Por: Arturo Cuevas Martínez
@elArtuVis
El día de hoy escuché algo que realmente me hizo reflexionar, y esto es que en la primera etapa de nuestras vidas estamos naturalmente dedicados a aprender, toda clase de cosas pasan frente a nosotros y siempre comentamos que “como esponjas” los niños (que también fuimos aunque ya no lo recordemos) aprenden todo, así que hay que rodearlos de cosas sanas para que aprendan cosas sanas, pues esto se quedará para toda su vida.
En la adolescencia aún a regañadientes aprendemos de manera formal en la escuela (aún cuando nosotros mismos hagamos intentos por no hacerlo) y de manera informal de nuestros amigos, de nuestros padres, en general de nuestro entorno, aunque aquí ya tomamos algunas decisiones sobre a que acercarnos y a qué no (muchas veces decisiones equivocadas claro está) y es en nuestra adultez temprana cuando tomamos aquellas primeras decisiones por ensayo y error que definitivamente nos ayudan a aprender que es lo que queremos y que era solo un antojo (que carrera estudiaremos, el deporte que deseamos practicar o incluso nuestro primer trabajo). Creo que hasta entonces para la mayoría de nosotros el aprendizaje es un proceso inconsciente, ocurre como por inercia.
Sin embargo, algo extraño nos sucede alrededor de los 30 años, (y sí, hace algunos años los cumplí) algo pasa en nuestros cerebros que nos hace pensar que ya somos expertos en todo o en nada, en la vida tal vez. Una carga de soberbia nos hace creer y descalificar aquello que no es “lo que nosotros pensamos” o “lo que siempre hemos hecho” y entonces borramos de nuestras capacidades el aprendizaje, sin embargo, creo que eso es lo que nos representa un motor, una motivación, ganas de avanzar pues.
¿Te imaginas siendo adulto mayor y tratar de aprender a tocar un instrumento musical? La misma sociedad nos dice muchas veces que si no lo haces en tu infancia después es una pérdida de tiempo pues no lo lograrás. Pero, ¿y la emoción que teníamos de pequeños al enfrentar algo nuevo? Ahora simplemente la evitamos.
Debo reconocer que admiro mucho a esos adultos mayores que hoy día rompen sus paradigmas y abren una cuenta de Factbook y se atreven a chatear, aquellos que preguntan cuando no saben, aquellos que están tratando de entender su teléfono inteligente (nadie lo entiende del todo) y pierden el miedo a equivocarse.
Que maravilla son esas personas que no les da miedo simplemente decir: no lo sé, antes de descalificar la nueva tecnología (te has sorprendido diciendo algo como: en mis tiempos, esto o aquello, era mejor…) ésos que piden ayuda cuando no saben.
Creo que uno de los múltiples caminos de la felicidad es el aprendizaje que se traduce en renovación, en reinvención en evolución, la resiliencia es la resistencia al cambio y pareciera que de manera natural crece en nosotros conforme incrementa nuestra edad.
Salgamos de nuestra zona de confort y busquemos algo nuevo que aprender que daño, seguro, no nos hará…
Por Silvia del Valle
@TipsMama5Hijos
Yo creo que podemos valernos casi de cualquier situación para educar a nuestros hijos y una muy buena es cuando cocinamos.
Si dejamos que nuestros hijos participen en la cocina los estamos armando para la vida porque también ahí transmitimos valores y se hacen responsables, además de que estamos formando padres y madres de familia con valores y virtudes que e nuestros tiempos nos hace mucha falta.
Aquí les dejo 5 tips para que los niños ayuden en la cocina.
PRIMERO. QUE CADA QUIEN PARTICIPE SEGÚN SU NIVEL.
Es común evitar que nuestros hijos se acerquen mientras estamos cocinando, pero creo que es mejor si desde pequeños aprenden cómo se cocina y además logramos que sea divertido.
Hay actividades que perfectamente pueden hacer nuestros hijos pequeños. Pueden pasarnos los ingredientes, o lavar las frutas. Los más grandecitos pueden ayudarnos a picar cosas sencillas o mezclar ingredientes, hasta que llegue la edad en que ellos mismos puedan hacer una comida completa y sin necesidad de ayuda.
