Todos los días leemos en los diarios horribles noticias en cada rincón del mundo, a veces nuestros propios problemas nos impiden dedicarle tiempo y recapacitar sobre ello, pero si lo hacemos, si nos detenemos un momento a analizar esta situación, descubriremos en el fondo una profunda crisis de valores en cada problema que cruza ante nosotros, y desgraciadamente al final, la causa es la misma, el dinero.
Desde siempre el ser humano ha tenido necesidades materiales, tras la revolución agrícola cada vez ha impulsado modelos económicos más complejos. Con la revolución industrial el hombre ha venido inventando nuevas máquinas y herramientas muy útiles para nuestra vida, pero también ha creado cada vez más necesidades artificiales que permitan comercializar más y más productos.
Así llegamos a nuestros días con la imperante necesidad de pagar el celular y el internet, la televisión por cable o satélite, el auto, los juguetes, los casinos, las prendas de moda, las golosinas, el alcohol, la tarjeta de crédito o el abono a la tienda comercial y muchas cosas más que en realidad no son necesidades imprescindibles para vivir.
En un afán por tener y acumular todas estas ofertas que se nos presentan día tras día, hemos abandonado el hogar y corremos el día entero tras el dinero que nos dará nuestro trabajo o nuestras capacidades comerciales, si no para otra cosa, para acumular más en la chequera, para tener el día de mañana, para descansar en una vida futura que nunca llega. Con nuestra actitud enseñamos a nuestros hijos que lo más importante en la vida es el éxito económico y vamos haciendo cesiones en nuestra manera de pensar y nuestros principios para obtener cien, mil o un millón de pesos más, hasta que la vida misma no tiene ningún valor frente a la acumulación de riqueza, la satisfacción de nuestras expectativas, la creación de nuestro propio imperio, así sea de naipes.
Por dinero se matan en Ucrania, Medio Oriente y África; por dinero se venden los políticos a los intereses de esta o aquella transnacional; por dinero mata un sicario a un perfecto desconocido y por dinero abandonamos a nuestra familia y a nuestro hogar… ¿no será este el momento de detenernos y preguntarnos si vale la pena?
La reacción de la sociedad ante la impudicia e imprudencia de los políticos y legisladores ha sido tan firme que el propio gobernador Mario López Valdez ha firmado una propuesta para derogar el impresentable artículo 51 BIS de la Ley Orgánica de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Sinaloa.
No permitamos que los políticos califiquen esto como la corrección de un error, porque no lo es; lo que vimos en estos días fue la reacción de un gobierno atrapado por su imprudencia y descubierto por una sociedad informada que lo obligó a recular en una decisión consciente tomada desde la comodidad de un despacho con aire acondicionado, el apoyo y asesoría de expertos en derecho y la mala leche de quienes se niegan a ver morir al estado autoritario.
¡La sociedad triunfó!; lástima que nuestros políticos solo reaccionen ante una enorme presión no solo de la sociedad local, sino de la nación y el mundo entero; en estos días, la llamada “ley mordaza” convirtió a Sinaloa en el foco de la atención de la Sociedad Interamericana de Prensa, de las Comisiones de Derechos Humanos y de las Cortes de Justicia Internacionales. Lástima que nuestro estado sea reconocido en el mundo por situaciones tan negativas y autoritarias y no por sus enormes y grandiosas bellezas naturales y capacidades competitivas para el desarrollo económico o la gran capacidad de su gente.
Así como los medios se unieron en una causa común que les afectaba en sus utilidades y convencieron a la ciudadanía, por buenas razones, de apoyar su causa, del mismo modo es necesario que los ciudadanos aprendamos a unirnos y trabajar sumando esfuerzos para empujar el desarrollo de nuestro estado y dejar los mediocres resultados de media tabla como un recuerdo del pasado.
Sinaloa es un estado con enormes potencialidades que está rezagado por nuestro conformismo e incapacidad para pensar, trabajar y proyectar juntos, ¿no podremos cambiar eso?, ¿no tenemos en Sinaloa las capacidades para ser líderes en el deporte, la empresa, el desarrollo social, la medicina, la academia, como lo hemos demostrado en la agricultura? Tenemos sinaloenses que son ejemplo en México y el mundo por su entrega, capacidad y disciplina, ¿no podemos usar esas cualidades a nuestro favor para evitar que nuestros jóvenes tengan que abandonar su tierra en busca de nuevas oportunidades?
¡Ya basta de que Sinaloa sea identificado por lo negativo!, ¿qué esperas para hacer algo y cambiar tu entorno?
La semana pasada los diputados de Sinaloa aprobaron la nueva ley orgánica de la Procuraduría General del Estado que en su artículo 51 Bis prohíbe a la prensa la divulgación de investigaciones criminales. El texto del artículo en mención dice: “los medios de comunicación tendrán acceso a la información de las investigaciones a través de los boletines de prensa que emita la unidad de acceso a la información pública, siempre que se cumplan con los requisitos marcados por las leyes en materia de transparencia.
"En ningún caso se podrá autorizar a los medios de comunicación el ingreso a los lugares de los hechos, la toma de audio, video o fotografía a las personas involucradas en un evento delictivo, ni al manejo de información relacionada con la seguridad pública o la procuración de justicia. Ningún funcionario de la PGJES podrá dar informes respecto de algún asunto a los medios de comunicación sin autorización expresa del Procurador General de Justicia del Estado o de la unidad de acceso. Sólo la víctima u ofendido a través de su asesor jurídico y el imputado, a través de su defensor, son las únicas personas que podrán tener acceso a los registros de la investigación inicial, siempre que no se afecte el desarrollo de la misma".
