Jorge Ramos Ávalos (Reforma, publicado originalmente el 8 de septiembre de 2014)
Es la tercera vez que escucho el mismo comentario en una semana. Para los que trabajamos cubriendo noticias, reportar en pocos días sobre una guerra, una invasión, una alerta terrorista, dos huracán y tres declaraciones presidenciales es algo normal. Pero sí tengo que reconocer que es cada vez más difícil explicar lo que está pasando en el planeta. Existe una clara sensación de desorden.
Prefiero, por supuesto, este moderno desorden al orden de la guerra fría. El mundo estaba dividido en dos; los que estaban con los estadounidenses y los que estaban con los soviéticos. Vivíamos aterrados del botón nuclear. Pero todo era más fácil de explicar.
Hoy hasta el presidente de Estados Unidos, Barack Obama –ex profesor universitario y gran orador- tiene problemas para explicar lo que está pasando. “Si ves los noticieros, tienes las sensación de que el mundo se está desmoronando”, dijo recientemente. “Pero la verdad es que el mundo siempre ha estado desordenado y turbio. Lo que pasa es que ahora nos damos más cuenta debido a las redes sociales.”
La verdad es que una buena parte de la humanidad esperaba que el presidente de Estados Unidos, la única superpotencia mundial, pusiera orden donde no lo hay. Pero está claro que Obama no puede y no quiere. No puede, por ejemplo, evitar la invasión en cámara lenta de Rusia en Ucrania, ni lograr la paz entre israelíes y palestinos. Y no quiere meterse en otra guerra, como la de Irak o Afganistán. Por eso su extraño reconocimiento público de que no tiene una estrategia para resolver el conflicto en Siria, a pesar de que dos periodistas norteamericanos han sido decapitados en público.
Como lo veo -cubriendo noticias todos los días durante 30 años- actualmente hay tres grandes tendencias ocurriendo en el mundo. Uno: están surgiendo nuevas potencias que retan el dominio de Estados Unidos. Dos: ideas, grupos y gobiernos totalitarios están poniendo a prueba la democracia, la tolerancia y el concepto de pluralidad. Y tres: grupos radicales están utilizando la violencia y el terrorismo como método para luchar contra estados e instituciones a través de la llamada “guerra asimétrica”. Por esto el mundo está tan desordenado.
Vamos por partes. Primera tendencia. El rol de única superpotencia de Estados Unidos (desde la desintegración de la Unión Soviética) es ahora cuestionado por la Rusia expansiva y nuclear de Putin, por la enormidad de China y por grupos regionales como BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y la Unión Europea. Estados Unidos ya no puede andar de cowboy por el mundo. El dólar y su ejército no es suficiente para imponerse su hegemonía. Estamos en la transición de un mundo unipolar a uno multipolar.
Segunda tendencia. La historia no llegó a su fin, como sugirió en 1992 Francis Fukuyama. Las democracias están siendo atacadas por todos lados. La primavera árabe es ahora un invierno totalitario. Cuba y Venezuela son experimentos dictatoriales. Y grupos extremistas islámicos, desde Hamas hasta ISIS y Al-Kaeda, tratan de imponer por la fuerza su despiadada visión del mundo. Hay un resurgimiento de ideas y grupos totalitarios que no toleran el pluralismo, la verdadera democracia, las libertades individuales y el sagrado derecho a disentir. Es el brutal totalitarismo contra la moderna pluralidad.
Tercera tendencia. Narcos y terroristas son iguales. Utilizan la violencia, el secuestro, la violación, la amenaza y la extorsión para atacar a gobiernos e instituciones mucho más grandes. Es la guerra asimétrica. Los actos del 9/11 son su ejemplo a seguir: 19 terroristas en cuatro aviones mataron a casi tres mil norteamericanos. Por eso Inglaterra declaró alerta “severa” de terrorismo y Estados Unidos se ha visto obligado a actuar tras la decapitación de ISIS de los periodistas estadounidenses, James Foley y Steven Sotloff. Su idea es que unos pocos puedan causar máxima destrucción.
Por todo esto –la pérdida de poder de Estados Unidos, el resurgimiento del totalitarismo y las acciones violentas de grupos radicales- el mundo está alborotado.
