Tips del 16 de junio de 2021
Hagamos vida el Padre Nuestro en nuestra familia
Por Silvia Del Valle
A propósito del día del Padre, me puse a pensar que muy a menudo repetimos el Padre Nuestro sin darnos cuenta lo importante que es, pues fue Jesús mismo el que nos ha enseñado a llamarle a Dios "Padre" (Mateo 6, 9-13) y es una forma real de reconocer a Dios como nuestro Padre y de sentirnos verdaderos hijos suyos.
A veces, es difícil verlo así pero si Jesús nos lo enseñó es porque al Padre le gusta y nosotros deberíamos educar a nuestros hijos para que lleven a la práctica todo lo que la oración dice, por eso aquí te dejo mis 5Tips para lograrlo.
PRIMERO. Que pongan a Dios como lo primero en su vida.
Primero hay que reconocer que Dios es nuestro Padre y que, aunque está en el cielo, está con nosotros siempre, así podremos darle su lugar y la alabanza que merece.
Como somos humanos y nuestra inteligencia es muy concreta, necesita de figuras tangibles, que sean conocidas y que podamos comprender para relacionarnos con Dios, es así que la figura más cercana que tenemos con Dios Padre es nuestro papá.
Por esto es tan importante que los papás sean dignos de representar a Dios en nuestras familias y se comporten conforme a lo que Dios haría con sus hijos.
Es necesario que sean cercanos y cariñosos con sus hijos y a la vez que los eduquen y corrijan con amor, tal como lo hace Dios con nosotros, de otra forma no podrán tener una figura adecuada de Dios y la vida espiritual será mucho más difícil para ellos y no podrán sentir el Reino de Dios cercano.
SEGUNDO. Que aprendan a hacer la Voluntad de Dios en todo momento.
Como lo decimos en el Padre Nuestro, debemos buscar hacer la Voluntad de Dios en todo momento, a pesar de que no siempre vaya conforme a nuestra voluntad o no esté acorde a nuestros pequeños intereses humanos.
Dios siempre sabe lo que es mejor para nosotros y nos lo hace ver con diferentes signos, pero nosotros no siempre estamos dispuestos a verlos y discernirlos.
En ocasiones, aunque sabemos que algo no es voluntad de Dios nos empeñamos en hacer las cosas a nuestro estilo y al final, las cosas no salen tan bien, es entonces cuando nos damos cuenta que es mejor buscar hacer la voluntad de Dios, haciéndola propia.
Nuestros hijos no nacen sabiendo todo esto, por lo que es necesario que nosotros los eduquemos en este estilo de vida y que poco a poco y de la mano, les ayudemos a discernir cual que la Voluntad de Dios en cada momento y que se apliquen a hacerla, aunque no sea tan grato o aunque implique de entrada algún sacrificio.
Es necesario que les expliquemos que al final, la obediencia a Dios, da frutos de paz.
Esto lo podemos fomentar en nuestros hijos si les acostumbramos a hacer oración antes de tomar alguna decisión importante. Y después, debemos ayudarles a ir corrigiendo el rumbo si vemos que se van alejando de la Voluntad de Dios., siempre con amor y con la intensión de hacerles un bien.
TERCERO. Que aprendan a confiar en Dios y que sepan hacer lo que les toca.
Al decirle a Dios "danos hoy nuestro pan de cada día" estamos pidiéndole que no nos deje de su mano y que nos de lo que necesitamos para vivir.
Esto es un ejercicio de confianza en Dios ya que no le estamos pidiendo algo en particular sino lo que es necesario para vivir conforme a su Voluntad.
Lo principal es que enseñemos a nuestros hijos a abandonarse en las manos providentes de Dios y que aprendan a ser felices con lo que Dios nos da pues sabemos que será lo que necesitamos y que no nos dejará solos, siempre que nosotros le dejemos estar presente en nuestras vidas.
