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¿Cómo ayudamos a que no haya más corrupción?

corrupcionPor Silvia del Valle

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Es una realidad que nuestro país está de cabeza y que el tema de la corrupción está a la orden del día. Yo sé que es un tema tabú que pocas personas se atreven a abordar, pero es necesario darnos cuenta que debemos atacarlo y es sólo desde la familia como podemos combatirlo.

Por eso aquí les comparto mis 5Tips para educar a los hijos en la honradez.

PRIMERO. El que sede en lo poco, sede poco a poco.

Esto es muy importante ya que debemos enseñarles a nuestros hijos que todo debe hacerse bien, como si alguien nos estuviera viendo.

En muchas ocasiones pensamos que nadie nos ve y entonces hacemos cosas que si nos estuvieran viendo no pasarían.

Nuestros hijos nos observan y comprenden que lo que estamos haciendo no es correcto.

Por otro lado, si los acostumbramos a que sedemos ante sus berrinches, nuestros hijos sabrán que pueden lograr lo que quieran y pensarán que así será toda la vida.

SEGUNDO. No hay mentiras piadosas.

Así que no es posible, por un lado, que les pidamos a nuestros hijos que digan mentiras para cubrirnos y por otro que no digan mentiras porque entonces se les causa un conflicto muy fuerte y los estamos acostumbrando a que “qué tanto es tantito” y así les estamos deformando la conciencia, haciéndola cada vez más laxa y más permisiva para las cosas que el mundo te propone.

TERCERO. Que se esfuercen por obtener lo que quieren.

Si todo se los damos, los acostumbramos a que pueden tenerlo todo, cuando quieran y como quieran.

Es mejor que sientan que se deben esforzar para tener lo que quieren a cada momento. Por otro lado, hasta les sabe más rico cuando logran vencerse y salir adelante de cada reto que se les pone.

CUARTO. No compremos la obediencia de nuestros hijos.

Nosotros también debemos colaborar, evitando dar grandes premios a cambio de su obediencia porque, si bien si es bueno recibir un reconocimiento, la obediencia es la virtud de hacer las cosas que se nos piden sin esperar nada a cambio.

Siempre es mejor que les demos tiempo de calidad a nuestros hijos para que así comprendan que no todo lo que quieren se puede tener.

Y QUINTO. Que aprendan de nosotros.

Si nosotros somos los primeros en dar mordidas, en chantajear o en proponer tratos “raros” nuestros hijos nos miran en todo momento y aprenden aún sin palabras, de nuestras actitudes y por eso es bien importante estar siempre a la altura de la situación, sé una figura de autoridad para nuestros hijos así podremos corregirlos sin que nos digan que es mejor que su papá les diga las cosas.

Espero que estos consejos les sean de utilidad.

Silvia Mercedes del Valle Márquez 

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La comunicación entre padres e hijos

comunicacion-familiaPor Silvia del Valle
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En nuestros días es cada vez más común ver a las familias distanciadas. Parece mentira que en este siglo tan llenos de avances tecnológicos y de medios de comunicación nuestro principal problema sea la falta de comunicación.

En el fondo, todo esto tiene lógica, ya que hemos caído en la trampa de la sociedad dejando a un lado lo más importante que es nuestra familia y sus necesidades y nos hemos ido a satisfacer solo lo que la moda impone.

Pero nunca es tarde para poner solución a esta problemática, por eso les comparto hoy mis 5Tips para tener una buena comunicación entre padres e hijos.

PRIMERO. Que tus hijos vean que estás siempre disponible para ellos.

Para lograrlo es importante primero tener una buena comunicación con nosotros mismos, es decir, que sepamos cuando tenemos conflictos internos o cuando estamos bien dispuestos a escuchar a nuestros hijos.

Con esto evitamos las respuestas como “¿qué quieres?” o “déjame en paz, ¿qué no ves que estoy ocupada?”

Es más sano decir que en ese momento no podemos, pero que en quince minutos podemos platicar, que recibir a nuestros hijos con cara de pocos amigos y quererlos correr lo más pronto posible porque ni nosotros nos aguantamos.

Si la mayoría de las veces estamos listos para atenderlos, nuestros hijos comprenderán que no podemos escucharlos porque verdaderamente hay algo de peso y sabrán esperar, pero si nunca tenemos tiempo para ellos, seguramente que no volverán a buscarnos.