Pero -recordando mis clases de historia- nada de esto tiene que ser permanente: lo hecho por el hombre puede ser cambiado por el hombre. Sí, efectivamente, el mundo está muy raro.
Juan Pablo Castañón (yoinfluyo.com)
La discusión de la política económica de 2015 que está iniciando en el Congreso, abre un periodo de reflexión para que los legisladores, el gobierno, los sectores productivos y los actores sociales entablemos un diálogo constructivo, de manera que cada uno desde nuestro ámbito, hagamos lo necesario para aprovechar al máximo nuestra plataforma de reformas estructurales.
Para que nuestra economía crezca en 2015, es imprescindible fortalecer el mercado interno, potenciar la inversión y apuntalar el empleo. La mejor forma de hacerlo es a través del fortalecimiento y crecimiento de las propias empresas, mediante incentivos para la formalización y la inversión, la creación de más puestos de trabajo y la adopción de innovación y tecnología que generen valor y, por tanto, mejores ingresos y salarios para los trabajadores.
Los especialistas de la COPARMEX están realizando un análisis profundo del paquete entregado la semana pasada al Congreso, con los Criterios Generales de Política Económica; la iniciativa de Ley de Ingresos y el Proyecto de Presupuesto de Egresos para 2015.
En los criterios de política económica se prevé para 2015 un crecimiento de 3.7% en términos reales, con un déficit fiscal de 3.5% del Producto Interno Bruto –considerando inversiones de las empresas productivas del Estado–, y un gasto neto del gobierno federal de poco más de 4.6 billones de pesos.
En materia de ingresos fiscales, la señal de que no habrá cambios tributarios para los contribuyentes y las empresas, es importante reconocerla, porque aún seguimos en proceso de asimilar los costos de la reforma fiscal que entró en vigor este año.
Sin embargo, necesitamos que la economía crezca vigorosamente, y debe cuidarse que no se incrementen las aportaciones, derechos y cuotas que las empresas formales aportan al Estado mexicano y sus instituciones. Si aumentaran nuevamente los costos laborales por esos conceptos, no será fácil alcanzar el crecimiento vigoroso que necesitamos.
En este punto insistimos: desde hoy, necesitamos nuevos incentivos para la inversión y el empleo. Desde la deducibilidad inmediata de las inversiones, como la promoción de la generación de empleo localmente, en algunos estados, en algunos clusters. Es importante incentivar la inversión privada y la generación de empleos.
Por el lado del gasto, el reto es determinar con precisión el destino de los recursos establecidos en el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación, cuidando que éstos tengan un impacto en la economía real, para impulsar el crecimiento.
Ahora que, por ejemplo, se propone consolidar diversos rubros presupuestales al transformar Oportunidades, el principal programa de combate a la pobreza, en Prospera, sería deseable un esfuerzo de compactación, para evitar duplicidades y aprovechar de manera más eficiente los recursos públicos destinados a combatir la pobreza.
Hay una gran área de oportunidad para mejorar la calidad en el ejercicio del gasto público, si se da un verdadero compromiso de los tres órdenes de gobierno, del Congreso y del Poder Judicial para mejorar su eficiencia, para ejercer los recursos con transparencia y rendición de cuentas.
Para el sector patronal, es acertada la iniciativa de formalización “Crezcamos Juntos”, anunciada por el Ejecutivo el día de ayer, para dar incentivos a los establecimientos que hoy están en la informalidad. Esta ha sido una propuesta histórica de Coparmex: sabemos que es sólo en la formalidad donde las empresas pueden cumplir con su rol creador como generadoras de empleo, bienestar y desarrollo para las personas.
Este puede ser el inicio de una gran cruzada para la formalización, que va más allá de inscribir a empresas en el SAT, con un enfoque que busca privilegiar la inclusión y la promoción, y deja en segundo plano las sanciones. Aquí lo importante es que tengan las condiciones las empresas para crecer, y la formalidad vendrá como consecuencia. El gran reto para implementarla, dependerá del compromiso y del trabajo de los gobiernos estatales y municipales, que son el primer contacto de los contribuyentes potenciales.
En Coparmex estamos dispuestos a contribuir en este gran esfuerzo, porque nos interesa la formalización de nuestra economía: ahí es donde están, en la formalidad, la productividad y la generación de salarios dignos para los trabajadores.