Mi hija mayor, a sus 14 años, ya puede realizar una comida completa con su sopa, algún guisado de carne y un postre sencillo.
SEGUNDO. AL TERMINAR HAY QUE LIMPIAR.
Es importante que desde pequeños se acostumbren a limpiar y poner lo que ocupan en su lugar. Siempre es agradable cocinar, pero a la hora de limpiar a todos nos da flojera por lo que es mejor que lo hagamos como una rutina.
Este es un principio de orden básico ya que aplicará en todos los aspectos de su vida por lo que mas fácil si lo aprenden jugando.
TERCERO. DÉJALES LOS MATERIALES A MANO.
Ayudar en la cocina no sólo es cocinar, también nos pueden ayudar a poner a mesa. Procura cuidar que los platos, vasos y cubiertos estén al alcance de su mano para que puedan ayudarte a adornar la mesa y si son pequeños tus hijos los trastes de plástico evitan accidentes.
El que sean pequeños no es un motivo para que no colaboren en el bienestar de la familia. Si los dejas que pongan la mesa, aunque los cubiertos queden en desorden, ellos estarán colocando su granito de arena para que la hora de la comida sea algo muy agradable y a la vez les estás haciendo ver que sin su ayuda las cosas no salen bien.
En mi familia además de ayudar a poner la mesa también ayudan a quitarla y dejarla limpia y ordenada. Y todos cooperan en estas labores.
CUARTO. MUÉSTRALES QUE LA COCINA ES DIVERTIDA.
Podemos organizar actividades que sean del agrado de nuestros hijos como hacer galletas, modelar masa, hacer pizzas o cocteles de frutas donde se abre paso a su imaginación y se logran grandes momentos de diversión.
Cuando hacemos pizzas, cada uno de mis hijos hace la suya y decide que ingredientes le pone. Esto es muy divertido y los hace sentir importantes.
A veces resultan más sofisticados nuestros hijos y hacen boletitos, toman la carta o hasta nos dan la cuenta y se paga con dinero de juguete, como en cualquier buen restaurante.
Y QUINTO. QUE DESCUBRAN LAS VENTAJA DE SABER COCINAR AUNQUE SEAN COSAS SENCILLAS.
Si se presenta alguna emergencia nuestros hijos estarán capacitados para hacer su propia comida aunque sea sencilla, hay que hacerlos conscientes de ello.
Un buen lugar para reconocer la importancia de saber cocinar y hacerlo en comunidad se da cuando se prepara una carne asada o se va de día de campo o a algún campamento.
Es muy formativo y necesario que nuestros hijos aprendan a valerse por si mismos pero siempre teniendo cuidado de sólo pedirles de acuerdo a su edad.
No podemos olvidar que somos los guardianes de nuestros hijos. Estemos al pendiente.
Por Silvia del Valle
@TipsMama5Hijos
Hoy más que nunca nos toca como padres de familia poner toda nuestra atención en lo que nuestros hijos hacen.
A nosotros nos tocó vivir el cambio pero a nuestros hijos les ha tocado ya de lleno una nueva época donde la tecnología está a todo lo que da con cambios súbitos y con grandes avances en poco tiempo.
No podemos aislar a nuestro hijos del mundo que les ha tocado vivir, pero si podemos ayudarlos a saber como actuar en él, por eso aquí les dejo mis 5 Tips para lograr un buen uso del internet.
PRIMERO. HAGAMOS UN REGLAMENTO DE USO
Ya se que puede sonar exagerado pero es muy necesario. Para hacerlo debemos tomar en cuenta las edades y necesidades de cada miembro de la familia así estarán cubiertos todos los aspectos familiares y será más difícil que existan casos extraordinarios.
Dentro de las cosas a considerar es que el uso de internet debe tener un horario y un lugar conocido para todos en la familia. Por ejemplo en mi familia sólo pueden usar el internet dos horas al día para diversión y en caso de que exista la necesidad de hacer investigaciones, ese tiempo no se toma en cuenta.
Casi nunca se acaban su tiempo porque tienen tantas actividades que no les da tiempo de mucho.
