Hablan de ese movimiento los que lo desconocen o lo conocen de oídas.
El movimiento de 1968 padeció de una interpretación subjetiva, medio poética y centrada en los crímenes, que fueron reprobables; pero nadie ha hablado de las razones del poder para llegar de un pleito escolar a un golpe de estado, que sentó en la presidencia a Luis Echeverría y con él, al proyecto de endeudar a los mexicanos como forma de vivir sometidos.
Porque una vez en el poder Echeverría instruyó para que en 1971 se programara una masacre. Después de la refriega violenta, nadie se volvió a levantar durante su sexenio argumentando razones estudiantiles.
La algarada de hoy es clara, tiene varios objetivos: uno central, destituir al oftalmólogo Enrique Graue el rector impuesto por el zedillista, y exrector el siquiatra Juan Ramón De la Fuente, pronto a destierro de lujo, a perder el tiempo en la obsoleta ONU; para que se olvide de la UNAM.
Graue como sus antecesores incluyendo al doctor Narro, que se la creyó y pretendía ser candidato a la presidencia, no pudieron ni siquiera recuperar instalaciones emblemáticas de la UNAM, en manos de narcotraficantes de baja estofa. ¡Uy que miedo!
Pero no hace falta enlistar los rectores incapaces de transformar esa llamada primera Casa de Estudios, que no avanza El lector puede recordar a muchos de ellos, casi todos, encabezando secretarías de estado que no tuvieron una sola reforma benéfica, ni resultados a la altura de lo que marcaban las credenciales académicas que ostentaban. A Carpizo que fue secretario de Gobernación y antes procurador, se le recuerda sobre todo por su explicación absurda e infantil del crimen del cardenal Posadas.
Y a falta de una forma civilizada para sacar a Graue que no es del agrado del nuevo poder, se recurre al porrismo, el mismo recurso protofascista que se usó desde Nabor Carrillo cuando era rector con los Gama, en el 68 con los de Gobernación: el Superman, Murat, el Macucas, León de la Selva, el Olague, o el Viceroy. Castro Bustos y posteriormente Imaz, el Mosh y otros perniciosos que además ya traían mal digeridos los rollos antiguos de la república española, para la que la UNAM fue su escondrijo.
De verás que hace falta una historia real de las pandillas de la UNAM y las del Politécnico, que han generado no solo hampones internacionales, sino funcionarios influyentes entre los que se han colado no hace mucho en Gobernación unos cuantos.
Porque no ha cambiado el asunto, porque después de identificar la policía federal a dos de los porros de los hechos violentos de la semana pasada y detenerlos; al entregarlos al procurador, capitalino en unas horas ya están libres, para asombro de los que creen que lo que viene es diferente. Para que vea usted, la orquestación del poder en este asunto de pena propia.
Y así están también los estados del país soliviantando el porrismo que se incuba en la dizque autonomía universitaria y en las autoridades que las dirigen, que son los verdaderos jefes de esas hordas que ni estudian ni dejan estudiar a los que quieren.
Porque las universidades reproducen caricaturas de partidos políticos que intentan con los infaltables porros, que se adopten los "resolutivos" dicen, de naderías, esperando la consigna de actuar como los jóvenes maoístas en la revolución cultural, linchando políticamente –por ahora- a los que están en la lista negra de los que mandan.
Ya deben estar temblando las élites de rectores que se le opusieron a López Obrador y que de todas maneras creen que podrán chantajearlo con más presupuesto. Grupos de poder perdido, que se aferran al PRI y a sus propios partidos, que no se dan cuenta que ya se cayeron.
Lo grave es que sigue vigente la violencia y la mediocridad en vez de un balance crítico de esas malas administraciones. En este escenario desaseado se habla de que el nuevo poder ya decidió entregar la Universidad a John Ackerman un amlover de hueso colorado.
Otra institución más que se va a perder. Ojalá cambien de parecer y primero se defina lo que se quiere para la educación superior, sin darle la prioridad al discurso de quítate tu porque me toca a mí.
Columna Geopolítica del 3 de septiembre del 2018
Jorge Miguel Ramírez Pérez
Enrique Peña fue contratado por el poder para construir las reformas. Solo eso. Pero tenía que hacerlo bien, no para que se anularan y ahora estén en riesgo de que se reviertan.