Pero, esto también implica hacer lo que nos toca para tener lo necesario. Es importante que trabajemos para ganar el sustento, que no hagamos trampas para tener lo que necesitamos, que seamos honestos y coherentes con nuestras creencias y que si le decimos a Dios que ponemos nuestra confianza en Él, lo dejemos ser quien provea de las gracias que necesitamos, tanto en el plano material como en el espiritual.
Una forma muy concreta de que nuestros hijos comprendan esto y que le ayuden a Dios es que aprendan a no desperdiciar las cosas.
Es necesario que nuestros hijos valoren lo que Dios nos da en su infinita providencia y que aprendan a cuidarlo. Así podemos ir poniendo metas concretas para ahorrar y no desperdicias, como puede ser, que se coman todo lo que les damos de comer y nosotros procurar servirles lo que es posible que coman.
Otra forma es que no dejen prendida la luz cuando salgan de las habitaciones, así colaboramos a que los bienes materiales y los recursos se aprovechen al máximo. Con esto le damos gloria a Dios porque reconocemos la grandeza de su creación y el amor infinito que nos tiene.
CUARTO. Que aprendan a perdonar a todos.
El perdón es un don que Dios nos da, pero también debe ser un ejercicio de virtud y para eso debemos educar a nuestros hijos para que perdonen lo más pronto posible y sobre todo que olviden la falta y que justifiquen al que le ha agredido.
En el Evangelio de Mateo 5, 38-42 Jesús nos dice como debemos actuar en estos casos tanto de injusticias, como de injurias, abusos y malos tratos; siempre poniendo la otra mejilla.
Esto implica un estilo de vida especial, que ve mas el tu y menos el yo. Y esto solo lo logramos inculcar en nuestros hijos con el ejemplo.
Nosotros debemos perdonar y olvidar, poner la otra mejilla y justificar y no tener actitudes como ojo por ojo y diente por diente, es decir, me la hace y me la paga.
Solo con nuestro ejemplo podrán nuestros hijos comprender esto ya que el mundo y la sociedad actual nos presenta valores contrarios.
Además es necesario que aprendamos a perdonar para que seamos dingos de que Dios nos perdone. En la medida nosotros se perdonamos Dios perdonará nuestras faltas y pecados porque nos ama infinitamente y ve que nosotros nos esforzamos por cumplir lo que nos pide.
Y QUINTO. Que aprendan a no hacerles caso a las tentaciones y al demonio.
Las tentaciones son hasta cierto punto, algo natural por nuestra naturaleza caída, es decir, por el pecado original.
Es importante que nuestros hijos comprendan que las tentaciones no son pecados, las tentaciones son inclinaciones, insinuaciones o insidias del enemigo, que Dios permite para probar nuestra fe y pulirnos en el camino de perfección como lo hizo con Job (Job 1, 12)
Aún el mismo Jesús, al ser verdadero hombre, fue conducido por el Espíritu al desierto para ser tentado (Mateo 4, 1) pero Jesus no cayó en la tentación, por eso es nuestro ejemplo a seguir y nuestros hijos deben conocerlo para ver que es posible no caer en la tentación.
Es necesario que les digamos que cuando sientan una tentación hagan oración, pues así nos lo enseñó Jesús en el desierto.
Y dependiendo de la edad de nuestros hijos, nos lo cuenten para que les ayudemos a discernir si deben hacer caso a lo que sienten o mejor le ofrecen a Dios una oración y no le hacen caso a la tentación. Solo así aprenderán lo que deben hacer en estos casos.
También es necesario que les acostumbremos a hacer oración en familia para que tengan una vida de oración y sea más difícil que el enemigo les moleste, pues donde está Dios no puede hacer nada el enemigo como lo dice San Pablo, Si Dios conmigo ¿quién contra mi? (Romanos 8, 31)
Y es así que podemos llevar a la vida cotidiana el Padre Nuestro, siendo conscientes de que Dios es nuestro Padre amoroso y busca nuestro bien en todo momento y que Jesús nos enseño a pedirle por medio de esta oración.
