Columna del 25 de noviembre del 2020
Obama, el poder de la demagogia y la fantasía política
Jorge Miguel Ramírez Pérez
Acaba de publicar un libro Barak Obama, que tituló ampulosamente "La Tierra Prometida", en inglés: "The Promise land", es un mamotreto de casi mil páginas por lo menos, la versión que circula en las redes con todo el apoyo seguramente de los propietarios de esos medios, que nada advierten sobre si es o no una copia autorizada.
Pretende ser el libelo propagandístico, una autobiografía escrita al estilo de James Baldwin. Lo hojeé y me pareció doble i, insulso e intrascendente. No me atreví a usar mucho tiempo para leer las inclinaciones del expresidente creado en un ambiente musulmán intolerante, el de Indonesia en sus primeros años; por las lecturas protomarxistas; tampoco me parece interesante saber lo "casto" que no se pudo comportar Obama, con las chicas del Occidental College, donde cursaba. No me gustó que las describiera con su nombre y las denostara, no porque sea falto de caballerosidad que lo es, sino porque dragonéa políticamente en el papel, de un supuesto defensor de la mujer y sus derechos.
En fin, Obama es el mismo del estilo rebuscado, propio de sus discursos sin consistencia, indefinidos, llenos de lugares comunes y sus referencias que conducen siempre a la discriminación hacia los negros, que es su tema, por no decir que es el único, porque cierra presumiendo ser el conductor de los estadounidenses a una tierra prometida, que desconoce y que le parece bien robarse el concepto bíblico, que no entiende sino como una utopía de su propia mente manipuladora.
Reforzó Obama la estrategia de la promoción del libro, con una serie entrevistas. Entre ellas una larga con el periódico español "EL País" donde no dijo nada nuevo, atacó a Donald Trump en términos de ser distinto a él, pero sin un solo argumento consistente, por ejemplo se refirió a la pandemia y aseguró que Biden, la iba "a controlar", está igual, pero con mayor sofisticación, que la secuaz de Maduro, que dice que ya tienen un convenio con el corona virus para que no afecte a la salud de los venezolanos.
Revela Obama entre líneas que no pueden hacer mucho para devolverle viabilidad al proyecto que traían antes de la llegada de Trump.
La entrevista y el libro mostraron inusitadamente, una deliberada acción en los medios por llenar el vacío que se ha producido por las menciones del fraude electoral y el cuestionamiento al sistema democrático de los Estados Unidos.
Por una parte, tanto el libro como las entrevistas en los diferentes medios, persiguen el propósito evidente de apuntalar a un Joe Biden que no logra cuajar en el ánimo de los estadounidenses. Un político desabrido, que no trae propuestas realistas que no sean deseos descabellados, y que no evoluciona hacia su legitimación, no su legitimidad, no se siente Biden con los hilos de la conducción, tiene tropiezos. De hecho, sigue la línea demagógica del propio Obama, hablar mucho, con buena rima, pero sin claridad en los temas, o con intenciones y sueños que por acá en nuestros lares les llamamos sueños guajiros.
En el fondo también habría que sumarle a las gestiones abogadiles de Obama en favor de Biden, que parece caminar entre la duda de los estadounidenses "promedio", también el intento prematuro por lanzar una campaña orquestada para hablar exageradamente a favor de Michelle Obama, su candidata tapada, porque le urge posicionarla para que la Kamala Harris, no le gana el brinco; que de hecho le lleva ventaja sobre todo si sustituye a Biden, que se le ve abrumado.
Obama es todo un dictador con cautela cuida un estilo no burdo, ya fue presidente ocho años; Trump, le quitó encima la férula de Hillary, y ahora Biden sin su ayuda no podrá dar un paso, solo falta que escala a su esposa para hacerse de las riendas sin desgaste.... Porque para comenzar ya les vendió la versión secularizada de la "tierra Prometida" en defensa de las ideas iluministas de la ilustración del siglo XVIII como lo dijo en la entrevista a "El País".
