Columna del 25 de febrero del 2019
El conflicto de Huexca
Jorge Miguel Ramírez Pérez
El crimen perpetrado en contra del líder de Amilcingo, Samir Flores la semana pasada afuera de su casa en esa localidad morelense; es un suceso que borda en un escenario de luchas con apariencias justicieras, que además tiene el ingrediente negativo de la confusión de los gobiernos, que se muestran perdidos por diagnosticar los hechos alrededor de la presa de Huexca; una inversión con muchas inexactitudes, y con costos por encima de lo que realmente representa la obra.
Obvio desde Calderón y pasando por Peña Nieto lo invertido tiene mala imagen. No lo que se esperaría en una construcción que busca aliviar el problema mayor de suministro de energía al país.
Esta obra tiene críticos gratuitos desde hace tiempo, principalmente por quienes no tiene alguna afectación, porque sencillamente el agua que se va a utilizar es agua concesionada hace tiempo a los usuarios de la Asociación del Rio Cuautla, la ASURCO, quienes legalmente son los que tienen interés jurídico.
Los demás son ejidatarios motivados por alguna indemnización de la nada, quienes son azuzados por intereses de tres tipos: los de las banderas radicales ligados a las insurgencias de las normales rurales, con orientación guerrillera; los chantajistas que embarcan campesinos con el señuelo de sacar dinero o forzar se les entregue dinero para obras fuera de los cauces institucionales, como el forajido y oportunista Arnulfo Montes Cué, que trae como gestor a Hugo Eric Flores, el súper delegado en Morelos, un tipo ambicioso sin formación moral que también quiere sacar raja del problema; y los ingenuos, o que le hacen al ingenuo, que oyen el canto de las sirenas que son los activistas disfrazados de ecologistas con acento de fuera, que especulan sobre presas solares y atómicas sin ninguna aportación concreta que no sea ponderar la negatividad y sobajar como inferiores a los mexicanos.
En ese coctel de mezquindades está en juego dejar la obra sin operatividad, sin cuentas claras para hacer reclamaciones a los que inflaron los costos, como un antecedente más, para que se tire por la borda lo que bien pudiera servir a los pobladores; que excesivamente serán consultados de algo que en honor a la verdad ni les va ni les viene. Porque finalmente si la consulta es adversa, ninguno está dispuesto a dejar de usar la electricidad que por cierto no produce Morelos pero si la consume.
Nadie de ellos tiene la razón pero todos se cuelgan de la luz.
Y en este año dedicado al Caudillo del Sur la ocasión se presenta ni pintada para reivindicar la nada, como factor y eje del chantaje que no requiere, sino ponerse sombrerudos y sacar mantas en contra de todo y a favor de esa nada, que eso sí,
quiere todo y sin esfuerzo; rememorando una distorsionada leyenda de Zapata en la que se entiende un tipo atrabiliario, pero contradictoriamente en esa especie de patraña, aunque no lo crea: bueno.
Y se desatan las provocaciones con los grupos de choque quemando casillas, diciendo se torturados de la nada y México sin Secretario de Gobernación, porque la que tiene el cargo estorbando, debe vigilar su departamento de Houston para que no se quejen los vecinos de que no lo habita diario, desde que anda por acá.
Y si la consulta procede a favor con los que tengan cinco dedos de frente, entonces de todas maneras la lucha por la nada, sigue, porque ya hubo mártir.
En ese mar de enredos está la declaración de un improvisado Fiscal local, Uriel Carmona, sin profesionalismo o experiencia; y sin alguna prueba, en velocidad record, de solo unas horas, sin más espetó, que lo de Samir era un atentado del crimen organizado. ¡Zambomba!
¡Pobre México, desinformado de arriba abajo, es sujeto del vaivén de las ocurrencias y los intereses mas viles. Por favor hace falta que se pongan en su concepto y contexto, cada uno de los factores y se tome en serio el rumbo de la Patria.
Columna del 11 de febrero del 2019
¿Es útil la popularidad de AMLO?, ¿y la CNTE?
Jorge Miguel Ramírez Pérez
Durante la semana pasada EL Financiero publicó una encuesta que muestra el ascenso de la popularidad del Presidente López Obrador que en diciembre tenía una aprobación de 77% y para estas fechas apuntaba, a un poco común 86%. Casi diez puntos de un jalón.
El encuestador Alejandro Moreno desde que lo escuché en un diplomado del ITAM, me ha parecido una persona profesional, digna de crédito.
Debo reconocer que en el pasado llegué a dudar de todas las encuestas incluso de las de Moreno, porque habida cuenta de analizar como se las gastaba el equipo de Peña Nieto en tergiversar los datos de opinión, no tenía duda de una enorme maquinación para confundir al electorado. Admito que me equivoqué.