Ese es el mayor problema andar y desandar el camino en un solo sexenio prácticamente, con la agravante de haber desgastado el sistema democrático de por sí endeble, deteriorando a los partidos y al congreso que se vieron sometidos a una política de moches, sin haber estructurado ni una simulada difusión aterrizada de los cambios.
Peña descuidó a los gobernadores que se convirtieron en jefes del crimen público organizado en sus territorios, desechando a los políticos y funcionarios profesionales por puros cómplices improvisados dispuestos a todo. Es decir no hubo gobierno. ¡Claro que el crimen organizado se reprodujo! Ni modo que los malos burócratas fueran los únicos monopolizadores del mal.
Incluso los líderes sindicales abusaron más que nunca.
Un solo sexenio bastó para que se escalaran deudas quita sueño, de las que dijo el todavía presidente en una entrevista, "son muy razonables y manejables".
México sometido a las enormes limitaciones de mexiquenses y pachuquitas, se quedó sin otra alternativa que la de suicidarse de la democracia, que les había regresado a los del PRI, que no tenían inserción en la historia de la modernidad verdaderamente democrática.
Si tuvo malos colaboradores, los pudo echar y no cubrirlos.
Porque al escuchar al presidente Peña en la entrevista de López Dóriga tan puntual y accesible, se tiene la impresión de que el pueblo ha sido injusto con un hombre que no merece el desprecio que las encuestas le endosan. El tono relajado y las explicaciones sencillas, hacen absurdo que diga como conclusión de su mala imagen, que no se pudo comunicar y menos el gasto exorbitante en publicidad que no se justificaría.
Pero no es así. Su régimen fue un régimen caracterizado hasta el último momento por hacer añicos el sentido de la legalidad y por entronizar a la impunidad como elemento insustituible de cohesión política. A cada mexicano le quedó en claro que jueces, funcionarios, congresistas, gobernadores, líderes partidarios y sindicales son unos farsantes y delincuentes simuladores en toda la extensión de las palabras.
¡Fue maravillosamente didáctico, Peña demostró que el sistema es un cochinero y que él es el jefe!
Y no se necesita hacer un esfuerzo exhaustivo de memoria, en estos días tres asuntos demuestran lo que la gente observa: el proyecto del nuevo aeropuerto, en el lugar menos indicado como lo ha explicado con sencillez José Luis Luege, para el que no hay dinero para su mantenimiento. Un callejón sin salida que lleva la tercera parte de lo gastado, pero aparte para cancelarlo hay castigos a cuenta de los contribuyentes.
Los otros asuntos son notables: la componenda para que saliera Elba Esther Gordillo con cargo al mayor desgaste de Peña y la maniobra para que Alejandro Gutiérrez el funcionario del PRI pillado con las manos en la masa, que fiel a la omertá la ley del silencio de la cosa nostra, pronto saldrá para burlarse de lo que dicen son las leyes.
Y es que nadie se escapa de la corrupción, todos controlados para hacer lo indebido, porque no es menor tampoco el cochinero del fideicomiso de Morena, que también mostró que la corrupción tiene jefes y que va a seguir.
¿Porqué llegó Peña?
Hay que recordar que fue en la Octava Cumbre de Negocios en Toluca en la víspera de su nominación como candidato del PRI para la presidencia, siendo todavía gobernador del Estado de México, cuando el actual presidente fue aprobado para llegar a donde llegó.
Su padrino fue William Clinton. Las condiciones fueron tres temas: educación, recursos energéticos y seguridad.
Internacionalmente a Peña le dieron todas las facilidades: se le reabrió la interlocución interrumpida para el PRI desde el 2000; a cambio, el PAN perdió el contacto hasta hoy. Incluso cuando Anaya fue amagado hace unas semanas, tuvo que ir con Angela Merkel a pedir auxilio, recurrió a la única puerta disponible, la europea.
En lo nacional Felipe Calderón bloqueó la posibilidad de competividad del PAN. Destruyó a los precandidatos y la muestra final fue la orden de aplazar el acto de Josefina Vázquez en el estadio Azteca, hasta que Gil Zuarth le informó, que la gente ya había abandonado el estadio y los videos y fotografías podían mostrar un acto fracasado.
