Bernardo Ardavín Migoni (tramapolitica.mx)
Las autoridades son incapaces de garantizar la paz en los procesos electorales
La deficiente administración e impartición de la justicia también se hace presente en lo electoral, como causa de la impunidad que beneficia a toda clase de delincuentes. Ya no son pocos los candidatos que han renunciado a su participación, al padecer amenazas, a ellos y a sus respectivas familias.
Los valientes que están decididos a afrontar el riesgo de la violencia se desaniman, como consecuencia de una profunda desconfianza. Resulta evidente que las autoridades no son capaces de hacer justicia, no pueden ejercer correctamente sus responsabilidades o, lo que es peor, no están interesados en ello porque son parte del problema; son cómplices.
En la ciudadanía hay desánimo y desconfianza
La pérdida de la confianza en las autoridades por la impunidad de las mafias, cuya violencia afecta crecientemente los procesos electorales, combinada con la pobreza de los contenidos de la publicidad partidista, ha llevado a la ciudadanía al hastío y a un cierto grado de enervación, de tal manera que resulta comprensible la falta de entusiasmo para participar en los comicios, ya sea como candidatos, propagandistas o como sufragantes, todo lo cual conforma una situación poco propicia para nuestra transición democrática.
El INE tiene una tarea complicada, en parte por la violencia
La situación para el nuevo INE es harto complicada porque está aplicando el nuevo código, con cambios que supusieron una suerte de federalización de los procesos electorales locales, sobrecargando a las autoridades federales. Estas circunstancias y la violencia incontrolada, coloca al organismo responsable de las elecciones en una situación delicada e inconsistente, para poder garantizar un proceso electoral transparente y confiable.
¿Qué debemos hacer?
No podemos permitir un retroceso grave en nuestra incipiente democracia, como consecuencia de la violencia.
Lo peor que podemos hacer es abstenernos. Debemos participar exigiendo una democracia más auténtica, comenzando por cumplir con el requisito mínimo de nuestra presencia en las urnas.
Si no estamos de acuerdo con los partidos actuales, podemos sufragar anulando nuestro voto o emitiéndolo por uno de los varios partidos pequeños –algunos de reciente creación–, o por uno de los pocos candidatos independientes. Sería una expresión tangible del rechazo al papel insatisfactorio de los partidos tradicionales y de mayor peso político.
Si nos abstenemos de votar, lo único que lograremos es que las elecciones se definan por el voto duro de los partidos mayoritarios, que seguirán trabajando para consolidar y perpetuar la viciosa partidocracia que estamos padeciendo.
Y también, nuestra abstención sería una especie de reconocimiento de la eficacia de la violencia para pervertir nuestro proceso democrático. No lo podemos permitir.
Charles Caltrop (Vertical Mx)
Este partido inició siendo una agrupación política nacional en 1996, después logro su registro como partido y a lo largo de su corta historia ha cambiado de nombre como quien cambia de calcetines, cada vez que se le ocurre o se necesita.
Nace el 5 de diciembre de 1998, Convergencia por la Democracia efectuó en la ciudad de México, El 1° de agosto de 1999, el Instituto Federal Electo-ral (IFE) notificó a la dirigencia de Convergencia que contaba formalmente con registro y con la personalidad jurídica de Partido Político Nacional.
La primera dirigencia del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de Convergencia fue encabezada por Dante Alfonso Delgado Rannauro(1999-2002) exgobernador priista de Veracruz, y como Secretario General del partido Enrique Herrera Bruqueta hasta el año 2001. Ha tenido varios presidentes nacionales, sin embargo Dante Delgado es desde el principio hasta hoy el amo y señor delMovimiento Ciudadano.
Dante Delgado es originario de Alvarado, Veracruz, abogado egresado de la Facultad de Derecho de la Universidad Veracruzana. Inició su carrera política como miembro d miembro del Partido Revolucionario Institucional PRI donde fue Secretario de Organización del Comité Ejecutivo Nacional y Presidente del Comité Directivo Estatal en Veracruz.