Finalmente Obama se siente un ser superior, al final de la entrevista de El País, refirió la anécdota de que un niño, le pidió tocar su cabeza y su pelo, y el infante, dijo que se sorprendió que era igual que el niño; lo dijo de manera tal sentimental que la gente se siente impactada, pero si usted revisa después de sus emociones, casi dice que el niño descubrió que ese dios que tenía enfrente, por supuesto Obama: ¡era humano!
Columna del 18 de noviembre del 2020
Le faltó tiempo a Trump. Y a echarse para atrás con lo del general Cienfuegos
Jorge Miguel Ramírez Pérez
El jueves pasado Donald Trump quería pasar a la historia atacando a Irán porque esa potencia como siempre pasándose de abusivos, estaban enriqueciendo Uranio por 2400 kg. ocho veces más que los 300 autorizados. La ONU a través del organismo que vigila esos procesos, fue la que informó.
Por supuesto que el Uranio en dirección a alcanzar un mayor calibre es para armas nucleares de propósitos devastadores. El acuerdo con Obama del 2015, lo suspendió Trump en el 2018, porque según él, tenía datos que le informaban que no lo respetaban los iraníaes.
Le faltó tiempo a Trump para darle un golpe con misiles o cibernético a la planta de Natanz, donde se procesa el equipamiento nuclear de Irán, como lo hubiera deseado.
El tema de los ayatolas fue recurrente y desde su campaña hace cuatro años había prometido que le iba a poner un estate quieto al gobierno de los clérigos musulmanes. No lo hizo en su momento y se le escapó la posibilidad de desatar un conflicto de proporciones mayores, pero a la vez, perdió la oportunidad de posicionarse como la mayoría de los presidentes estadounidenses, como un patriota en activo; echándole pleito a alguna potencia para sacar provecho de esa veta, que es el sentimiento de regir los destinos políticos del mundo, que todo ciudadano de ese país guarda en el fondo de su corazón.
De todas maneras, Trump como presidente, a escasos meses del inicio del nuevo mandato presidencial que oficialmente no se define, pero que la opinión pública le otorga a Joe Biden; va a intentar cumplir la promesa que hizo en el pasado también, de sacar por lo menos el 50 % de las tropas de EUA en Afganistán e Irak. En el primer caso, llevan más de 20 años estacionadas en ese territorio, que también significó en el pasado un serio debilitamiento del poder soviético. Sus asesores consideran precipitado que lo haga antes del 15 de enero.
Pero lo cierto es, que la mayor parte de los cambios en materia internacional que realizó Trump, desde que asumió la presidencia, no se pueden desechar tan fácilmente como suponen muchos de los demócratas.
Y tal como reproduce en una nota el Financial Times, Joe Biden no tiene los elementos para generar otros rumbos, o para devolverle a Estados Unidos, la política internacional que tenía antes de la llegada a Trump, porque mucha de esa producción era ineficaz y precisaba de decisiones que urgían para detener el desgaste que implicaba, por ejemplo: el apoderamiento de China de la deuda de Estados Unidos, su imparable piratería en todas las ramas industriales; los conflictos de Siria, la promoción del Estado Islámico; detener la fuerza de Hezbolá en Líbano y la urgencia de relevancia de Israel como eje en la zona; así como el crecimiento de la coalición de chiitas usando la facción del Yemen del Sur, entre algunos de los estragos heredados, por no señalar también la desconfianza de Erdogan el jefe turco y elemento sustancial de la OTAN, que le achacaba a Obama el intento de sustituirlo con un clérigo del tipo de los ayatolas.
Así que, con Biden no se sabe que sigue, pero se supone muy difícil sería reinstalar los proyectos de los hermanos musulmanes como activistas operadores del Medio Oriente, o el regreso de Inglaterra a la Unión Europea, por señalar dos asuntos.
Por eso me parece relevante que los apresuramientos en materia internacional no debían seguir pautas bajo presión de los medios a quienes Trump les disgustaba. La posición mexicana con todo y que fue criticada por los promotores del besamanos oportunista a Biden, no opinaban con la paciencia y reflexión que estaba en juego en la agenda bilateral.