Mediáticamente se le fabricó una imagen de telenovela al futuro efímero reformador.
Muchas otras operaciones se desprendieron de esas matrices.
Peña cumplió en las reformas . En el 2013 ya tenía lo principal, pero la forma que ponderó los moches, destruyó la credibilidad del congreso y de los partidos. El daño estructural estaba hecho.
El entorno se modificó. Todos los frentes se deterioraron: se desprestigiaron los partidos, los gobernadores y la impunidad asegurada como bien mayor fue el eje conductor de esa amnistía sin culpables.
Y se le revirtieron los daños a Peña que no tuvo línea de defensa. Sus pecados salieron a la luz y Videgaray, ante la catástrofe anticipada siguió la recomendación de Michael Korda, de que no hay un mejor padrino que uno nuevo; y él y Peña, buscaron a Trump. Eso supuso de inmediato un golpe de timón. A la vez fue el inicio de la reversa de las reformas -las que ahora se ven endeblemente construidas- edificadas en la cimentación arenisca de los moches grandes.
Con López Obrador empieza el regreso de la historia.
Los mayores cambios cualitativos de los últimos 25 años, las reformas de Peña, todo indica que desaparecerán o quedarán mutiladas. Ahora sin partidos, sin proyectos porque se van a a caer en el mediano plazo. Con contratos incumplidos de los que hay que pagar los cuantiosos castigos; con tasas de interés al alza; sin TLCAN, con un acuerdo binacional del que se sabe solo poco; el veredicto es claro: la democracia si sobrevive, tendrá que cobrarle a Peña todo el tiempo perdido.
Columna Geopolítica del 27 de agosto de 2018
Jorge Miguel Ramírez Pérez
Como un reguero de pólvora fue la noticia este fin de semana en todas las redes, el anuncio de que Tatiana Clouthier mejor optaba por la diputación plurinominal en vez de una subsecretaría en Gobernación, una que por supuesto ni había tomado posesión y que tampoco existe, porque se supone que es una propuesta nueva, la de "participación ciudadana". Y los comentarios no se han dejado de externar como si fuera una ruptura dentro del círculo cercano del líder político, Andrés López Obrador.
La que será secretaria de Gobernación Olga Sánchez se apresuró a explicar lo inexplicable, que por motivos familiares no se contaría con Tatiana, como si fuera de suficiente peso argumentar un apego a una ciudad por encima de las jugadas políticas que se cocinan en la capital. Nada más falso.
El pasado 15 de agosto lo anticipé al analizar las escaramuzas de la señora Olga Sánchez por enarbolar la agenda que cada vez mas casualmente coincide con George Soros y su Open Society . En esa ocasión publiqué que "Tal vez por eso se siente Tatiana tan desangelada, primero bajo la batuta de la ex ministro, y ahora al darse cuenta que su jefe real, será Encinas".
Y es que la lógica indicaba con el nombramiento de subsecretaria que a Tatiana la desplazaban a otro nivel.
Fue enviada a una escala jerárquica que no se correspondía con lo que hizo durante la campaña donde salió a dar todo en los debates de medios electrónicos tanto en radio como en televisión, y resultar triunfadora ante otros, que no tenían argumentos como Jorge Castañeda; tal vez sea mayor su mérito que se aventó a discutir temas sin experiencia en el gobierno, lo que pocos notaron, -porque están igual de ajenos al tema de gobierno- pero la hija del Maquío sustituyó sus carencias con enjundia; y eso, le ayudó a forjar una imagen de mujer combativa, que pesó más que los errores e imprecisiones y sofismas a los que tuvo que recurrir cuando desde el celular los que la asesoraban, tampoco tenían claridad.
Insisto, a Tatiana no le favoreció la balanza –comparativamente- con muchos desconocidos que tienen en sus manos nombramientos de mayor responsabilidad, que aducen conocimientos académicos pero con una producción científica pobre y cualidades mucho menos calificadas que ella. La sospecha de que su apellido fue usado sin retribución, retumba en los corrillos.
