Gustavo de Hoyos
En México estamos por iniciar un proceso electoral de gran trascendencia. En las próximas semanas serán seleccionados los candidatos que aspirarán a 1 mil 365 cargos de elección popular en elecciones locales que se celebrarán el 5 de junio en 13 entidades federativas.
Los partidos tienen la gran responsabilidad de seleccionar bien a los candidatos que contenderán por 12 gubernaturas, 239 diputaciones de mayoría relativa y 965 ayuntamientos, así como la designación de 149 diputados de representación proporcional.
De frente a estos procesos, la red COPARMEX integrada por Federaciones, Centros Empresariales, delegaciones y representaciones, así como Asociaciones y Grandes empresas de todo el país, estamos activando el Programa de Participación Cívica para promover el voto razonado e informado y fortalecer el sistema democrático.
En frente común con muchas organizaciones de la sociedad civil, vamos a realizar un esfuerzo para fortalecer las instituciones, y promover gobiernos eficaces, honestos y sobre todo transparentes.
México no puede esperar más.
Desde nuestra perspectiva, la participación cívica no se reduce a acudir a votar. Presupone la participación en el debate público de las ideas, que contraste propuestas y conduzca a emitir un voto razonado. Requiere la exigencia a los candidatos a construir una agenda para el desarrollo regional, definiendo acciones concretas y compromisos para impulsar la competitividad del país, la creación de más empresas, mejores condiciones de trabajo y, desde luego, el bienestar de las personas.
La sociedad demanda que quienes aspiran a cargos de elección popular se comprometan a hacer uso de los recursos públicos en beneficio de todos, con transparencia y rendición de cuentas permanente.
La COPARMEX de la mano de un grupo de ciudadanos y organizaciones de la sociedad civil, ha promovido la iniciativa para presentar ante el Congreso de la Unión, una propuesta de Ley General de Responsabilidades Administrativas, conocida como Ley 3 de 3.
Ésta será una de las nuevas leyes que deben generarse para dar viabilidad al Sistema Nacional Anticorrupción, que debe procesar íntegramente el Congreso antes del 28 de mayo próximo. Esta iniciativa ciudadana busca ser una herramienta eficaz para combatir la corrupción.
Al establecer 10 conductas que se considerarán actos de corrupción grave como el soborno, el peculado, el tráfico de influencia, el abuso de funciones, enriquecimiento oculto, obstrucción de la justicia, colusión, uso ilegal de información falsa o confidencial, nepotismo y conspiración para cometer actos de corrupción, la Ley 3de3 puede ser un paso histórico para acabar con la impunidad que impera en México.
La Ley 3de3 promueve que la sociedad tenga una mayor incidencia en la lucha contra la corrupción, basada en la denuncia, con sanciones severas para los funcionarios públicos que infrinjan la ley.
Los Centros Empresariales en todo el país y muchas de nuestras Asociaciones afiliadas y grandes empresas, serán centros de acopio de los documentos en donde se plasme el apoyo a través de la firma, hacia la iniciativa ciudadana Ley 3de3. En COPARMEX estaremos promoviendo la adhesión formal a la esta propuesta, con la expectativa de superar las 120 mil firmas establecidas como requisito mínimo legal para presentar una iniciativa ciudadana al Congreso de la Unión.
Llamamos al Congreso a aprobar esa iniciativa, junto con las leyes generales del Sistema Nacional Anticorrupción, antes de que concluya el periodo ordinario de sesiones, es decir, el próximo 30 de abril.
En COPARMEX, la lucha contra la corrupción y la impunidad es uno de nuestros principales objetivos estratégicos. Este es un asunto tan importante, que este año creamos la Comisión Nacional Anticorrupción de COPARMEX y realizaremos el 13 de abril el Foro Empresarial Interamericano por la Legalidad y Contra la Corrupción.