Hace tiempo que se gobierna con encuestas o por lo menos son estos instrumentos de opinión los que les dan la salida a los gobernantes para no actuar. Un amigo experto en el tema, Salvador Santoyo tuvo la oportunidad de estudiar en el CIDE, las encuestas que un gobierno del pasado les cedió. Y una de las razones por las que no se había actuado drásticamente con grupos violentos como la CNTE, era que la población desconfiaba del gobierno para ejercer el orden. Y llevan tiempo cometiendo delitos al amparo de la inacción.
En el caso de la CNTE contribuye que esta agrupación argumenta, como otras de maestro en el país, se les deben cantidades importantes en el rubro de vacaciones, interinatos, bonos y otras prestaciones que los gobiernos de los estados no reciben de los convenios con Hacienda. La percepción es que es un ente insaciable, que tiene como profesión esencial la provocación; pero los gobiernos no exponen suficientemente claro para toda la población, el curso de las reclamaciones sean falsas o parcialmente justas. Y se echan la bolita, que tiene costos cada día mayores.
Desde hace varios años los gobiernos de México no tienen legitimidad suficiente, mejor dicho legitimación en términos de Max Weber, para enderezar las conductas anómicas como se hace en países europeos y en los demás.
Por eso la popularidad de un gobernante es importante mas allá de que se menciona lo superficial. Unos hablan de su imagen, su estilo, -en el caso del Presidente López Obrador- sus conferencias mañaneras que han desplazado a muchos noticieros, que tenían como consigna interpretar lo que los presidentes decían de manera formal o sibilina. Se habla también de su proyección, dicen: "tenemos López Obrador pá rato", Hasta se menciona, que tiene una popularidad que le alcanza para sacar a colaboradores de los baches en los que se meten, lo que por cierto no es conveniente.
Pero me parece que lo mas importante de la popularidad, lo que realmente es positivo en términos de gobierno es que se catapulta la capacidad para actuar en asuntos que les daba miedo a los presidentes anteriores, temor justificado en tanto su falta de aceptación real.
Allí está lo del robo de hidrocarburos, que por décadas se le sacó la vuelta y en el sexenio pasado, se convirtió de plano en una fuente más del tipo de estado criminal, que configuraron Peña Nieto y su clica.
La popularidad es útil y debe, como el poder, usarse.
Por lo pronto ya rechazó la CNDH tener responsabilidades en el asunto de la CNTE porque los derechos humanos solo dan recomendaciones a lo mucho y en contra de servidores públicos, la CNTE no entra en esa configuración jurídica; pero ya hubo deslinde político abierto de López Obrador y la CNTE.
La pelota está en la cancha del gobierno, de la Fiscalía General de la República. Los afectados ya denunciaron, los del ferrocarril Ferromex- Union Pacific-Kansas City, quienes por cierto nadie sabe como se hicieron de los ferrocarriles nacionales, sino Ernesto Zedillo, su gerente o propietario y el impresentable líder Víctor Flores; señalan la afectación, que le competería a la SCT presentarla por ser a las vías generales de comunicación; y en vez de ello, le echó la pelota hace dos semanas al gobernador de Michoacán, quien tampoco le entra a poner orden. Todos ellos impopulares hasta resultan villanos.
Me parece que en ese tema y otros, falta mucho, pero lo que importa es que ya se ha iniciado con tropiezos o no. Solo resta resolver como exige el Estado de Derecho; y las circunstancias se presentan ni pintadas.
El Presidente está en su mejor momento para hacer sentir, que hay alguien en el mando de un barco que no tenía capitán hace tiempo. Además, como lo revela la encuesta en marras, el factor del combate al huachicoléo, le sumó puntos favorables, no hay duda. Es claro, el pueblo quiere un gobierno que gobierne.
Columna del 4 de Febrero del 2019
La tradición del manejo de la economía por parte del Gobierno
Por: Jorge Miguel Ramírez Pérez
Estuvo de moda en las dos últimas décadas del siglo pasado incorporar en el gobierno mexicano profesionales de la economía como tronco sobresaliente de otras disciplinas, que como los abogados que inundaron la burocracia a mediados del siglo, desplazando a los militares que antes de ellos eran el semillero de mando del gobierno, aportaban, se decía, una visión sobre los costos de la acción pública y los procesos que le permitieran al país, sobre todo incursionar en la construcción de su industrialización.
En esa ola hubo de todo, pero inicialmente surgieron con fuerza los economistas de inclinación marxista, que pugnaban por la apropiación de parte del estado de las fuentes de producción, cuyo propósito central era que el estado mexicano tuviera una injerencia decisiva en la economía nacional.