Es entonces necesario que nuestros hijos nos vean interesados en lo que nos quieren decir y así sentirán que son importantes. Esto les dará valor a contarnos lo que traen y que los tiene inquietos, no importa qué tan grave o trascendente sea.

SEGUNDO. Propicia los espacios de comunicación.

Primero que nada debemos hacer que la hora de los alimentos sea un momento de comunicación familiar, es por eso que en casa pusimos la regla de que, a la mesa, no llevamos aparatos electrónicos ni teléfonos celulares.

En esto estamos incluidos papá y mamá, a mí me cuesta mucho trabajo porque debo contestar muchos mensajes, pero si lo logro les estoy demostrando que lo que tenemos que platicar es más importante que todo lo demás y así logramos que para ellos también sea lo más importante.

Una buena forma de lograr que no haya aparatos en la mesa, puede ser poner una charola antes de llegar a la mesa para que ahí se coloquen los sellarse y demás aparatos que nos pueden quitar la atención.

Por otro lado, es bueno que nuestros hijos tengan nuestra atención para ellos solos por unos diez minuto al día. Así podrán platicarnos cosas que quizá les dé pena platicar cuando están los hermanos.

Yo procuro pedirles que me acompañen a comprar algo, o que salgamos a caminar con alguno en especial o ir por un helado, cuando el tiempo lo permite, así podremos tener las condiciones necesarias para que la comunicación se dé de forma natural.

TERCERO. Ponte en los zapatos de tu hijo.

Es importante escuchar a nuestros hijos y tratar de hacer empatía con ellos.

Quizá su problema no sea tan grave desde nuestro punto de vista, pero debemos recordar que nosotros ya pasamos por esa época y que para ellos puede representar algo muy difícil de solucionar.

Por eso debemos ponernos en sus zapatos y tratar de ver el mundo desde su óptica.

Si lo logramos seguro que podremos aconsejarlos mejor.

CUARTO. Comunicación es sinónimo de diálogo, no de monólogo.

Para que exista una verdadera comunicación es muy importante que haya momentos de escuchar, momentos de acoger el mensaje y momentos de comentar y dar nuestra opinión.

Pero si solo es un monólogo donde lo único que hacemos es darles un “sermón” interminable a nuestros hijos, no estamos comunicándonos y nuestros hijos pocas veces querrán volver a tener estos encuentros porque ¿a quién le gusta que lo regañen?

Es muy sano que dejemos que nuestros hijos hablen primero para que nos expongan sus problemas o preocupaciones y después dar un tiempo para que ambos acojan el mensaje, unos minutitos son suficientes, de esta forma evitamos expresarnos molestos o enojados. Y por último, es necesario que nuestros hijos se acostumbren a escuchar nuestras opiniones.

Para que esto suceda debemos hablar tranquilamente con claridad. Así facilitamos la comprensión del mensaje para nuestros hijos.

Y QUINTO. Llegar a acuerdos es vital.

Para que una comunicación sea verdaderamente productiva es necesario que lleguemos a acuerdos y si pueden ser por escrito es mucho mejor.

Así no se nos olvidará y podremos cumplir con los acuerdos a los que llegamos.

La comunicación es un arte y por lo mismo debe adaptarse a las necesidades de cada familia, pero debemos buscar los canales adecuados para que se de esta comunicación lo antes posible, ya que nuestros hijos van creciendo y mientras más nos tardemos, será más difícil lograrlo ya que en la adolescencia nuestros hijos tienden a aislarse y a rechazar nuestra ayuda.

Aunque nunca es tarde para comenzar, ya que de una buena comunicación depende la salud emocional y la integridad de nuestros hijos.

¡Así que manos a la obra!

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¡Podemos cuidar la naturaleza con nuestros hijos!

cuidado-naturalezaPor Silvia del Valle
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Entre los mayores problemas de nuestro tiempo está el calentamiento global y la destrucción del medio ambiente. Una buena solución a tan grande problema es enseñar a nuestros niños como cuidar el medio ambiente así que aquí les dejo 5 tips para fomentar la cultura ecológica en nuestros hijos.

PRIMERO: Expliquemos a nuestros hijos qué es el calentamiento global.

Muchas veces debemos “ver para creer” así que es bueno que platiquemos con nuestros hijos y les dejemos claro en que consiste el calentamiento global y las consecuencias de este.