Los detalles anecdóticos se desconocen para el gran público, a mí me parece que no solo fue un problema de jerarquías, sino de incompatibilidades ideológicas como de carácter con una Secretaria protagónica que no va a admitir rivalidades de imagen.
A Tatiana se le puede señalar con inclinaciones empresariales, ese es y ha sido su entorno; si esta es la razón, al rato sale Alfonso Romo, lo que no parece concretarse por ahora. Lo que si creo es que Tatiana Clouthier conserva valores de la familia y no se puede decir que sea una activista que pueda someterse a la agenda que trae la señora Sánchez por ejemplo. Porque fuera de ese discurso, se duda por todos lados que la que será la secretaria del área política del ejecutivo, pueda tener la capacidad de negociación, la humildad y tolerancia con firmeza que se requiere. El que mas se acerca a esas cualidades es Alejandro Encinas, quien será según mi apreciación, el verdadero secretario que hará la chamba política. Y de esa manera, en automático la Clouthier estaría para efectos prácticos en un tercero o cuarto círculo, distante de Obrador.
Un fuerte factor de ese desplazamiento sin duda fue la expresión abierta de Tatiana en contra de la designación que hizo Obrador de Manuel Bartlet como director de la Comisión Federal de Electricidad, la CFE; porque cuando fue el presidente de la otra desaparecida CFE, -la Comisión Federal Electoral- permitió u ordenó, que el sistema de resultados electorales se cayera, lo que afectó a su padre Manuel Clouthier contra quien se montó el operativo incluso, de desatar una disidencia del PRI, la Corriente Democratizador que devino en el Frente Democrático Nacional para evitar que el Maquío arribara a la presidencia, se dice que todo el centro de la República, Occidente y el Norte votaron arrolladoramente a favor del panista, y en el Sur y el Valle de México, por Cárdenas.
Y por último está el principal tema de esa subsecretaría, la participación ciudadana que como tal ya está legislada, y se tendrían que realizar reformas para darle el nivel de importancia que aparentemente tienen en mente por ejemplo Pablo Gómez y otros, que quieren un asambleísmo permanente; una democracia plebiscitaria, dicen; para someter a la aclamación de la plaza pública todo asunto, sea meramente político o incluso técnico, como se ve con el proyecto de consulta del aeropuerto.
El hecho es que Tatiana se va a las curules y si no va serla líder se fortalece la versión de que cayó de la gracia del jefe.
El nombramiento de la que la sucederá en turno fue muy rápido y es el nombre, repito comparativamente de una desconocida: Diana Álvarez Maury.
Algo muy grave debió haber ocurrido
Columna geopolítica del 20 de agosto del 2018
Jorge Miguel Ramírez Pérez
El necesario y nuevo aeropuerto ha sido desde cualquier enfoque que se trate, desde que se ha planteado su solución a lo largo de los diversos sexenios, un asunto que huele mal. No solo de parte de las autoridades sino también de parte de la gente que se dice afectada. Nadie tiene razón. Todos actúan con egoísmo extremo.
El nuevo aeropuerto se necesita desde que se gastó en el pasado una millonada de los recursos petroleros en sus remodelaciones, al final inútiles, en cuanto a costo-beneficio.
Nadie ha tenido autoridad, ni capacidad política para frenar los negocios desmedidos, ni para contener la ambición de los líderes autollamados sociales, que no pueden ver algo constructivo que genere oportunidades de trabajo; sin que busquen un pretexto para chantajear y aventar a la masa infeliz, a participar como carne de cañón como han sido Atenco, Ayotzinapa y decenas de episodios, que cubren de ignominia los movimientos que pudieron ser de ciudadanos en uso de sus derechos y no lo que son, barruntos inagotables de odio e impunidad.
Por eso el asunto del NAICM era algo más que una decisión, era un punto de partida para marcar una línea distinta de lo que se acostumbra.
Porque más que una decisión que no se dio abiertamente de frente a los ciudadanos, se optó por un fallo de facto al trasladar a la masa la negativa, para que ellos digan no a todo lo que huela a la inversión promovida por Peña.