Se vieron los mexicanos concentrados, -tal vez por esta ocasión solamente- en temas realistas y no en temas secundarios de buscarle caer bien a un líder político como si fuera ese propósito una estrategia central con el país mas poderoso, como si se guiaran esos factores sociales de manera determinante en el juego pesado de los intereses de las dos naciones.
Un asunto importante de esa agenda fue lo que ayer dio a conocer el Canciller mexicano Ebrad, referente a la furtiva aprehensión del alto mando mexicano, general Cienfuegos. El fiscal estadounidense Barr concretó el acuerdo con la Fiscalía mexicana, de ponderar el compartir esfuerzos, léase información precisa y relevante entre autoridades; aceptando de hecho, el carácter unilateral de la operación en el aeropuerto de Los Ángeles.
Creo que, si los acelerados hubieran sido escuchados, claramente les podrían haber dicho que se arreglaran con Biden, en detrimento de las relaciones de manera enfática.
Por eso la espera ha sido fructífera. Está en juego mucho. Finalmente para todo hay tiempo decía el Eclesiastés, el inquietante Quhlet.
Columna del 11 de noviembre del 2020
La elección de hace ocho días y lo que pasará en México
Jorge Miguel Ramírez Pérez
Ya casi no hay pretextos que invocar para que el gobierno mexicano defina públicamente sus compromisos. Muchos países de Europa y Canadá también socio de Estados Unidos, se adelantaron al saber las primeras noticias y reconocer en Joe Biden, al triunfador de las elecciones de la semana pasada.
El canadiense se las cobra a Trump, que tuvo expresiones agresivas en su estilo rudo hacia su persona, pero Rusia, China, Brasil y México se vieron cautos y hasta ayer no se pronunciaban.
Muchos en el caso de México lo ven inoportuno porque estiman se puede producir una andanada de represalias contra el país, e ilusamente creen que, apresurando el besamanos se pueden detener las tan comentadas represalias, que por cierto ninguna de esas suposiciones se maneja suficientemente razonada.
Contra el Tratado que es de primera importancia, la única acción avisada con Trump o con Biden, es la de revisar cada vez ejerciendo mayor presión, las condiciones de los trabajadores mexicanos que, de acuerdo con los intereses de los demócratas a nivel de la cámara de representantes, no deben ser tan dispares comparativamente hablando con las condiciones de los trabajadores sindicalizados en Estados Unidos, que siguen siendo una fuerza corporativa del Partido Demócrata.
El Congreso independientemente de quien sea el presidente y tengan o no mayoría, los demócratas como hace años la tienen, seguirán esa política que está muy lejos lamentablemente de convertirse en realidad. Nuestros trabajadores no gozan de los salarios y prestaciones de la Unión Americana, si los tuvieran, no habría tratado sencillamente porque, sobre todo, es en el recurso humano donde se les vuelve cara la producción para los vecinos.
Los asuntos de control de drogas y seguridad son similares; ellos quieren acciones más contundentes como México quisiera que descendiera el consumo allá, y hasta acá; en ese efecto espejo que tanto daña. De todas maneras, las ofensivas del aparato de inteligencia en la materia no tienen visos de detenerse por causas de los resultados electorales. Van a apretar más. Punto.
En lo de migración hay algo distinto, y no son las acciones, sino los discursos; Trump consiguió poner una barrera en México, en los estados fronterizos con Centroamérica. El objetivo era desalentar a la gente que intentaba pasar sin reglas desde una distancia considerable; y esta política ha empujado al gobierno mexicano a cambiar la recurrencia de una pasividad tradicional en el tema. Obama hablaba mucho de las bondades de la migración, pero sus deportaciones alcanzaron deportaciones históricas. En otras palabras, en migración aunque se escuche diferente, las cosas seguirán las misma lógica: impedir que los pobres de la tierra abarroten a Estados Unidos.
Tal vez Biden incremente la migración de gente que proviene de países musulmanes como parte de los acuerdos militares y de inteligencia, adquiridos durante el gobierno de Obama, cuando operaban Estados Unidos y potencias islámicas sunitas radicales en la misma sintonía, contra otras potencias islamistas de diferente signo como los chiítas.