Aquí en México, el cambio climático es lo más palpable pues nos tiene entre las sequías fuertes y las inundaciones que se han multiplicado, así como los fríos poco comunes que nos están llegando y las olas de calor extremo que hemos llegado a tener.

Y que decir de la contaminación, ya que tanto el ambiente como los ríos, se encuentran fuera de control en este tema.

¡Es muy importante hacer conciencia del problema!

SEGUNDO: Deposita la basura en su lugar y sepárala.

Es muy común que los niños tiren al suelo lo que tienen en las manos ya sean envolturas de dulces o papeles.

Debemos enseñarles que la basura va en los botes designados para eso y una forma de estimularlos es felicitarlos cuando lo hagan bien.

Para separarla, yo pongo en un lugar específico 5 botes de basura de diferentes colores y les escribo que cosas van en cada bote.

La separación que uso es:
Verde para la Orgánica
Azul para el Papel y Cartón
Rojo para el vidrio
Negro para el plástico y el pet
Amarillo para el metal
Y en los baños, la sanitaria

Si no tenemos tanto espacio la separación puede ser más sencilla, en orgánica e inorgánica usando sólo dos botes de diferente color. No importa que cuando llegue el camión de la basura ellos la revuelvan toda, a nuestros hijos ya les enseñamos a ser responsables con el medio ambiente.

TERCERO: Cuida el agua

Debemos acostumbrarnos a cerrar la llave mientras nos enjabonamos las manos y a lavarnos los dientes usando sólo un vaso con agua.

A la hora de bañarnos podemos meter una cubeta para captar el agua que se tira y después usarla para regar las plantas o lavar el carro.

La verdad es que si somos cuidadosos podemos ahorrar mucha agua y hacer sufrir menos al planeta.

CUARTO: Ahorremos energía

Usar focos ahorradores, aunque son más caros, duran más y ayudan a ahorrar energía. Pero ojo debemos tener cuidado con los que son tipo espiral o filamentos porque si se rompen dejan salir un humo de magnesio que puede ser nocivo para la salud. Lo mejor son los de leds.

Enseñemos a nuestros hijos a apagar la luz al salir de un lugar y a desconectar los aparatos que ya no están usando.

Parece mentira, pero esos pequeños detalles ayudan a que no se desperdicie tanta energía.

Los calentadores solares son también una maravilla, en casa afortunadamente tenemos uno que incluso en los días de frío calienta agua a la perfección y combinados con regaderas ahorradoras son sumamente eficientes.

Y QUINTO: CAMINA Y USA LA BICICLETA

Los gases que emite el carro dañan mucho la capa de ozono que cubre a nuestro planeta y fomentan el calentamiento global.

Además es una excelente forma de convivir con nuestros hijos ya que podemos pedirles que nos acompañen y así además harán ejercicio.

Nuestros hijos siguen nuestro ejemplo, así que debemos hacer conciencia primero nosotros y educar a nuestros hijos en una cultura del respeto del medio ambiente y del ahorro de energía.

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¿Sobreprotector yo?

Por Silvia del Valle
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padresosbreprotectoresLa línea entre el cuidado y la sobreprotección es muy fina y muy seguido la sobrepasamos en el afán de hacerles un bien a nuestros hijos. Sin darnos cuenta que el efecto casi siempre es negativo para la vida de los niños.

Uno de los temas que más dolores de cabeza nos da a nosotros los padres de familia es el tema de la sobreprotección, pero ¿sabemos con claridad que es la sobreprotección?

Pues no es otra cosa que el exceso de cuidado y atención de los padres a sus hijos impidiendo que se desarrollen y que adquieran las habilidades y capacidades que son necesarias para su buen desarrollo tanto físico como mental.

La sobreprotección se da comúnmente en los padres primerizos e inexpertos que lo que menos quieren es que su hijo se enferme o sufra un accidente y es más común ver madres sobreprotectoras por el vínculo que se crea entre ellas y los hijos, aunque también hay padres sobreprotectores.

Existen algunos casos extremos, como algunas enfermedades, que orillan a los padres a sobreproteger a los hijos. Podemos pensar que estos casos están justificados, pero ni aún en esos casos es recomendable adquirir estas actitudes.