Se empezaba con nacionalizaciones de las empresas -el petróleo era el modelo- , que siguió a otras como la electricidad; y después mediante quiebras en las que el gobierno adquiría muchas veces industria chatarra como la azucarera, o cuando las exigencias sindicales arrinconaban a los empresarios al cierre y entonces el acuerdo era, adquirir la empresa con el compromiso de mejorar hasta con exageración las condiciones laborales, como la siderúrgica; se buscaba difundir la versión de que se salvaron fuentes de empleo.
Así el estado mexicano en los años ochentas era el principal patrón en el país.
El estado mexicano manejaba el petróleo y sus derivados; la producción y distribución de energía eléctrica, minas, fertilizantes, el grano, la harina de maíz, silos, bodegas, ferrocarriles, empresas de aviación; una parte importante de la leche, de la distribución de productos alimenticios, la telefonía, las presas y la distribución del agua, transportes marítimos, hoteles, restaurantes, bicicletas, refrigeradores, y un largo etcétera entre los que figuraba la banca comercial y de desarrollo.
Para los noventa el gobierno de México en todo lo ancho de su sector paraestatal lo que tenía eran números rojos en sus ineficientes empresas públicas. Gastos que excedían sus ingresos, baja productividad, improvisados en los mandos y burocracias doradas, semidoradas o sencillamente innecesarias era el corolario.
Algunos economistas y administradores públicos racionalistas concordaban en detener esa tendencia que terminaba por solicitar créditos externos –en divisas- cuyo destino formal era lo productivo, pero en realidad acababan solventando los hoyos del desastre de la mala administración de los activos del gobierno.
Desde esa crisis que significaba un círculo vicioso empezó el gobierno deshaciéndose de empresas que debían ser un gran negocio como la de telefonía. Pero que en manos de los burócratas y los líderes sindicales, representaban un caos. La carga financiera que se arrastraba era tan pesada, que el solo hecho de no tenerla era un alivio sicológico. Se entregaron empresas tan buenas que en poco tiempo fueron unos trabucos, como Telmex y Mabe, por mencionar dos distintas en sus respectivos ramos. Las formas unilaterales de
las operaciones de desincorporación fueron opacas y se ve que los beneficiarios poco o nada arriesgaron de sus propios recursos.
Una vez iniciada esa desincorporación que no llegó a Pemex y a CFE, se siguieron utilizando mecanismos financieros pésimamente mal manejados como los tesobonos para financiar al gobierno y sus burocracias, para las que los recursos de Pemex no eran suficientes. La aportación fiscal tan elevada y la corrupción de la empresa y sus sindicalizados dejaron sin caja para invertir en tecnología y exploración y la debacle para el año 2000 era tal, que la empresa estaba ya en quiebra técnica, porque su valor era inferior al pasivo laboral. Desde entonces nadie se puede llamar a sorprendido, ni desgarrarse las vestiduras.
Desde una década atrás con Salinas y Zedillo los econometristas del ITAM hicieron su aparición, ya sin los escrúpulos de los economistas de la UNAM o del IPN; dragoneando entender el nuevo mundo del monetarismo y de las reglas aceptadas comúnmente de la economía y las finanzas mundiales. Se convirtieron en los salvadores de los gobiernos que no han querido gobernar ni reducir sus privilegios, sino solo gastar.
Sencillamente los del ITAM se convirtieron en los maquilladores oficiales de las cifras y requisitos que el entramado financiero exigía para tener liquidez. Se apoderaron de la Hacienda, de la banca central, de las instituciones financieras del Estado y de las finanzas estatales, centralizaron la recaudación y le quitaron a los gobiernos estatales el IVA, pero no promovieron la economía porque el único plan que tenían, era exportar para seguir pagando deudas en divisas que siguen hasta la fecha ahogando al país.
Hoy se destapa la Caja de Pandora y salen toneladas de pus, que con solo el hedor marea, pero a la vez de cargar con los errores inexplicablemente sin culpables, se le pega o se cae en la trampa de empezar a desvelar a la madre de los préstamos, la hoy saqueada Pemex. Porque mas allá de los tecnicismos financieros era Pemex el aval y punto de observación de los criterios por los que se juzga toda la economía y las finanzas de México.
Lo de Fitch no es hipocresía, sencillamente es la punta del iceberg que demuestra que es escasa la capacidad histórica del estado mexicano para conducir a puerto firme, la economía de este gran país.
Columna del 28 de enero del 2019
La caída de Maduro y México en su papel de enterrador
Jorge Miguel Ramírez Pérez
La soberanía de un país tiene dos componentes, uno interno, que se refiere a los que mandan, lo hagan de manera inequívoca y sin rivalidad; porque es un monopolio de la fuerza legal la que tienen en un estado, dentro de un territorio específico. El otro componente es el externo, afuera le tienen que reconocer ese monopolio de la fuerza legal al grupo que afirma la detenta.