El hecho es que el Estado Islámico está en condiciones de debilidad estructural, como para ser parte sustancial de las agresiones de Obama contra Siria. El autonombrado califa de ese adefesio político, Abu Bakr al- Baghadadi, fue eliminado cuando las tropas estadounidenses dejaron de proteger su agresividad potencial y criminal, dejaron de operar bajo el supuesto de destronar conjuntamente al dictador sirio Bashar al-Ásad.
También es difícil que Estados Unidos cambie su política con Irán, porque lo que se avanzó en los últimos años es irreversible. Básicamente es la consideración a ese país es de enemigo, como en realidad lo es.
Con China si Biden intenta cambiar, cometerá un error grave, no puede reconectar sin altos riesgos para el destino de Estados Unidos. Se verá forzado a abandonar esa escalada de beneficios que los Bush, los Clinton y Obama, cedieron para mantener cierta afinidad para cercar a Rusia.
Por lo mismo, reactivar la enemistad cerrada con Rusia sería una decisión política y militarme adversa. Estaría tentado Biden, a intervenir en Ucrania, tal vez por eso la piensa Putin para reconocerlo. En el caso de China, me imagino que esperan no enemistarse mucho más con Trump.
Son muchos los escenarios que la gente al votar no toma en cuenta. Por eso hay que irse con tiento. Tal vez, si los votantes analizaran los riesgos más allá de Estados Unidos, los resultados serían menos dirigidos a centrarse en la imagen de los contendientes. El ejemplo de esos conflictos latentes es con Turquía, que es una pieza clave en la OTAN que ha dejado de confiar en Estados Unidos desde Obama, cuando todo indicaba que un líder religioso sería impulsado por la Clinton, para sustituirlo.
En lo que concierne a América latina, se va a quedar sin proyecto. A nadie le interesaría su reinserción, así de claro.
Lo que resulte de este asunto electoral va a tomar un tiempo, Rudy Giuliani el hombre detrás de muchas operaciones estratégicas ya dio la cara para encabezar la demanda de anulación de los votos irregulares. El exalcalde de New York, no es ningún iluso, al contrario, es un político pragmático, que corre riesgos, sí; pero siempre con una estrategia de fondo. Así que, esperar, no es algo insólito.
Columna del 28 de octubre del 2020
¡Ahora sí, un tema de fondo! Estados fuertes contra el Centro
Jorge Miguel Ramírez Pérez
El lunes, en diez entidades de la república hubo rechazo al proyecto centralista que siempre ha tenido la burocracia erróneamente llamada federal, en su afán de restarle dinero a los estados y municipios y concentrar lo que más se pueda, para que el dinero de los contribuyentes sea la utilizado discrecionalmente por el Ejecutivo. La maniobra que tradicionalmente hacen los empleados de Hacienda respaldados por el Congreso ya no les cuaja con la facilidad con la que antes lo hacían.
El tema, aunque parezca superficial como muchos de los que se mencionan entre los opositores que no logran trascender hacia la arena de los jaloneos, si representa un asunto sólido, complejo y muy distinto a los trillados como la cancelación del NAIM, obra maligna del exsecretario Urzúa, que por cierto todavía no tiene el valor de explica el arreglo financiero de esa decisión, sus costos y los afectados, como los trabajadores con sus AFORE, que perdieron sin tener vela en el entierro. Sencillamente su dinero se lo desaparecieron a la filosa.
El punto es que no es lo mismo quitarle el dinero a los trabajadores que no tienen sindicatos verdaderos, ni instituciones que los defiendan, ni voceros que se inconformen de la inmensa ratería; porque en el sistema político mexicano el trabajador no tiene poder, es un cero a la izquierda; cosa que no sucede con los gobernadores que tienen mando, aunque el centro los quiera ningunear.
Pero vayamos por partes, porque el problema de repartir el erario nunca se ha entendido en México, desde siempre. Los dictadores que recibían dinero de la aduana de Veracruz durante todo el siglo XIX, incluyendo a Juárez, cuando sentían que su suerte política se hacía incierta, corrían al Puerto a apoderarse de las arcas del dinero fresco de la aduana. Esa y ninguna otra era la razón de ir a Veracruz ante el peligro.