Estoy segura que todos hemos caído en la sobreprotección, aunque sea por algunos momentos, por eso aquí les dejo 5Tips para evitar volvernos padres sobreprotectores.

PRIMERO. Más vale prevenir

Cuando se nos presenta un caso específico, antes de que caigamos en éste tipo de actitudes, podemos responder a una simple pregunta ¿lo que quieren hacer nuestros hijos sirve para su desarrollo?

Si la respuesta es un si, debemos poner las reglas bien claras y marcar muy bien los límites de hasta donde puede llegar la actividad y después de esto hacer acopio de valentía y permitirles hacer las cosas.

Es importante supervisar lo que están haciendo y procurar que sea en un ambiente adecuado con las debidas medidas de seguridad.

Teniendo todo lo anterior, podemos relajarnos y disfrutar del momento feliz de nuestros hijos.

SEGUNDO. Evita las expresiones como “cuidado, te ensucias” “tápate porque hace frío”

En muchas ocasiones hacemos que nuestros hijos se tapen porque nosotros tenemos frío sin darnos cuenta si ellos sienten frío o no.

En otras ocasiones evitamos que nuestros hijos realicen actividades buenas para su desarrollo porque los pueden ensuciar pero ¿en quien estamos pensando cuando les decimos “te vas a ensuciar? ¿En ellos o en nosotros que tenemos que lavar la ropa manchada?

Si no cambiamos nuestra mentalidad de que los niños buenos y bien portados deben estar siempre limpios y bien presentados, jamás dejaremos crecer a nuestros hijos.

Debemos mejor dejarlos ensuciar y llevarles una muda de ropa para cuando terminen de jugar o experimentar.

Así cumplimos con las dos cosas, con el desarrollo de tu hijo y al final con la ilusión de nosotros de verlos siempre bien atendidos y limpios.

Los niños más felices son los que pueden experimentar experiencias nuevas a lo largo de su vida.

TERCERO. Busca siempre el bien de tu hijo y no el tuyo

En muchas ocasiones, al cuidar de más a nuestros hijos, no buscamos su bien sino el no tener molestias nosotros.

Si evitamos que se ensucien, no tendremos que cambiarlos. Si no les dejamos que jueguen en los inflables de la fiesta, evitaremos ir al hospital por alguna raspada o lastimadura.

Debemos revisar la intención de nuestras actitudes y esto nos ayudará a dar prioridad a lo que verdaderamente es más importante y si tenemos que sacrificarnos un poco, seguro que lo haremos por el bien de nuestros hijos.

Claro que siempre debe estar todo esto acotado por el sentido común y lo que debe ser.

CUARTO. Permite que se equivoquen

Si les tratamos de evitar todas las equivocaciones y dolores posibles, les estamos privando de la posibilidad de aprender a manejar la tolerancia a la frustración y a ofrecer el dolor y darle así un sentido trascendente.

Es un grave error allanarles el camino, pero si podemos irlos acompañando y advertirles lo que deben o no hacer y después dejarlos tomar sus propias decisiones y después afrontar las consecuencias de sus actos.

A nadie le gusta que los hijos sufran pero debemos armarnos de valor y de fortaleza y como dicen por ahí… apretar los dientes y seguir caminando junto con nuestros hijos en el proceso de desarrollo de cada uno.

Cada niño es diferente y tiene los procesos a diferente tiempo por eso debemos observarlos y acompañarlos.

Y QUINTO. Prepáralos para la vida, dales las herramientas que necesitan.

Si de verdad queremos evitarles dolores de cabeza y hacerles la vida fácil es necesario que los enseñemos a adquirir las herramientas que van a necesitar para la vida.

¿Cuáles son estas? Las virtudes y los valores, el desarrollo de sus capacidades y talentos al máximo y después ponerlos al servicio de los demás. Si en el proceso de lograr todo esto es necesario corregir y ofrecer disculpas, debemos acostumbrarlos a hacerlos, sin que sientan que es una humillación y que están siendo víctimas de los demás.

Ser unos padres sobreprotectores es más facil y por lo mismo nos evitará muchos dolores de cabeza pero tener niños felices, bien desarrollados y con las herramientas que necesitan para enfrentar la vida es mucho más gratificante aunque para lograrlo tengamos que pasar pruebas difíciles y muchos dolores de corazón.

Todo debemos hacerlo por el bien de nuestros hijos.

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