Entre los cargos públicos que ha desempeñado se destacan como Coordinador de la Comisión para el Bienestar Social y Desarrollo Económico Sustentable para el Estado de Chiapas en 1995, Procurador Agrario de 1994 a 1995, embajador de México en Italia y Representante Permanente ante la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) de 1993 a 1994, logró ser Gobernador interino del estado de Veracruz a la renuncia de Fernando Gutiérrez Barrios por la invitación que el entonces Presidente Ernesto Zedillo le hizo al antiguo jefe de la Dirección Federal de Seguridad. De 1988 a 1992, antes fue Secretario General de Gobierno del estado de Veracruz de 1986 a 1988, diputado federal en la LIII Legislatura, Subsecretario de Gobierno del Estado de Veracruz de 1983 a 1985, delegado general de la Secretaría de Educación Pública en los estados de Yucatán, Oaxaca y Veracruz de 1979 a 1983. Renuncio a su militancia en el PRI en 1995 e impulso la creación del partido Convergencia
En su declaración de principios se declaran como paladines de la democracia, la libertad, los derechos humanos, igualdad y bienestar, sin embargo los hechos los contradicen de manera tajante y contundente, ya que ellos son el patio trasero de los priistas resentidos y trasnochados o de los perredistas confundidos entre una izquierda delirante y poco creíble bañada de un centro izquierda que no convencen a nadie simple y llanamente porque sus principios son tan amplios que hasta los partidos (grandes) si es que se les puede llamas así los tienen también como su plataforma de ideología y objetivos que dicen todo y no dicen nada, son tan cambiantes que en los pocos años que tienen han cambiado de 3 veces de nombre, primero Convergencia por la Democracia; después solo Convergencia y ahora Movimiento Ciudadano; en un futuro no muy lejano es muy probable que cambien de nombre para tratar de seguir en el ánimo de los electores que cada vez los identifican menos, si acaso por el color se dan cuenta que existen, son l
Los naranjas, así como los hay verdes empedernidos o turquesas entre verde y azul finito, quien nunca cambiará es su líder nacional y moral Dante Delgado Ranauro. En estas elecciones intermedias 2015 la estrategia del Movimiento Ciudadano es lograr el porcentaje electoral suficiente parasobrevivir y seguir teniendo presupuesto que los conserve con vida en el concierto nacional rentando candidatos de otros partidos ya sean del PRI, del PAN o del PRD conocidos por el pueblo para presentarse como campeones de la libertad y la democracia.
Ya lo dijo el escritor Español Enrique Jardiel “Los políticos son como los cines de barrio, primero te hacen entrar y después te cambian el programa”
Luis Pazos (El Financiero)
Hay ciudadanos que consideran que votar es perder el tiempo, pues vivimos en una partidocracia, donde los dirigentes de los partidos deciden quiénes serán nuestros representantes. Dicen que todos los partidos, candidatos y miembros del gobierno son iguales, por lo tanto, no van a votar o anularán su voto. Grupos de radicales, que no se sienten representados en los partidos o por su posición anárquica de ir contra todo, también llaman a la ciudadanía a no votar y a boicotear las elecciones.
Aunque hay razones válidas entre quienes están decepcionados de los partidos y los políticos, no votar no ayuda a solucionar los problemas, sino a que ganen los peores. Los partidos expertos en “marrullerías” y en la compra de votos, son los que aumentan sus posibilidades de triunfo cuando un menor porcentaje de clase media pensante e independiente asiste a las urnas. La alternancia en la Presidencia a principios del siglo XX fue posible gracias a un aumento de votantes.
Tenemos una democracia imperfecta y plagada de demagogia, pero no es la solución no votar, sino votar racionalmente, para lo que necesitamos analizar la personalidad del candidato, la trayectoria de su partido y la viabilidad de sus propuestas.