Éste será un gran encuentro pionero en nuestra región para intercambiar experiencias de colaboración sociedad-empresarios-gobierno en la lucha por la legalidad y contra la corrupción.
Con estas iniciativas, COPARMEX reitera su compromiso de participar desde la sociedad en el desarrollo democrático de México, para recuperar la confianza en nuestras instituciones e implementar las transformaciones que requerimos para afrontar los retos de nuestra Nación.
Oscar Fidencio Ibañez
Después del mensaje en Palacio Nacional frente a los políticos y dirigentes del país al que me referí la semana pasada, el Papa llegó a hacer una oración prolongada al entrar en la Catedral Metropolitana, antes de dirigirse a los obispos y cardenales que esperaban ahí sus palabras.
Este mensaje a los obispos, quizá el más largo de su visita a México, es tan rico, que debería ser revisado con detalle por intelectuales, por presbiterios de todas las diócesis y por líderes laicos comprometidos en "el hacer presente, con el testimonio de la propia vida, el evangelio de Cristo en el mundo".
Está dividido en cuatro miradas e inspirado enteramente en una meditación del Papa sobre la Virgen de Guadalupe, se puede percibir no sólo en este mensaje, sino en todos los de su visita, las horas de oración pasadas frente a su imagen que el mismo confiesa "quería yo mismo ser alcanzado por su mirada materna. He reflexionado mucho sobre el misterio de esta mirada".
En esta reflexión sólo comentaré la primera mirada: "la única fuerza capaz de conquistar el corazón de los hombres es la ternura de Dios. Aquello que encanta y atrae, aquello que doblega y vence, aquello que abre y desencadena no es la fuerza de los instrumentos o la dureza de la ley, sino la debilidad omnipotente del amor divino, que es la fuerza irresistible de su dulzura y la promesa irreversible de su misericordia".
Por eso, el Papa invita a los obispos: "Reclínense, pues, hermanos, con delicadeza y respeto, sobre el alma profunda de su gente, desciendan con atención y descifren su misterioso rostro". Y les recuerda cómo deben hacerlo: "Se necesita una mirada capaz de reflejar la ternura de Dios. Sean por lo tanto Obispos de mirada limpia, de alma trasparente, de rostro luminoso". "En las miradas de ustedes, el Pueblo mexicano tiene el derecho de encontrar las huellas de quienes «han visto al Señor» (cf. Jn 20,25), de quienes han estado con Dios".
El Papa recuerda que sólo con la fe en Cristo es posible afrontar los retos que presentan un mundo y una época cada vez más compleja, y que la tentación siempre presente de querer resolver o afrontar la realidad sólo a partir de la razón y las fuerzas humanas nos aleja del Padre. "¿Acaso podemos estar de verdad ocupados en otras cosas sino en las del Padre? Fuera de las «cosas del Padre» (Lc 2,48-49) perdemos nuestra identidad y, culpablemente, hacemos vana su gracia".
Y finalmente, en esta primera "mirada", el Papa plantea con toda claridad el reto del narcotráfico y sus implicaciones que exigen actitud profética y alejarse de las condenas genéricas: "Les ruego no minusvalorar el desafío ético y anticívico que el narcotráfico representa para la juventud y para la entera sociedad mexicana, comprendida la Iglesia".
El planteamiento de la grave realidad lo hace además con una propuesta para enfrentarlo: "Sólo comenzando por las familias; acercándonos y abrazando a la periferia humana y existencial de los territorios desolados de nuestras ciudades; involucrando las comunidades parroquiales, las escuelas, las instituciones comunitarias, las comunidades políticas, las estructuras de seguridad; sólo así se podrá liberar totalmente de las aguas en las cuales lamentablemente se ahogan tantas vidas, sea la vida de quien muere como víctima, sea la de quien delante de Dios tendrá siempre las manos manchadas de sangre, aunque tenga los bolsillos llenos de dinero sórdido y la conciencia anestesiada".