Por supuesto, necesitamos ser prudentes con el endeudamiento, sobre todo porque venimos de dos años en los que se ha recargado mucho el déficit fiscal y se observa una tendencia a ampliar esa brecha.
En el paquete fiscal, se propone para 2015 un ajuste al alza en los Requerimientos Financieros del Sector Público, para llevarlo al 4% del PIB. Esto representa un incremento respecto del 3.6% que se había estimado para ese mismo año en los Criterios Generales de Política Económica de 2014.
Esta tendencia a mayor endeudamiento se aprecia también en el saldo histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público, que se ajustan a 43.3% del PIB en este paquete económico para 2015, por arriba del 41% del PIB que se había propuesto también para ese mismo año, en los Criterios de hace un año, cuando se presentaron los Criterios de Política Económica de 2014. Es decir, que el mayor porcentaje del PIB en nuestra deuda significa, con preocupación, que nos vayamos endeudando más allá de nuestras posibilidades en un futuro.
Si bien las perspectivas económicas de un año a otro siempre se van rectificando, es importante mantener en el nivel adecuado el endeudamiento y, por lo tanto, hacer lo necesario para reducirlo efectivamente en los próximos años.
Una condición para que la economía se mantenga estable es, precisamente, moderar el endeudamiento. Crecer el producto interno bruto, crecer la economía nacional, desde lo interno para lo internacional. Porque, de lo contrario, a futuro tendremos que pagar la factura. Si queremos finanzas públicas sustentables, debemos asegurarnos de que nuestras acciones presentes no condicionen el futuro de las siguientes generaciones: la deuda pública de hoy, son los impuestos del mañana.
Por ello, resulta fundamental que en los siguientes años sí se cumpla con el compromiso de ir bajando el déficit fiscal, como se ofreció desde inicio de la actual administración.
El sector patronal reitera su compromiso de cumplir a cabalidad con sus obligaciones y exhorta a los legisladores a sostener un diálogo de altura en la discusión, análisis y aprobación del paquete económico 2015.
Reiteramos nuestro llamado al Ejecutivo Federal y al Congreso para que mantengamos un diálogo social abierto, que abra la posibilidad de discutir una reforma hacendaria de fondo, que permita incentivar la formalidad, lograr una mayor eficiencia recaudatoria y bajar los costos regulatorios a todos los contribuyentes. Que nos permita fortalecer nuestra economía interna, para que las empresas puedan crecer y generar empleos dignos.
Si ya iniciamos las grandes reformas que necesitaba el país, venciendo mitos y resistencias ideológicas, ahora el reto es promover la formalización de la economía y evitar la corrupción en el manejo de los recursos públicos. Este es el eje que ahora urge al país para complementar la transformación estructural.
Con estas reflexiones, los exhorto a seguir de cerca la discusión del Paquete Económico para 2015.
Presidente Nacional de COPARMEX
Bernardo Ardavín Migoni (yoinfluyo.com)
La corrupción, agravada por la impunidad de políticos y funcionarios del pasado y del presente, deja un amargo sabor de boca, porque pone en duda la posibilidad de que los cambios estructurales, cuyo mérito no puede menospreciarse, se traduzcan, realmente, en beneficios tangibles para la mayoría de la población, en lugar de limitar sus efectos a la apertura de nuevas oportunidades, para el enriquecimiento y el beneficio de unos cuantos ligados al sistema político.
De tal manera que no es difícil explicarse por qué, ante el cúmulo impresionante de cambios que supondrían una vía nueva de desarrollo para el país, logrado en una forma casi increíble en el breve lapso de un año y medio, no resulta eficaz para conseguir una mejoría sensible en la calificación del Presidente Peña Nieto.
La reforma educativa
Otro tema, sin duda muy polémico, abordado en el Informe, fue el de la educación del cual habló siempre refiriéndose a una “reforma educativa”, concepto que supondría mucho más que los cambios logrados, los cuales se limitan en la práctica a una reforma laboral.
Además, evidentemente, a los ojos de todos, dicha reforma no ha podido ser aplicada, al grado que se ha suscitado una rebelión de los maestros de la CNTE que linda con la ingobernabilidad en algunas localidades, como en Oaxaca. Al respecto, a manera de reconocimiento, un tanto vergonzante, mencionó que había resistencias en algunos lugares.