De hecho, el primer presidente de México un sujeto apodado Guadalupe Victoria, tenía en Puente del Rey, hoy Puente Nacional un retén con facinerosos para arrebatarles el dinero y mercancías a los que transitaban por ese vado cerca de Xalapa, de esta manera era el único político en los albores de la vida dizque independiente de México que era un político rico, no uno pobre parafraseando prematuramente a Carlos Hank González.
Cuando se confrontaron los federalistas y los centralistas fue por lo mismo, los primeros no querían soltar un clavo. Y hoy siguen igual. México ha tenido que aguantar a lo largo de la historia conflictos que causaron divisiones y separaciones definitivas como fue el asunto de Texas, que salió todavía peor con la pérdida de la mayor parte del territorio nacional; o conatos de separación como las Repúblicas del Rio Bravo o Yucatán. Todo porque el centro tenía los recursos y no quería distribuirlos con las entidades.
Con el acuerdo fiscal de fines del siglo pasado se les obligó a los gobernadores, todos priístas, y bajo control, que renunciaran a sus facultades recaudatorias a cambio de concentrar todo en el organismo que devino en el SAT para hacer una bolsa común.
En un principio les dejaron a los estados el IVA pero como vieron los burócratas hacendarios que era un impuesto moderno y productivo, se lo quitaron a los estados, y los tres impuestos importantes el IVA, el Impuesto Sobre la Renta (ISR) y luego los impuestos especiales: gasolina, tabaco, alcohol, etc. Los maneja el Centro, un poder superior en la práctica, al de los poderes estatales que forman en la Constitución la esencia jurídica de una República Federal.
El SAT no se da abasto de tantas ocurrencias que tiene que cubrir, las que le ordenan desde Hacienda, pero como es un órgano central, vertical y ajeno de la vida de las personas, no tienen la estructura para conocer los ingresos reales, algo diametralmente distinto al esquema de los romanos, que concesionaban mediante una venta a los lugareños ricos, la plaza de recaudador y le dejaban una partida de matarifes romanizados, para que tuviera dientes. El SAT es un poder en sí mismo, una mafia de burócratas que están más interesados en realizar componendas que en conocer el panorama real de la recaudación.
Por su parte los gobernadores ya no tienen impuestos de calidad porque se los quitó el Centro, y entonces como el predial se lo dieron a los municipales; por supuesto que tienen que brincar en defensa de sus gobiernos, si no, no sobreviven. Pero éste, que es un problema político, se lo encargan a los burócratas que no entienden la dimensión y la complejidad de este problema, menos sus consecuencias.
Hoy México está en el umbral de una reorganización mayor, sin que entiendan los que toman decisiones que los caminos fáciles están clausurados. Hace rato que lo venimos advirtiendo, es una bomba de alcance mayor de los que la pueden detonar. La economía en la mayor parte de las entidades está paralizada, punto.
Este conflicto ya no está en las mesas de las promesas, sino la amenaza se cierne en el horizonte de la integración del país, revísense los casos de Cataluña, del País Vasco, del Norte de Italia, y muchos más en el orbe, es algo de actualidad en todos los sentidos, no únicamente en la raíz de los ingresos y egresos, que por ahora es la piedra de toque para desembocar en algo para lo cuál el equipo del gobierno central no tiene arreos.
Los criterios insensibles de abogados inexpertos del gobierno, sugieren utilizar interpretaciones forzadas de la Constitución para forzar la derrota de los gobernadores y su gente; otros piensan que en reuniones sin compromisos se pueden diluir los agravios.
En lo personal, creo que el asunto ya escaló y ante la previsible andanada en los medios y la burla, los gobernadores no pueden a estas alturas rajarse, así como así, porque independientemente hacia donde lo muevan van a recibir lo que, de otra manera, ni en sueños lograrían sobre todo en el terreno político. Se puede decir que es esta la lucha política del 2021.