Te invito a que este Día del padre nos demos el tiempo para decir un Padre Nuestro en agradecimiento a nuestro Padre Dios y como intercesión para nuestros papás.
Tips del 9 de junio de 2021
¿Qué hago con mi hijo distraído?
Por Silvia del Valle.
La distracción no siempre es sinónimo de déficit atención, a veces es signo de que nuestros hijos tienen sus pensamientos en cosas más significativas para ellos.
Para saber distinguir, cuando es un caso o el otro, es necesario conocer muy bien a nuestros hijos y tener clara su forma cotidiana de reaccionar, así podremos saber si en verdad no nos quieren hacer caso o si su pensamiento está ocupado en otras cosas.
Es real que para nosotros como papás es complicado saber guiar a este tipo de niños pues requiere de mucho conocimiento y cercanía con ellos, de mucha paciencia y empatía, por eso hoy te dejo mis 5Tips para lograrlo.
PRIMERO. Busca que enfoquen su atención.
Para estar seguros de que nuestros hijos nos están poniendo atención y están comprendiendo lo que les pedimos es necesario hacerlos que nos vean a los ojos y así darles la explicación o hacerles la petición, de esta forma evitaremos que se distraigan y nos daremos cuenta si sus pensamientos están en lo que les pedimos o están en sus proyectos.
Además es bueno que al finalizar la explicación o la orden les preguntemos que les dijimos o pedimos, de esta forma sabremos si nos pusieron atención, si les quedó claro el punto o si hay que volver a explicar las cosas.
A Veces damos por sentado que nuestra explicación fue clara que nuestros hijos la escucharon y comprendieron sin darnos cuenta de que no fue así. De aquí vienen las confusiones y malos entendidos.
Siempre es mejor tomarnos unos minutos más para verificar que todo ha quedado claro y que nos han comprendido.
Otra forma de verificar que hayan comprendido las cosas es pedirles que hagan un dibujo de lo que les hemos explicado, así además, podremos ver que fue lo que comprendieron pues lo reflejarán en el dibujo.
Aún hay una forma más de verificar que nuestros hijos están poniendo atención en lo que deben y es hacer listas de comprobación donde ellos puedan ir palomeando lo que van alcanzando en caso de ser una serie de acciones consecutivas.
Esto lo podemos hacer tan creativo y divertido como queramos, dependiendo de la edad de nuestros hijos. Mientras más pequeños requieren de más apoyos visuales y conforme van creciendo se van haciendo autónomos y ya solo hay que sugerir o reforzar las instrucciones y que ellos aprendan a hacerse responsables de sus actos y también de sus omisiones.
SEGUNDO. Que terminen lo que comienzan.
Es muy común que si un niños es distraído y está muy metido en sus pensamientos, tienda a hacer lo que está pensando sin terminar lo que debe hacer.
Es muy importante que nosotros como papás les ayudemos a que se acostumbren a terminar lo que empiezan, es decir, a cerrar ciclos.
Si empiezan jugar con algo y de pronto les llega una nueva idea, es necesario que recojan lo anterior para que tomen lo nuevo. Lo mismo pasa si están dibujando y de pronto les nace la idea de hacer una torre de bloques de plástico, es necesario que aprendan a dominarse y fortalecer su voluntad y guardar lo que estaban usando para que, con orden, puedan tomar lo que sigue.
Esto les dará mucha estabilidad emocional y les hará el habito de la responsabilidad.
TERCERO. Que aprendan a dar prioridades.
Es común que estos niós sean impacientes y que quieran que todo salga bien como por arte de magia, pero es necesario situarlos en la realidad y que aprendan a dar prioridades.
Es necesario hacer una lista de tareas a realizar y que les demos prioridades para que primero se realicen las más importantes y después las que son intrascendentes, pero que parra ellos implican algún deseo.
Si estamos al pendiente de que sigan con la misma tarea desde el inicio hasta que quede concluida, les estaremos ayudando para enfocarse y que se den cuenta que el que persevera alcanza su meta, siempre poniendo atención en lo que están haciendo.