Hay suficientes elementos para decepcionarnos, despotricar contra el gobierno, la corrupción y no participar en una democracia imperfecta, pero que demostró que sí puede lograr alternancia y cambios, aunque lentos o insuficientes, si acudimos a las urnas.
En la primera década del siglo XXI avanzamos en transparencia y libertad de expresión. Se pudo saber en qué y cuanto gastaba el Presidente y criticarlo sin represión. El siglo pasado eran intocables los altos funcionarios, si alguien se atrevía a decir algo de ellos, era acallado. Pero hay el peligro de regresar a la opacidad y censura del siglo pasado.
Es necesaria una mayor educación política y económica, por ello escribimos el libro “Políticas económicas”, para identificar qué propuestas son viables, cuáles demagógicas y votar racional y positivamente.
No caigamos en el “garlito”, que normalmente beneficia a los peores, de no ir a votar o anular nuestro voto. Votemos por los menos malos para que no triunfen los peores o por lo menos tengamos la certeza de que no favorecimos a los que no queremos en el poder al no votar.
Fragmento del Mensaje del Papa Francisco con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales celebrada este 17 de mayo
"El tema de la familia está en el centro de una profunda reflexión eclesial y de un proceso sinodal que prevé dos sínodos, uno extraordinario –apenas celebrado– y otro ordinario, convocado para el próximo mes de octubre. En este contexto, he considerado oportuno que el tema de la próxima Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales tuviera como punto de referencia la familia. En efecto, la familia es el primer lugar donde aprendemos a comunicar. Volver a este momento originario nos puede ayudar, tanto a comunicar de modo más auténtico y humano, como a observar la familia desde un nuevo punto de vista.
Podemos dejarnos inspirar por el episodio evangélico de la visita de María a Isabel (cf. Lc 1,39-56). «En cuanto Isabel oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó a voz en grito: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!”» (vv. 41-42).
Este episodio nos muestra ante todo la comunicación como un diálogo que se entrelaza con el lenguaje del cuerpo. En efecto, la primera respuesta al saludo de María la da el niño saltando gozosamente en el vientre de Isabel. Exultar por la alegría del encuentro es, en cierto sentido, el arquetipo y el símbolo de cualquier otra comunicación que aprendemos incluso antes de venir al mundo. El seno materno que nos acoge es la primera «escuela» de comunicación, hecha de escucha y de contacto corpóreo, donde comenzamos a familiarizarnos con el mundo externo en un ambiente protegido y con el sonido tranquilizador del palpitar del corazón de la mamá. Este encuentro entre dos seres a la vez tan íntimos, aunque todavía tan extraños uno de otro, es un encuentro lleno de promesas, es nuestra primera experiencia de comunicación. Y es una experiencia que nos acomuna a todos, porque todos nosotros hemos nacido de una madre.
Después de llegar al mundo, permanecemos en un «seno», que es la familia. Un seno hecho de personas diversas en relación; la familia es el «lugar donde se aprende a convivir en la diferencia» (Exort. ap. Evangelii gaudium, 66): diferencias de géneros y de gene-raciones, que comunican antes que nada porque se acogen mutuamente, porque entre ellos existe un vínculo. Y cuanto más amplio es el abanico de estas relaciones y más diversas son las edades, más rico es nuestro ambiente de vida. Es el vínculo el que fundamenta la palabra, que a su vez fortalece el vínculo. Nosotros no inventamos las palabras: las podemos usar porque las hemos recibido.
En la familia se aprende a hablar la lengua materna, es decir, la lengua de nuestros antepasados (cf. 2 M 7,25.27). En la familia se percibe que otros nos han precedido, y nos han puesto en condiciones de existir y de poder, también nosotros, generar vida y hacer algo bueno y hermoso. Podemos dar porque hemos recibido, y este círculo virtuoso está en el corazón de la capacidad de la familia de comunicarse y de comunicar; y, más en general, es el paradigma de toda comunicación.