Aumento de la felicidad en Brasil y elecciones.- Una encuesta de la empresa Datafolha, dedicada a los temas políticos en Brasil, constata un aumento de la felicidad de los brasileños durante la celebración de la Copa Mundial de Fútbol, lo que ha impulsado la popularidad de la candidata y presidenta Dilma Rousseff impulsándola hasta un preciado 38%, sin embargo esta ventaja no le permitiría triunfar en una primera vuelta, lo que le puede complicar el triunfo si la oposición se pone de acuerdo para la segunda vuelta… o la selección brasileña no se alza con el triunfo en la copa.
Estos datos fueron dados a conocer antes de un trágico accidente ocurrido este jueves, cuando un puente construido para la copa del mundo se desplomó y mató a dos personas. Los principales problemas del actual gobierno son las acusaciones de corrupción que viene arrastrando desde la administración de Luiz Inazio Lula Da Silva, por lo que aún hay riesgos importantes que tendrá que sortear Dilma si desea llegar a un segundo mandato.
Se acentúan los conflictos en el medio oriente.- El Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS por sus siglas en inglés), hizo un comunicado el pasado 29 de junio en el sentido de que constituiría un califato, demandando de esta manera la supremacía que hasta 1920 ejerciera el Sultán del Imperio Turco y que desde su caída nadie ha logrado reclamar, con lo que han surgido multitud de sectas islámicas que permiten el afloramiento de grupos radicales.
De lograr consolidar el califato, Ibrahim ibn Awad, más conocido como Abu Bakr al Bagdadi se convertiría en una especie de juez con capacidad para resolver disputas entre los islámicos, logrando darle cierta unidad a esta religión hoy muy dividida. La proclama ha sido rechazada por algunos grupos radicales, como Al Qaeda.
Japón cambia el sentido pacifista de su constitución.- Esta misma semana Japón aprobó cambiar su constitución para que su ejército no sea meramente defensivo, sino que pueda actuar también en defensa de sus aliados. Este cambio sustancial en la constitución, en el marco de lo que Japón ha denominado agresiones a la integridad territorial de las naciones del pacífico asiático por parte de China, tiene una sola lectura. Están dispuestos a ir con todo para evitar el expansionismo chino.
Una encuesta del Poll Institute of Quinnipiac University, encontró que para los norteamericanos Obama es el peor presidente que ha tenido Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial. El Instituto de Encuestas fue formalizado en 1994 bajo la dirección de Douglas Shwartz, un ex analista de la CBS y ha alcanzado el reconocimiento nacional por ser una de las más exactas en sus predicciones de los resultados electorales.
33% de los encuestados respondieron que el peor presidente de EEUU ha sido Barak Obama contra 28% que opina que es George W. Bush, en tanto 35% piensan que el mejor presidente que ha tenido la nación norteamericana es Ronald Reagan… considerando únicamente a los posteriores a la II Guerra Mundial.
Barak Obama llegó a la presidencia tras ocho años de gobierno de George W. Bush en que se vivió el ataque terrorista a las Torres Gemelas de Nueva York (2001) y la peor crisis económica (2008) desde la Gran Depresión de 1929. Las expectativas que levantó fueron enormes, el cambio que representaba, también. Pero tras cinco años y medio de gobierno, la recuperación económica que asoma desde hace tiempo no termina de llegar, antes se ven nubarrones en el futuro que parecieran indicar una vuelta a la recesión. Como si fuera poco, Obama ha sido permanentemente atacado por los Republicanos, le estuvieron retrasado la reforma del sistema de salud y para colmo cuando llegó vino plagada de errores administrativos que la hicieron ver peor; el gobierno tuvo un “apagón” durante unos días y los empleos no se recuperan. Pero además en el tema internacional, Estados Unidos ha perdido mucho de su liderazgo que ha sido ocupado por Alemania en Europa, Rusia en el medio oriente y China en el este asiático, poniendo en graves problemas a naciones como Ucrania, Irak, Israel, Corea del Sur y Japón.
Barak Obama tiene un grave defecto en su liderazgo: no sabe negociar; así lo han demostrado las crisis de Siria, Irán y Ucrania en el plano internacional, y la del “apagón” y el “Obamacare” en el rubro de la política interna.
En muchas ocasiones pareciera que la estrategia política de Obama fuera la de no actuar y no decidir, esto ha generado un profundo desencanto en el pueblo norteamericano, no hace mucho tiempo enamorado de él. Sin duda Obama está en el nivel más bajo de aceptación, pero habrá que esperar mucho tiempo para saber si en verdad es peor que Nixon, Carter o el mismo Bush.