Con este pretexto, los reporteros de la nota policiaca de Los Mochis ya fueron impedidos de cubrir eventos que les corresponden a su fuente, a pesar de que la mentada reforma no ha sido publicada en el periódico oficial y por tanto no ha podido entrar en vigor.
El impulso a una reforma de esta especie viene del más rancio autoritarismo de la política mexicana, los diputados y el propio ejecutivo han tratado de soslayar la responsabilidad sobre este atentado a la libertad de expresión argumentando que no leyeron bien, que hubo errores de redacción o que de plano ni se enteraron de lo que decía la iniciativa, pero lo cierto es que se corresponde a una manera de tratar de controlar la imagen que se da ante la ciudadanía y el mundo en general sobre la forma en que se manejan los asuntos judiciales en nuestro país.
La libertad de expresión y la transparencia es la única forma en que los ciudadanos podemos ejercer la soberanía que la constitución nos otorga, por lo que los políticos deben recordar que están ahí para salvaguardar nuestros derechos, no sus pescuezos. En este momento, los ciudadanos debemos exigir la derogación de tan absurda ley, no es un asunto de los noticieros, sino de la ciudadanía que busca vivir en la verdad y la libertad.
Palabras del Papa Francisco en el Ángelus del domingo 3 de agosto
Queridos hermanos y hermanas, en este domingo, el Evangelio nos presenta el milagro de la multiplicación de los panes y de los peces. Jesús lo hizo en el lago de Galilea, en un lugar aislado donde se había retirado con sus discípulos después de enterarse de la muerte de Juan Bautista. Pero muchas personas le siguieron y le alcanzaron; y Jesús, viéndoles, sintió compasión y curó enfermos hasta la noche. Entonces, los discípulos preocupados porque era tarde, le dijeron que despidiera a la multitud para que pudieran ir a los pueblos y comprarse comida. Pero Jesús, tranquilamente respondió: "Dadles vosotros de comer"; y le dieron cinco panes y dos peces, los bendijo, y comenzó a partirlos y darlos a los discípulos, que los distribuyeron entre la gente. ¡Todos comieron hasta saciarse y aún así sobró!
En este acontecimiento podemos acoger tres mensajes. El primero es la compasión. Frente a la multitud que lo sigue y -por así decir- 'no lo deja en paz', Jesús no actúa con irritación, no dice 'esta gente me molesta'. Sino que siente compasión, porque sabe que no lo buscan por curiosidad, sino por necesidad. Estemos atentos, compasión es lo que siente Jesús. No es simplemente sentir piedad, es más, significa misericordia, es decir, identificarse con el sufrimiento del otro, al punto de cargarlo en sí mismo. Así es Jesús, sufre junto a nosotros, sufre con nosotros, sufre por nosotros.
Y el signo de esta compasión son las numerosas curaciones que hace. Jesús nos enseña a anteponer las necesidades de los pobres a las nuestras. Nuestras exigencias, aún legítimas, no serán nunca tan urgentes como las de los pobres, que no tienen lo necesario para vivir. Nosotros hablamos a menudo de los pobres, pero cuando hablamos de los pobres ¿sentimos a ese hombre, esa mujer, ese niño que no tienen lo necesario para vivir? No tienen para comer, no tienen para vestirse, no tienen la posibilidad de medicinas, también los niños que no pueden ir al colegio. Es por esto que nuestras exigencias, aún legitimas, no serán nunca tan urgentes como la de los pobres que no tienen lo necesario para vivir.
El segundo mensaje es el compartir. Primero la compasión, lo que sentía Jesús y después el compartir. Es útil comparar la reacción de los discípulos, frente a la gente cansada y hambrienta, con la de Jesús. Son distintas. Los discípulos piensan que lo mejor es despedirse, para que puedan ir a buscar para comer. Jesús sin embargo dice: dadles vosotros de comer. Dos reacciones diferentes, que reflejan dos lógicas opuestas: los discípulos razonan según el mundo, por lo que cada uno debe pensar en sí mismo. Reaccionan como si dijeran 'arreglároslas solos'. Jesús razona según la lógica de Dios, la del compartir. ¿Cuántas veces nosotros nos giramos hacia otro lado, para no ver a los hermanos necesitados? Y este mirar a otra parte, es una forma educada de decir en muchas cosas 'arreglároslas solos'. Y esto no es de Jesús. Es egoísta. Si hubiera despedido a la gente, muchas personas se habrían quedado sin comer. Sin embargo esos pocos panes y peces, compartidos y bendecidos por Dios, bastaron para todos. Atención: ¡no es magia, es un 'signo'! Un signo que invita a tener fe en Dios, Padre providente, que no permite que nos falte nuestro "pan de cada día", ¡si nosotros sabemos compartirlo como hermanos! Compasión, compartir. El tercer mensaje: el prodigio de los panes preanuncia la Eucaristía. Se ve en el gesto de Jesús que "recitó la bendición" antes de partir los panes y darlos a la multitud. Es el mismo gesto que Jesús hará en la Última Cena, cuando instituyó el memorial perpetuo de su Sacrificio redentor. En la Eucaristía Jesús no da un pan, sino el pan de la vida eterna, se dona a Sí mismo, ofreciéndose al Padre por amor a nosotros. Pero nosotros, debemos ir a la eucaristía con esos sentimientos de Jesús, la compasión. Y con ese deseo de Jesús, compartir. Quien va a la eucaristía sin tener compasión de los necesitados y sin compartir, no se encuentra bien con Jesús.
Compasión, compartir, Eucaristía. Este es el camino que Jesús nos indica en este Evangelio. Un camino que nos lleva a afrontar con fraternidad las necesidades de este mundo, pero que nos conduce más allá de este mundo, porque sale de Dios y vuelve a Él. La Virgen María, Madre de la divina Providencia, nos acompañe en este camino.