Esta primera mirada del Papa nos compromete a enfrentar el reto del narcotráfico con las herramientas de la gracia, de la ternura de Dios y del trabajo sistemático en familias, parroquias, escuelas e instituciones comunitarias, políticas y de seguridad.
Antonio Maza Pereda
Es interesante ver cómo fueron cambiando algunos medios, algunos segmentos de la sociedad, conforme avanzaba la visita pastoral del Papa Francisco. Al no ver satisfechas sus expectativas, perdieron el piso y empezaron a atacar al Papa. De muchos modos. Desde los infaltables "Memes", hasta los sesudos editoriales.
Es claro que cada quien tenía sus propias expectativas respecto a la visita del Papa. Algunos esperaban que viniera a regañar. A regañar a la Presidencia, a las autoridades judiciales, a los empresarios, y a otros muchos sectores. Otros, los típicos medios amarillistas, esperaban declaraciones tronantes y sensacionalistas, de esas que venden muchos periódicos.
Ya le habían puesto adjetivos calificativos al Papa. En algunos sectores lo llamaban un Papa revolucionario, un Papa innovador, un Papa reformista. Otros sectores lo calificaban de un Papa dulce, un Papa conciliador, un Papa que tiende puentes.
Claramente, el Papa no se deja etiquetar con facilidad. Y por una buena razón: porque es muy auténtico y no vino en esta gira para ganar popularidad, ni para él ni para la Iglesia.
En términos generales, para algunos medios el análisis siempre se hace en términos de oposición. Imbuidos con el método dialéctico, están siempre buscando la tesis, la antítesis y la síntesis. Y al interpretar las cosas de esa manera, ciertamente llegan a conclusiones sesgadas.
Por ejemplo: si el Papa no se refiere al tema de Ayotzinapa, entonces quiere decir que está apoyando la versión oficial, la "verdad histórica" de las autoridades mexicanas. Si el Papa no excomulga a los narcos ni a los corruptos, quiere decir que está de acuerdo con esas posiciones.
Ésas y otras barbaridades son los que resultan cuando se quiere ver todo en términos de lucha, en particular de lucha de clases. Claramente el Papa aludió a todos esos temas, pero no con la suficiente fuerza como para dar gusto a algunos sectores.
Para el católico promedio, probablemente lo más interesante es ver en esta visita cuáles han sido las prioridades que el Papa ha señalado:
* Una mayor cercanía de los obispos a su grey.
* Esforzarse por crear más oportunidades para todos.
* Reconocimiento y apoyo a los 10 millones de indígenas, y en particular el reconocimiento de los valores de su cultura.
* El apoyo a la familia, a más de 30 millones de familias y sobre todo a la pareja.
* La advertencia de los jóvenes en cuanto a dónde están los verdaderos valores que les convierten en una riqueza para el país.
* A los sacerdotes, tener como prioridad la oración y no caer en la tentación del conformismo.
* La humanización en el trato a los presos y el enfoque en su rehabilitación.
* El apoyo a los migrantes, y respeto de sus derechos humanos.
* Y, por encima de todo, la gran insistencia en la oración confiada y continua a nuestro Padre mediante la Virgen de Guadalupe.
Unas prioridades que trascienden a sus destinatarios, porque son para todos los católicos.
Una agenda muy diferente de la que marcaban los medios y, tristemente, algunos grupos católicos. No hubo un exorcismo para el país. No hubo excomuniones fulminantes. No hubo un ataque a las autoridades constituidas. Y en esto, creo yo, está tal vez el mensaje más importante que nos manda el Papa. Porque su mensaje se ha centrado en establecer prioridades.
Con símbolos, con su presencia, el Papa nos ha dicho cuáles son los temas que más importan. Y esa es una enseñanza invaluable.