En palabras llanas, debe haber mecanismos legales para que se le otorgue a una persona y a su grupo la autoridad adentro; y los de afuera deben reconocerlos como legítimos. En tiempos de la democracia se exigen los requisitos democráticos para que los reconozcan los gobiernos que tienen un origen semejante. Si no se les reconoce, sencillamente el trato que reciben es el que conduce al aislamiento. Cuba es el ejemplo cercano. Están parcialmente bloqueados.
En Venezuela las cosas se complican porque tiene las reservas petroleras más importantes del planeta, según Energy Information Administration (EIA) que equivalen a 298 mil millones de barriles, ocho veces más que Estados Unidos y más que Rusia, Arabia Saudita e Irán, pero subutilizadas, incluso llegan a importar crudo de Estados Unidos. Hace menos de una año descubrieron la cuarta mina más grande de oro en el mundo con 1,2 millones de onzas anuales de producción y entre sus potencialidades tienen torio, un mineral estratégico de última generación que supera al uranio; no nada más bellas playas y música extraordinaria como Cuba.
De hecho el caso venezolano es parecido al caso de México como modelo de desplazamiento de una clase depredadora con la que ya no se podía tratar a menos de que los moches excedieran a los beneficios. Porque los socialdemócratas de la escuela de Carlos Andrés Pérez, contlapache de Luis Echeverría y los de la Democracia Cristiana, los del PRI y el PAN de allá, eran repudiados por corruptos al interior de Venezuela como en el exterior, de todo sacaban raja y aportaban nada.
La hipótesis geopolítica indica que la complacencia para echar fuera a los corruptos y sus redes, que encarecían cualquier inversión de manera excesiva, permitió la llegada de Chávez un mitómano; y la permanencia de un empleado del Metro de Caracas, Nicolás Maduro, empoderado por los Castro por manejable.
Pero como ya se succionó la riqueza financiera de la clase depredadora y sus recursos están en el primer mundo, especialmente en Miami, los esbirros del bolivarismo de primera generación, los de la era Chávez-Maduro sobran, no hacen falta.
Capital mundial de EUA, Rusia y China están en la pelea del subsuelo y del agua de la Cuenca del Orinoco. Los acuerdos que quieren develar en Washington entre Trump y Putin, que hablan de una bipolaridad negociada pero sin guerra fría, sino repartos geopolíticos, no son descabellados y la posición de Venezuela cae en la férula de la región hemisférica, así de sencillo, porque en esta etapa Rusia y China van a ser considerados en alguna pingüe sociedad.
Lo que faltaba era la parte política discursiva para manejar la transición y es por eso que México entra, con un gobierno que avala a Maduro enviándole un funcionario de cuarto nivel, al Encargado de negocios, como representante en la toma de protesta: ¡Insólito!
Una vez establecido México como interlocutor se desata la operación para echar afuera al dictadorzuelo.
Porque los catorce países de América, incluyendo Canadá, que siempre le hace al liberal, rechazan a Maduro, pero ¡oh sorpresa! No critican a México, el clavo ardiendo del que se agarra Maduro, mas un clavito de pantalla, Uruguay.
Después vienen las declaraciones, comienza la de los militares venezolanos desde Perú llamando a la insurrección y acto seguido, la madre de todas las declaraciones, la Declaración Pence marcando el derrotero preciso de lo que va a suceder. Salen las multitudes que alguna vez aclamaron a rabiar a Chávez marchando en contra. Se declara presidente Juan Guaidó y queda agarrado al clavo ardiente Maduro, porque nadie más lo apoya, "moralmente" lo hacen China y Rusia, ésta última potencia contacta a Maduro con la agencia " de soldados de la fortuna rusos para acompañarlo a su tumba política y México lo invita a salir de Venezuela, "para platicar".
En la versión pragmática, como dijo Ruiz Cortines al candidato de sus afectos pero no de sus compromisos: "perdimos compadre" .
Maduro no tiene para donde hacerse lo suyo es caída libre, es cosa de días el ultimátum de Europa como acto protocolario final; no es pose, porque los ingleses ya le negaron las reservas de oro que había duplicado Venezuela hace una solo una semana. Solo faltan las negociaciones de la transición, está en juego su vida si se equivoca, como el Shah de Irán que estaba en Cuernavaca, pero lo persiguió Joimeni, hasta que lo enfermaron mortalmente y al menos se salvó su familia. A Maduro le iría bien hacer una pantomima como la que le instruyeron a Cárdenas, de la República Española en el exilio, una réplica en Cancún y arroparse con México. ¿o no Marcelo?