CUARTO. Hay tiempo para todo. Una cosa a la vez.
Nuestros hijos, pequeños o grandes, deben ubicar que hay un tiempo para todo y que por más que busques adelantarnos, jamás lo lograremos.
Hay personas que tienen la capacidad de hacer varias cosas a llaves y esto es muy útil, pero la mayoría de las personas solo pueden hacer una cosa a la vez bien. Estro es muy respetable pero es necesario que enseñemos a nuestros hijos que es mejor hacer algo y enfocarnos al cien a que quede bien hecho y luego continuar con lo siguiente, de esta forma estaremos educándolos en el orden.
Si nuestros hijos son más grandes, nunca es tarde para implementar reglas del juego y horarios, así les ayudaremos a dar el paso a la vida virtuosa y a que puedan concretar y alcanzar metas que se deben ir poniendo en su vida.
Y QUINTO. La empatía debe ser nuestra aliada.
Lo menos que podemos hacer con nuestros hijos es tratar de ver pos sus ojos y de sentir con su corazón. Esto es la empatía y la necesitamos pues a veces, lo que para nosotros es muy importante para nuestros hijos no lo es y por esto piensan o sienten que pueden no hacerlo.
No existe una mala intención de no obedecer, pero si implica que ellos no le ven importancia y por lo mismo no ponen todo de ellos para realizar las cosas, para comprometerse.
Debemos lograr que nuestros hijo sepan que comprendemos lo que sienten, lo que les gusta y lo que les disgusta y así sobran que siempre buscamos suben, a pesar de que a veces debemos hacer cosas que no nos gusten tanto.
Si logramos hacer que nuestros hijos distraídos se enfoquen en una tarea a la vez, les estaremos apoyando sobre manera pues les daremos las armas para llegar muy lejos pues podrán sacar adelante grandes proyectos, poniendo toda su atención en ellos y buscando soluciones correctas a situaciones precisas porque serán capaces de poner toda su atención en cada situación.
Y no digo que no los dejemos que echen a volar su imaginación y hagan planes, para nada, esto es lo mejor que pueden hacer ya que así van forjando su futuro y van marcando la pauta de por donde comenzaran a caminar para alcanzar su meta de vida.
No nos quita nada supervisar de vez en cuando lo que hacen y ofrecer nuestra ayuda desinteresada y después esperar para ver como manejan cada situación nuestros hijos.
Recuerda que cada hijo es distinto y tienen características muy diferentes y cualidades muy diversas y esta en nosotros apuntalarlos y potenciar las cualidades para que se hagan virtud.
¿Ves como la falta de atención no siempre es mala? Solo es cuestión de encausarla adecuadamente.
Tips del 2 de junio de 2021
Si queremos tener hijos sin heridas comencemos por sanar las nuestras
Por Silvia del Valle
A propósito del triunfo del Cruz Azul en el futbol mexicano después de 23 años y de ver todo lo que sucedió con los aficionados que salieron a celebrar a pesar de las condiciones que tenemos por la pandemia, me he dado cuenta de que tenemos heridas en nuestro corazón que nos marcan para toda la vida y que se pueden llegar a transmitir a nuestros hijos generándoles, también a ellos heridas, es decir, marcas difíciles de quitar.
Podría decirse que esa herida en muchas ocasiones se convierte en un estigma que etiqueta y limita el desarrollo integral de nuestros hijos.
Lo más grave es que su efecto pesa en ellos sin que nuestros hijos puedan comprenderlo y muy seguido pasa que aunque hagan esfuerzos para salir adelante y tener resultados positivos, no lo logran porque nuestra actitud e influencia en ellos les resulta un freno o lastre que es muy difícil de superar.
¿Qué podemos hacer para evitarlo? Aquí te dejo mis 5Tips para lograr sanar las heridas de nuestro corazón.
PRIMERO. Reconoce que tienes una herida.