En este sentido también se pueden considerar dentro de la hora de diversión los videojuegos.
El lugar debe ser un área común así podremos ver que es lo que hacen nuestros hijos. Por ejemplo, en mi familia está prohibido usar sus ipods, celulares o tabletas en las recamaras. Al principio renegaron mucho pero ahora ya lo tienen como una norma.
En mi caso puse el reglamento en un lugar visible y además hice que lo firmaran todos los miembros de la familia así se estaban comprometiendo a cumplirlo.
SEGUNDO. PODEMOS HACER USO DE LOS PROGRAMAS DE CONTROL PARENTAL
Ahora existen una gran cantidad de programas que nos permiten a los padres controlar el acceso a ciertas páginas que pueden ser peligrosas para nuestros hijos.
Se toma en cuenta la edad de los niños y automáticamente bloquea el contenido que no está en ese rango.
Algunos cuestan pero otros son gratuitos, sólo es cuestión de buscar y poner atención.
TERCERO. ESTEMOS PENDIENTES DE LO QUE NUESTROS HIJOS HACEN
La mejor forma de prevenir es vigilar. Debemos estar al tanto de lo que nuestros hijos hacen, sobre todo de lo que los más pequeños ven, pero no por eso debemos dejar a los adolescentes libres en el mundo cibernético.
Esta es la edad más peligrosa para nuestros hijos porque es la edad de las curiosidades y del querer saber y por lo mismo se les hace fácil encontrar respuestas a sus preguntas en el internet donde hay información adecuada y otra que dista mucho de la realidad o que tiene la intención de dañar la conciencia de nuestros hijos.
En algunas ocasiones las páginas poco adecuadas para su edad brincan solas y se abren en pantallas nuevas por lo que los toma por sorpresa y en ocasiones genera morbo y curiosidad por lo que no son capaces de salir de ellas a tiempo, es aquí donde debemos estar nosotros para apoyarlos.
En otras ocasiones son los compañeros o amigos los que les meten la curiosidad por algún tema y además los asusan para entrar a páginas poco adecuadas. En este sentido también es necesario salir al rescate de nuestros hijos.
Es mejor que en éste periodo de la vida de nuestros hijos tengan nuestra atención, hasta de más, que de menos. Esto les puede salvar la conciencia y la vida.
CUARTO. CUIDADO CON LOS CELULARES Y VIDEOJUEGOS.
Apenas hace poco caí en la cuenta que los celulares y los videojuegos son una ventana al internet no controlado.
Nuestros hijos ahora son tan inteligentes, que fácilmente se pueden brincar los seguros que les ponemos. Y los celulares son de los aparatos que tienen menos controles, así que yo recomiendo que nuestros hijos no tengan celulares con internet hasta que sean responsables de sus actos.
Un celular, en las manos de un niños o joven, es para hablar por teléfono en caso de emergencia y no para entrar a internet a la hora que le venga en gana.
De igual forma los videojuegos y consolas, que ahora funcionan con internet. Es importante también meterle los controles parentales ya que de otra forma serán una ventana que poco podemos cuidar.
Por medio de algunos juegos pueden tener interacción con personas desconocidas que pueden inventar cosas o personalidades y engañar a nuestros hijos induciéndolos a ver cosas nada adecuadas para su edad.
Y QUINTO. SEAMOS CONGRUENTES
No podemos pedirles a nuestros hijos que sean ordenados y que cumplan el reglamento de uso de internet cuando nosotros no lo cumplimos y por el contrario hacemos uso de páginas nada decorosas o si nos pasaos toda la noche navegando en internet.
Debemos recordar que nuestros hijos aprenden en todo momento y una acción nuestra les deja una huella más fuerte que nuestras palabras.
Por eso es necesario que cumplamos con lo que les pedimos a ellos que hagan.
Debemos ser autoridad moral para nuestros hijos y si ven que nosotros vemos páginas vulgares o indecentes en un futuro no podremos exigirles a ellos que no las vean.
Es cuestión de fuerza de voluntad y de amor.
Por Silvia del Valle.
@TipsMama5Hijos
Como el tema de la autoestima de nuestros hijos es muy extenso aquí están los siguientes 5 tips.