La economía
Otra materia que ha sido motivo de severas críticas ha sido la economía. Este capítulo fue denominado México Próspero. El Presidente dijo que con las reformas subirían los salarios y los ingresos –quizás en alusión a la polémica que se ha suscitado alrededor del salario mínimo–, mediante fórmulas definidas de manera esotérica como: “popularizar la productividad”. En este contexto, mencionó que se habían generado 2 millones 200 mil nuevos empleos, haciendo caso omiso de los datos duros que revelan un incremento importante de la población desocupada.
¿Qué debemos hacer?
Los ciudadanos no debemos aceptar que los servidores públicos se aparten de la verdad de los hechos, porque en esa posición errónea no pueden identificar nuestras necesidades y demandas, haciendo prácticamente imposible que las atiendan.
Si los gobernantes y autoridades construyen su mundo de espaldas a la realidad, por razones ideológicas o porque así conviene a sus intereses, se incapacitan para trabajar por el bien del país, que no puede ser una entelequia sino un conjunto de beneficios concretos para todas y cada una de las personas y familias que constituyen la comunidad nacional.
Por ello, es importante que la sociedad organizada presente de manera eficaz las mociones pertinentes para el análisis de las situaciones y lograr la adopción, por parte de los gobernantes, de las políticas públicas y programas necesarios para el desarrollo del país. Sin esa participación responsable, libre y exigente la democracia es una quimera.
Enrique Aranda (Excélsior)
No bien concluyó el proceso deliberativo y de aprobación de las reformas estructurales, el gobierno federal y su partido, el Revolucionario Institucional, parecen estar dando un giro a su política de relación con la oposición partidista con miras, primero, a reencontrarse con quienes mejor entienden su posicionamiento político-ideológico de fondo y, después, a reasumir alianzas dejadas de lado por conveniencia coyuntural.
En las últimas semanas, efectivamente, y de manera mucho más concreta en el marco de las negociaciones que derivaron en la entrega al perredismo, a Miguel Barbosa y Silvano Aureoles Conejo en particular, de las presidencias del Senado y la Cámara de Diputados, el oficialismo concretó la ruptura con la dirigencia de Acción Nacional—Gustavo Madero y los suyos, de manera específica— que tan extraordinario papel, en calidad de (acríticos) aliados, cumplieron en los 20 primeros meses del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto.
Hablamos, para decirlo claro, de un “nuevo Pacto” (por México) sustentado, ahora, más en consideraciones de índole política e ideológica y hasta en identidad por razones de origen —no por otra cosa, se dice, perredistas y priistas son una suerte de primos hermanos (políticos)— que, como ocurrió en los últimos meses, en cálculos pragmáticos de cara a la suma de votos con miras a conseguir la aprobación de una o muchas —11 en este caso— legislaciones imprescindibles para posibilitar la aplicación del programa de gobierno de la actual administración.
Cuando ello ocurre teniendo a la vista el relevo de la dirigencia nacional en el sol azteca y las cruciales elecciones federales de junio próximo, tal decisión cobra mayor importancia. Y más, si se concreta las previsión de que, finalmente, Los Chuchos logren conseguir la presidencia para un nuevo periodo, garantizando con ello una línea de actuación más proclive a la negociación y al acuerdo con el poder central, que de confrontación, como podría ocurrir en el supuesto de que la hegemonía de Zambrano y Ortega concluyera.
Nuevo Pacto (por México) entonces, en el marco de la recomposición de un sistema que, en muchos sentidos, está volviendo…
Asteriscos
* Invitados por el Comité Central del Partido Comunista, media docena de priistas viaja esta semana a Pekín para participar en el seminario “Las Reformas en China y México en la Nueva Época”. El diputado David López Cárdenas y el presidente de la Fundación Colosio, Adrián Gallardo, además de Adriana Fuentes, Gerardo Hernández, Joaquín Hendriks y José Alberto Aguilar, integran la representación.
* Esta misma semana, el Órgano Interno de Control del gobierno capitalino podría comenzar a fincar responsabilidades en contra de los responsables de las fallas que obligaron a la suspensión del servicio de 60% de las estaciones de la otrora Línea Dorada del Sistema de Transporte Colectivo (Metro). “La irresponsabilidad y voracidad política de (Marcelo) Ebrard y los suyos”, se dice, quedará exhibida…