Dice un santo que lo que no se acepta no se redime, esto quiere decir que si no lo podemos reconocer no lo podemos sanar.
Es muy común que lo negamos por que nos sentimos agredidos, porque nos genera recuerdos negativos o porque volvemos a vivir el evento doloroso y preferimos evadirlo, pero es muy necesario enfrentarlo para poder trabajar en sanar.
Siempre es más fácil que los demás vean con objetividad lo que nos pasa ya que nosotros tendemos a justificarnos por eso debemos estar atentos a lo que nuestros seres queridos opinan de nosotros.
Debemos escucharlos para darnos cuenta si estamos teniendo alguna conducta que manifieste una herida en nuestro corazón y que esté condicionando nuestro comportamiento.
Una práctica muy buena es que, de ves en cuando, les preguntemos cómo nos ven.
Recuerda que nuestras actitudes y acciones educan a nuestros hijos, así que si reconocemos nuestras heridas y debilidades les estamos educando a ellos y aprenderán a hacerlo de forma cotidiana, lo que hará que ellos lo vean como lo más normal.
SEGUNDO. Recuerda qué fue lo que la causó.
Debemos armarnos de valor y paciencia para revivir el evento que nos lastimo, pero ahora con ojos analíticos, para ubicar que fue lo que nos lastimó y así poder trabajar para sanar nuestra herida.
De ser necesario, podemos anotar los hechos para ser muy objetivos y quitar los sentimientos generados por el tiempo.
La idea es rascarle y llegar al fondo, al origen de nuestro dolor, por eso es necesario armarnos de valor y estar dispuestos a revivir los hechos y quizá sentir otra vez lo que nos lastimó.
Esto puede que no sea tan fácil pues requiere de fuerza de voluntad y de tiempo para ir poco a poco profundizando en nuestro interior.
Es muy bueno que hagamos este proceso y pongamos nuestras conclusiones por escrito para que trabajemos en ellas y vayamos sanando cada una de las situaciones que se han desprendido de tener esa herida durante tanto tiempo.
Podemos poner el ejemplo de una herida física, cuando nos cortamos una mano de momento nos duele mucho y ponemos todo nuestro empeño en parar el sangrado sin importar si quedó bien limpia la herida.
Después de un tiempo nos damos cuenta que la herida no cerró bien pues se ha infectado y nos causa mucho dolor. Al mínimo roce nos genera ardor y si no le hacemos caso, después de un tiempo se abre otra vez y sangra ahora con una fuerte infección.
La solución es limpiar la herida profundamente. Esto causa mucho dolor y puede tardar mucho porque hay que limpiar de afuera hacia adentro, hay que ir limpiando poco a poco hasta llegar al fondo.
Limpiar lo más profundo de la herida puede generar hasta necesidad de gritar y llanto pero después de esto llegará la calma y la herida cerrará efectivamente. Y poco a poco dejaremos de sentir dolor.
Lo mismo pasa con las heridas del corazón, del alma, debemos llegar al fondo para sanar el origen y después que llegue la calma y la paz a nuestro corazón.
TERCERO. Perdona a quien te hirió.
Una vez realizado este proceso y habiendo descubierto el origen de nuestra herida, debemos perdonar a quien nos lastimó, de otra forma la herida se volverá a infectar con el rencor, el resentimiento y no cerrará correctamente.
El perdón es la mejor medicina para sanar las heridas del corazón. Primero hay que perdonarnos a nosotros mismos por dejar que pasara tanto tiempo y la herida se hiciera tan profunda y después es necesario perdonar a todos los implicados.
Esto no es fácil pero debemos hacer un gran esfuerzo y ser constantes para no dejar que los sentimientos negativos vuelvan y echen para atrás todo el proceso que con tanto trabajo hemos realizado.
CUARTO. Recuerda que es un proceso.
Efectivamente, esto es un proceso y por lo mismo no podemos realizarlo de una vez y para siempre, debemos trabajar poco a poco, ir abriendo el corazón y dejando que afloren los sentimientos para ir sanando de afuera hacia adentro todo lo que nos duele.