PRIMERO: Confíales pequeñas responsabilidades
Dar responsabilidades a nuestros hijos es una forma de decir “creo que puedes hacerlo, confío en ti y por eso esto lo pongo en tus manos“.
Estas responsabilidades deben ir en proporción a la edad de cada uno de nuestros hijos y pueden ser tan sencillas como poner o quitar la mesa, recoger sus juguetes o cuidar la mascota de la familia.
Y para muestra un botón. A mi ahijada, que apenas tiene un año y tres meses, al terminar de cambiarle el pañal, si tú se lo das, ella va y lo tira en el bote de basura.
¡La edad no es limitante! A veces subestimamos a nuestros hijos y los seguimos viendo pequeños.
Procura que vean que nos sentimos orgullosos de que son capaces de realizar las tareas o cumplir con las responsabilidades que les encomendamos.
SEGUNDO: Deja que solucionen sus problemas
Nosotros como papás, tratamos de solucionar todos los problemas que enfrentan nuestros hijos y aunque lo hacemos para facilitarles las cosas, si causa dependencia, puede no ser adecuado.
La estrategia más efectiva es: ayudarles a vivir las pequeñas vicisitudes de la vida y darles pistas para que ellos afronten y solucionen sus propios problemas.
Cuando a mis hijos los dejo afrontar estas situaciones ponen en marcha la búsqueda de alternativas, ensayos, errores y aciertos. Y si logran solucionar algunas cosas por su propio esfuerzo lo comunicamos a la familia en la junta de recapitulación para que todos celebremos el logro.
TERCERO: Evita la sobreprotección
La sobreprotección merma la autoestima porque el mensaje final que le damos a nuestros hijos es: “tengo que protegerte porque tú solo no puedes“.
Así que todo aquello que nuestros hijos puedan hacer por sí mismos, sin poner en riesgo su seguridad, deben de hacerlo aunque lo hagan más despacio o peor que nosotros.
Por favor, cuando terminen de hacer las cosas, debemos aceptar como quedaron. No vayamos y corrijamos lo que hicieron porque jamás lo volverán a hacer. El mensaje es: tu no puedes y lo tengo que hacer yo de nuevo.
CUARTO: El éxito es un 99% de fracaso
El fracaso, los errores y las pequeñas o grandes frustraciones forman parte de la dinámica de la vida.
Nuestra cultura no tolera el fracaso pero lo cierto es que unas veces se gana y otras se pierde. Hay que enseñar a ganar… pero también a perder y a afrontar de nuevo las situaciones.
Y QUINTO: Transmite seguridad afectiva
El pilar básico de la autoestima es sentirse profundamente querido, no importando como sea cada uno de nuestros hijos, berrinchudo, enojón, flojito, etc. trasmitirles que los amamos como son y en esto los padres y madres tenemos un papel insustituible.
Una forma de expresarles esa seguridad afectiva son los abrazos, besos, caricias y las palabras cariñosas. Cada niño tiene su forma muy particular en la que prefiere que se le transmita el afecto.
Este lenguaje puede variar según la edad pero todos los niños lo necesitan.
A uno de mis hijos le gusta que lo bese, pero no que lo abrace; a otro que le acaricie la cabeza no importa como sea, tarde o temprano piden su dosis de apapacho.
Los pequeños detalles son una forma práctica y cotidiana de transmitir seguridad afectiva. Recogerlos del colegio, comer con ellos, llevarlos al parque, jugar con ellos son formas de dedicarles tiempo.
Un niño se siente querido y mejora su autoestima cuando sus padres son exigentes con él porque eso significa que les importa. Claro, siempre hablamos de una sana exigencia.
El mensaje principal que debemos dar es que se le quiere incondicionalmente.
Expresiones como “si no haces esto, no te quiero” o similares no son adecuadas.
Así que tratemos a nuestros hijos siempre con amor, por más desesperados que nos sintamos.
La autoestima es tan importante o más que las matemáticas, el español o la geografía; incluso puede ser el legado o la herida más profunda que dejemos en nuestros hijos. Por favor, pongamos atención en ella.