Es innegable que López Obrador en lo formal difirió hacerse cargo e irresponsablemente le impuso a sus seguidores mas intransigentes -embargados de una irrefrenable envidia social- una consulta disfrazada como la de los buenos tiempos del PRI, con la diferencia que esas maniobras eran dizque en positivo y ésta, tiene el claro propósito de tronar el proyecto que actualmente se tiene.
Así es como Obrador va a mandar a la fregada el proyecto; que ya se chupó cien mil millones de pesos solo en movimiento de tierras, dejando la duda de que la tranza mayor ya se hizo; y el perdedor para variar es el gobierno, con el dinero de los contribuyentes.
Porqué las complejidades técnicas que seguirían -que son más costosas- se van a ir al limbo; y todo, tirado al caño, pero sin investigación; solo como una maniobra que tiene más de teatro para cubrir irregularidades mayores, que un análisis serio que lleve a concretar técnica y financieramente algo que alguien en el gobierno, debió haber hecho antes de nada.
Así que lo que se esperaba no se dio, no hubo decisión ejecutiva abierta, valiente, acompañada de una denuncia de las irregularidades; porque es muy fácil hacer acusaciones para ganar votos y llegado el momento hacerla de pleito ratero.
Ahora era la oportunidad para probar lo dicho sin afectar la credibilidad de un gobierno que todavía no llega y con esto y los nombramientos de PEMEX se resbala en el juicio internacional; un juicio externo, el de los inversionistas que le cuesta a México en indirectos financieros, esos que afectan a la economía nacional, como las desconfianzas que determinan los covenants y hacen subir tasas de interés y condiciones, que no pueden ser desatendidas.
Ahora falta saber cuáles fueron los acuerdos en corto con Slim y los aparentemente afectados; porque se van a saber, dejando en evidencia las tomadas de pelo, de que se iba a resolver técnicamente el destino del aeropuerto y todo va a parar en un mitin.
Por supuesto que también en esa trama se tendría que consultar también si el aeropuerto militar de Santa Lucía deberá ser para uso comercial, para ver si es el que quiere la masa ¿o, no?
De esta manera los asesores de la "democracia plebiscitaria", también deberán informar al público -que no se sabe si son los vecinos de los ghettos alrededor del aeropuerto o los usuarios- sobre las consecuencias financieras en el entorno mundial de los compromisos de los negocios internacionales, que van a evaluar la forma como se determina por el nuevo gobierno de la catorceava potencia económica mundial los proyectos que tienen en las manos. En este tipo de sucesos van a constatar que las decisiones serán tomadas con los procedimientos de aclamación tipo Mussolini o mas corrientes como los del venezolano Hugo Chávez .
Así que se termina la luna de miel con los empresarios que han manejado los grandes negocios en México en los últimos treinta años y con el gobierno de Peña, porque empiezan las fisuras de los pesos y centavos. La cara de Alfonso Romo fue la evidencia cuando se anunció lo resulto sin resolver.
Tampoco tenía de otra López Obrador sino escudarse en la masa, porque en unos cuantos días se le han caído casi todos los proyectos como el de bajar el IVA a la mitad en la frontera, la amnistía fiscal, las dudas del tren maya que en su ruta tiene el rancho de Palenque de los Obrador, y las horas para atravesar la selva comiendo tamales de lagartija; o los fracasos del foro de consulta de amnistiar a los delincuentes; lo de estructurar una Guardia Nacional, que alguien les sugirió igual a la de Estados Unidos sin alguna semejanza con ellos para establecerla; diferir o echar para atrás la descentralización y la bronca que le va a representar con los gobernadores de ahora, quererles pulverizar el mando en sus estados con la figura mal diseñada de coordinadores oficiales del desarrollo, no de los estados sino de Morena.
A eso súmele que la gente nueva que está jalando no le ayuda a Obrador, porque nunca han trabajado, son investigadores utópicos de las universidades, que se sostienen no por su producción científica sino por sus nexos con la izquierda y con los sindicatos universitarios, y poco o nada pueden hacer con teorías mal digeridas, y sin experiencia.
López Obrador uno que llegó con una enorme confianza de la tercera parte del electorado, está a punto de arrostrar prematuramente las consecuencias de sus malas decisiones, aconsejadas por resentidos que lo único que aportan es rabia social.