Comenzamos por lo más superficial que pueden ser alguna actitudes de las personas que nos rodean y que detonan reacciones fuera de proporciones en nosotros pues nos recuerdan los hechos que nos lastiman.
Seguimos con los sentimientos intermedios que son el resentimiento, el rencor, las ganas de tomar revancha, de hacer justicia por propia mano, etc. Estos sentimientos hacen que nuestra herida se haga grande, se inflame y duela más, es por eso que debemos trabajar por quitarlos y así podremos avanzar en el trabajo de sanación de nuestra herida.
Conforme vayamos profundizando más en nuestro interior encontraremos no solo efectos sino motivos de nuestra herida y podremos ponerle solución o corregirlos.
Y aún cuando lleguemos al fondo, al origen de nuestra herida, es necesario entrar en un proceso de perdón profundo y de reparación interior. Esto lo logramos si aprendemos a ofrecer todo lo que sentiremos, lo que nos pasa, lo que nos duele y lastima para que dios lo tome en cuenta y lo una a su pasión y lo haga un dolor co redentor, así de daremos una dimensión trascendente a todo lo que hemos vivido y servirá no solo para nuestra salvación sino para salvación de los que Dios nos ha puesto en el camino, los que son más próximos y que dependen de nosotros.
Todo proceso lleva su tiempo y cada uno es muy distinto por lo que no podemos decir que en 100 días estaremos recuperados, es importante dejar que el proceso dure el tiempo que sea necesario. Mientras mas detallado sea este proceso mejor resultado tendremos.
Y QUINTO. Necesitamos de la gracia de Dios.
Como podemos darnos cuenta todo esto es algo que se sale de nuestras manos por lo que es importante tener en cuenta a Dios en nuestra ecuación.
Dios tiene un lugar preponderante pues sin su gracia no podemos perdonarnos ni perdonar a los demás. Sin su gracia es muy difícil que podamos buscar en nuestro interior y llegar a lo profundo para detectar la herida original.
Por eso es importante que acompañemos todo esto de una profunda oración, de un acercamiento real a Dios y que le dejemos transformar nuestra vida.
Es necesario que Dios intervenga para que seamos dóciles y nos regale fortaleza para pasar este proceso de su mano.
Cuando las cosas se salen de nuestro control sabemos que debemos dejar todo en manos de Dios. Hacer todo lo que esté en nosotros para sanar nuestro corazón y abrirnos a la gracia para que Dios restaure nuestro corazón porque Él todo lo puede.
Tips del 26 de mayo de 2021
La empatía, nuestra aliada desconocida.
Por Silvia del Valle
Las generaciones actuales no saben que es la empatía, por lo mismo no la pueden aplicar.
Esto lo podemos constatar por que son los niños y jóvenes que solo buscan su beneficio, a los que no les afecta lastimar o hacer daño a alguien con tal de verse beneficiados ellos, los que están acostumbrados a que se les haga todo, sin importar el esfuerzo que implique para los demás pues piensan que solo ellos se esfuerza, que solo ellos sufren, que solo ellos trabajan, etc.
Esto es provocado por la sociedad consumista y falta de valores en que vivimos, donde la inmediatez es el pan nuestro de cada día y el egoísmo es la escénica y motor de los niños y jóvenes de hoy.
Por supuesto que esto lo hemos provocado los papás por no ponerles límites y no educarlos en la empatía, pero nunca es tarde para inculcar estas virtudes y capacidades en nuestros hijos, por eso aquí te dejo mis 5Tips para educar a nuestros hijos en la empatía.
PRIMERO. Ten claro que es la empatía.
La empatía es la intención de comprender los sentimientos y emociones del otro intentando experimentarlo de forma objetiva y racional.
La empatía genera un amor por los demás y por lo que nos capacita para ayudarnos unos a otros.