Las noticias que nos llegan a través de los medios de comunicación no hacen otra cosa que desalentarnos en materia educativa, nuestro país está mal y no se ve que las cosas vayan a mejorar en el corto plazo.
El actual gobierno federal llegó con la promesa de retomar la “rectoría del estado” en materia educativa, pero además de una reforma que no se aplica y ampliar de manera arbitraria un calendario excesivo, no ha hecho nada. Va de crisis a crisis sin aportar soluciones, el titular de educación está tan en su lugar como un chivo en una cristalería.
Si hay problemas en Oaxaca, no le corresponden a él, si son en Michoacán, tampoco; ¿en Guerrero?, menos. ¿Corrupción en la educación? El no la ve; ineficacia en el uso de los recursos, quejas de los críticos del gobierno; ¿evaluación a los maestros? Por supuesto, si se dejan… en fin, que nada pasa.
En las escuelas los maestros lidian con alumnos irrespetuosos, mal alimentados o sin los cimientos educativos para atender el programa que corresponde; los materiales y las instalaciones son inadecuadas e insuficientes, el sindicato está preocupado por cobrar su cuota sindical, exigir que asistan a las asambleas y/o manifestaciones y poco o nada más.
Los alumnos proyectan actitudes que son más el reflejo de una cultura televisiva ajena a nosotros que la formación de unos padres que, por necesidades económicas seguramente, están ausentes la mayor parte del día.
Los directivos tienen que enfrentar el descontento de los trabajadores, el asedio de los medios o las exigencias de los padres y alumnos que son abusados por sus compañeros.
En fin, que al parecer nadie educa en nuestro país… al menos eso es lo que uno entiende después de leer los diarios, escuchar los informativos de la radio o ver los noticieros en la televisión.
Pero a nivel de cancha, en la educación cotidiana de nuestros hijos, directivos y maestros, así como padres de familia, estamos cotidianamente involucrados en la educación de los menores, tal vez nos falten recursos, capacitación o condiciones para hacerlo mejor, pero la disposición está ahí, el compromiso de los maestros en la escuela existe, al menos la gran mayoría de ellos; también hay padres irresponsables que no cumplen, pero son minoría… a los que no se puede defender es a los funcionarios, de ellos solo sabemos por las noticias.
La madre Teresa de Calcuta decía que se debía amar hasta que doliera, al referirse a la atención que ella y sus Hermanas de la Caridad daban a los pobres, y también al mensaje, como lo entendía desde su carisma, del evangelio cristiano. Parafraseando a tan enorme personalidad, podemos decir que el servicio a los demás se debe dar hasta que duela.
El que brinda un servicio procura, de una manera u otra, la felicidad de aquel a quien sirve; ya sea porque le hace pasar un momento ameno, porque le proporciona un satisfactor intangible o porque le brinda oportunidades que por sí mismo no podría tener.
En el servicio público esta contribución a la felicidad es particularmente clara; brindar espacios públicos para la enseñanza y el entretenimiento, seguridad para llevarlos a cabo, certeza jurídica sobre lo que se posee o se hace, estabilidad económica y laboral… en fin, son tantos y tan variados los ámbitos del servicio público que solo en describirlos podríamos llenar varias páginas.
El ciudadano común espera que aquellos que se dicen sus líderes, aquellos que tienen la responsabilidad de gobierno, resuelvan los problemas que el difícilmente entiende pero que afectan su vida cotidiana de manera determinante.
Por ello, no importa si la función se refiere a la economía o a la seguridad, al desarrollo o el medio ambiente, el funcionario debe realizar su tarea con la mayor diligencia.
El servicio público es una vocación, tan específica como la del cura de almas, el maestro de escuela o el médico; no importa si es desde una ventanilla en un módulo del pueblo más alejado o desde el tercer piso de un importante edificio, en cada caso la actividad que se desempeña afecta directamente al ciudadano en su vida y en su ser.
Muchas veces los servidores públicos tienen que tomar decisiones difíciles, especialmente aquellos que se someten a la voluntad popular a través del voto; mayor es la dificultad de esas decisiones cuando saben que, a pesar de ser bueno para el ciudadano, su decisión será criticada por afectar intereses particulares. En ese momento el servicio público duele, pero es cuando más necesario se vuelve.