Ante un mar de opiniones, ante la enorme confusión que nos dan multitud de sentires, no generalmente bien sustentados, es importante que tengamos claras nuestras preferencias. Para el católico de pie, para el presbítero, para el obispo, las prioridades son siempre importantes. Porque son el modo de tomar decisiones frente a situaciones conflictivas. Porque no es fácil hacer un análisis de nuestras realidades y definir cuál debe ser nuestra actuación.
Y ahora, la tarea sigue. No podemos pensar: "Ya se fue el Papa, ahora sigamos como siempre". Tenemos que releer, digerir, analizar sus mensajes. Buscarles una aplicación concreta. Examinar nuestras vidas y entender qué cambio nos está pidiendo el Papa. Ahí estará el verdadero fruto de esta visita.
Palabras del Papa Francisco en el ángelus de este domingo 21 de febrero.
"Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! El viaje apostólico que he realizado los días pasados en México ha sido para todos nosotros una experiencia de transfiguración. ¿Cómo ha sido posible?
El Señor nos ha mostrado la luz de su gloria a través del cuerpo de su Iglesia, de su pueblo santo que vive en esa tierra. Un cuerpo tantas veces herido, un pueblo tantas veces oprimido, despreciado, violado en su dignidad. De hecho los diversos encuentros vividos en México fueron llenos de luz: la luz de la fe que transfigura los rostros e ilumina el camino.
El "baricentro" espiritual de mi peregrinación ha sido el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe. Quedarme en silencio delante a la imagen de la Madre era lo que me había propuesto antes de todo. Y agradezco a Dios que me lo ha concedido. He contemplado y me he dejado mirar por Aquella que lleva impresos en sus ojos las miradas de todos sus hijos y recoge los dolores por las violencias, los secuestros, los asesinatos, las violencias contra tanta pobre gente, de tantas mujeres.
Guadalupe es el santuario mariano más frecuentado del mundo. De toda América van allí a rezar donde la Virgen Morenita se mostró al indio san Juan Diego, dando inicio a la evangelización del continente y a su nueva civilización, fruto del encuentro entre diversas culturas.
Esta es justamente la herencia que el Señor nos ha entregado en México: custodiar la riqueza de la diversidad y, al mismo tiempo, manifestar la armonía de la fe común: una fe sincera y robusta, acompañada por una gran carga de vitalidad y de humanidad.
Como mis predecesores, también yo fui para confirmar la fe del pueblo mexicano, pero contemporáneamente a ser confirmado; he recogido a manos llenas este don para que vaya como beneficio de la Iglesia universal.
Un ejemplo luminoso de lo que estoy diciendo fue dado por las familias: las familias mexicanas me han recibido con alegría en cuanto mensajero de Cristo, pastor de toda la Iglesia; pero ellos a su vez me han dado testimonios límpidos y fuertes, testimonios de fe vivida, de fe que transfigura la vida, y esto para edificar a todas las familias cristianas del mundo. Y lo mismo se puede decir sobre los jóvenes, los consagrados, los sacerdotes, los trabajadores y los encarcelados.
Por lo tanto doy gracias al Señor y a la Virgen de Guadalupe por el don de esta peregrinación. Además agradezco al presidente de México y a las demás autoridades civiles por la calurosa recepción; y agradezco vivamente a mis hermanos en el episcopado y a todas las personas que de diversas maneras han colaborado.
Una alabanza, alabanza especial elevamos a la Santísima Trinidad por haber querido que en esta ocasión se realizara en Cuba el encuentro entre el Papa y el Patriarca de Moscú y de toda Rusia, el querido hermano Kirill; un encuentro muy deseado incluso por mis predecesores. También este evento es una luz profética de resurrección, de la cual hoy el mundo necesita más que nunca. La Santa Madre de Dios siga a guiarnos en el camino de amistad y de la unidad. Y recemos a la Virgen de Cazán. El patriarca Kirill me ha regalado un ícono de la Virgen de Kazán: recemos juntos un Ave María.