Esto pasa porque nos hace más humanos al poder sentir el dolor de los otros y esto evita que el egoísmo nos mueva. El que es empático es incapaz de ser egoísta pues siente con el otro y le duele su dolor y se conmueve hasta el grado de buscar hacer algo por el otro.
Y lo más importante es que sepamos ponerlo en práctica con nuestros hijos pues solo así podremos educarlos con amor, buscando solo su bien y no el desquitarnos de lo que nos sucede.
SEGUNDO. Compártelo con tus hijos.
La mejor forma de educar es con el ejemplo por lo que la mejor forma de compartir con nuestros hijos lo que es la empatía es vivirla con ellos.
Es bueno explicarles con palabras sencillas que está bien sentirse tristes, enojados, eufóricos, etc; pero es necesario también ver como se sienten los demás y tratar de sentir con ellos.
Así serán capaces de sentir lo que el otro está sintiendo y podrán hacer a un lado lo propio para ayudar al que lo necesita.
Claro está que esto no se da de la nada, es un proceso y debemos trabajar en ello.
TERCERO. Que aprendan a sentir con el otro.
Nuestros hijos no nacen sabiendo esto, por lo que debemos enseñarles como se llama lo que sienten y como se llama lo que el otro está sintiendo. Es necesario que aprendan a discernir los signos no verbales que el otro expresa para comprender lo que sienten, aunque no nos lo digan.
Pero ¿cómo podemos sentir lo que el otro siente?
Es muy fácil, hay que detenerse a pensar que es lo que sucede en cada situación, después es necesario discernir los signos que nos comunica el otro y por último ponerle nombre a lo que el otro está sintiendo.
A veces esto no es tan fácil de detectar, por eso es necesario que los ayudemos diciéndoles, con caridad, lo que el otro está pasando y sintiendo.
Y también es bueno que les mencionemos las características de ese sentimiento o emoción para que lo vaya ubicando y aprenda.
Es bueno hacer a nuestros hijos pensar en lo que el otro siente y piensa, así los ayudamos a salir del yo para ir al tu.
Así estaremos educando a nuestros hijos para ser empáticos, para sentir con el otro y actuar conforme su corazón les marque.
CUARTO. Que justifiquen antes de juzgar.
Ya que ubicaron lo que el otro tiene y siente, por los rasgos y signos que nos comunica, es necesario que no lo juzguen sino que lo justifiquen y traten de minimizar la mala intención de las acciones.
Es bueno que comprendan que la adrenalina que se genera con una emoción nos hace actuar fuera de proporciones y nos puede provocar problemas si no la sabemos manejar correctamente.
Es por esto que debemos enseñar a nuestros hijos a justificar en lugar de enjuiciar. El que enjuicia califica pero el que justifica ama y trata de apoyar.
Por supuesto que debemos comenzar nosotros justificando a nuestros hijos y pensando siempre que lo que hacen es con buena intención o que son inocentes hasta que se compruebe lo contrario. Nosotros debemos ser los primeros en hacer empatía con nuestros hijos.
Y QUINTO. Hay más gozo en dar que en recibir.
Es importante que enseñemos a nuestros hijos a hacer empatía nosotros primero y que si el otro es empático con nosotros será gracia de Dios.
Hay niños que nos dirán que no es justo y que por qué deben ellos comprender y tratar de sentir lo que el otro siente y no al revés.
Es bueno educar a nuestros hijos para que tengan la capacidad de darse a los demás, de ponerse en los zapatos del otro, antes de buscar que los comprendan a ellos. Esto ayuda a que haya paz en sus corazones.
Hay mas gozo en dar que recibir, así que debemos sentirnos mejor de poder comprender a los demás y poder ayudarles a sentir mejor.
Esto es un estilo de vida muy distinto al que la sociedad actual nos trata de imponer, pero es el estilo de vida que Jesús nos dejó y en el que encontraremos nuestra plena realización y que nos llevará, algún día, de regreso a la casa del Padre para celebrar eternamente conforme a nuestras acciones.