El gobierno vive transformaciones impensables, inéditas. Su eje está en una concentración del poder sin precedente y las extiende a todos los ámbitos. Abarcan instituciones, leyes, usos y costumbres. Su propósito es funcionar con el máximo de eficacia. Sobre esas bases quiere cambiar a México.
Cursaba la primaria cuando asistí por primera vez a un mitin. Era un acto de campaña en una colonia popular. Sobre un templete, el candidato decía un discurso encendido. Los asistentes aplaudíamos inducidos por el maestro de ceremonias, casi en cada frase.
En este tiempo de pre-inscripciones para los niveles básicos, a muchos padres comienza a generarles angustia, no sólo el área económica, sino los muy temidos exámenes de admisión. A tal grado llega la angustia que la comunican a sus hijos, ya que muchas de las veces la palabra ¨examen ¨ trae sus recuerdos de lo que significaron o siguen significando para ellos.
Débil, seriamente disminuido en sus posibilidades de triunfo por las profundas divisiones y disputas internas, el panismo inició ya el avance hacia la designación de quienes, en julio, deberán representarle en la disputa de poco más de un millar de posiciones en 14 entidades del país, particularmente en la puja por conservar la más emblemática de sus gubernaturas: la de Baja California que, con Ernesto Ruffo Appel, arrebató al priismo en 1989… y aún hoy conserva.