Por Silvia del Valle
@TipsMama5Hijos
www.tipsdeunamamade5hijos.blogspot.com
Una vez, una persona muy querida, me dijo que la máxima prueba que tenemos para saber si somos buenos papás, es ver si son obedientes nuestros hijos.
Y es que puede ser materia de suma importancia si a nuestros hijos les podemos decir “ALTO” y se paran en el momento; en realidad les podemos salvar la vida, por eso aquí les dejo 5 tips para enseñar a nuestros hijos esta importante virtud.
PRIMERO. TODA VIRTUD LLEVA UN PROCESO.
Debemos estar conscientes de que este tipo de virtudes se adquieren poco a poco y con la práctica.
El que dice que un bebé no puede obedecer porque no sabe hacerlo y por eso le permite todo, está desperdiciando el tiempo porque es en esta edad cuando debemos enseñar a nuestros hijos a obedecer.
Y para esto, debemos armarnos de paciencia y ser siempre constantes.
SEGUNDO. EXPLICALES POR QUE DEBEN SER OBEDIENTES.
Si les pedimos obediencia ciega, seguro que no la vamos a tener.
Una pequeña explicación del porqué de cada orden, seguro les ayudará a encontrar sentido a lo que se les pide y será más fácil que lo hagan. Es muy probable que les tengamos que explicar una segunda vez las cosas, pero después de esto no habrá duda de las cosas y entonces podremos comenzar a poner manos a la obra para hacer vida ésta virtud.
No importan que estén pequeños, un bebe de un año entiende perfectamente, somos nosotros quienes no creemos que esto sea posible.
TERCERO. EJERCITA SU VOLUNTAD PONIÉNDOLES METAS PEQUEÑAS.
¡Claro! Es muy importante pedirles que obedezcan órdenes de acuerdo a su edad.
Si les pedimos cosas que están fuera de su alcance, seguro se desanimarán al no poder lograrlo y no volverán a intentarlo.
Con mis hijos procuro ejercitar su voluntad primero, con pequeños favores, es decir, les pido que me traigan la ropa sucia del cesto o que quiten los manteles individuales. Y después con cosas más avanzadas como que tiendan la ropa, o que recojan su cuarto. Estas actividades además de voluntad requieren de concentración y es común que los niños muy pequeños no puedan tenerla por periodos largos.
Debemos analizar en que podemos ejercitar la voluntad de cada uno de nuestros hijos de acuerdo a su edad.
CUARTO. PUEDES AYUDARTE DE ESTÍMULOS PEQUEÑOS, SI LOGRAN SU OBJETIVO.
Pero debemos tener cuidado de que no se haga costumbre, porque entonces obedecerán por el interés del premio y lo correcto es que nuestros hijos obedezcan por voluntad, haciendo suya la orden o la petición que les hemos dado.
Mientras mis hijos eran pequeños, si les daba un premio pequeño como una paleta, pero conforme fueron creciendo platiqué con ellos y ahora el premio es el reconocimiento de la familia a la labor cumplida, y es que ya entienden que sin su apoyo la casa no puede funcionar bien ya que cada uno es una pieza importante del engranaje que se llama familia.
Y QUINTO. EVITA A TODA COSTA DECIR “PORQUE LO DIGO YO”
Porque entonces estaremos siendo autoritarios con nuestros hijos.
Yo sé que a veces no tenemos tiempo de dar explicaciones y se debe actuar rápidamente, pero podemos decirles que en cuanto haya tiempo les dirán el porqué, y que en ese momento obedezcan confiando en nosotros, porque es importante.
Para estos casos es bueno prever y platicar con nuestros hijos sobre que hacer, en nuestra familia hemos llegado al acuerdo de que cuando decimos “código rojo” ellos entienden que es una cuestión importante y ya no piden explicaciones.
Aunque suena complicado, sólo es cuestión de práctica. Yo les aseguro que si se puede. Poco a poco irá siendo más fácil.
Y por favor no olvidemos darles palabras de aliento en el camino ya que ellos están haciendo un gran esfuerzo para domar su voluntad y obedecer.
Espero que estos consejos les sean de utilidad y los puedan poner en práctica.
Por Silvia del Valle
@TipsMama5Hijos
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Uno de los temas que me da más dolores de cabeza es el tema de la ropa, no importa que esté limpia o sucia, siempre es un punto de conflicto; por eso aquí les dejo 5 tips para mantener la ropa en orden y a la vez fomentar valores en nuestros hijos.
PRIMERO. SEPARA LA ROPA POR COLORES
Muchas veces el problema empieza desde que “acomodamos” la ropa que nos quitamos.
Siempre es mejor tener bien definido un lugar para poner la ropa cuando nos la quitamos y si desde ese momento la separamos es mucho mejor porque ahorramos tiempo y esfuerzo.
En mi familia tenemos dos cestos, algunos son de tela y otros de plástico, en cada recámara así mis hijos pueden ayudar a separar la ropa. En uno ponemos la ropa blanca y en el otro la ropa de color.
Abajo en el área de lavado, también tenemos cestos, pero ahí hay cinco para separar mejor la ropa y preparar las cargas de ropa. Aquí la separo así: en uno la blanca, en otro la ropa de color oscuro, es decir, azul, negra, verde y gris; en otro la ropa de color claro, beige, rosa y morado; en otro la ropa roja y guinda o tinto, que casi siempre se despinta y mancha; y por último un cesto para la ropa de cama y las toallas. Y no tienen que ser muy grandes los cestos, siempre de acuerdo a nuestro espacio.
Procuro que sean del color de la ropa que van a contener para que a los niños no les cueste trabajo acomodarla. Si por alguna razón no podemos tener cestos podemos hacerlo también con bolsas de manta.
SEGUNDO. DEFINE LA DINÁMICA PARA LAVAR LA ROPA
Este punto es muy importante y que de lo que definas dependerá la dinámica que seguirá tu familia para ayudar con la ropa.
Yo he probado de todo. A veces he intentado designar un día de la semana para lavar toda la ropa lavadora tras lavadora, esto es bueno porque me programo para procesar toda la ropa ese día pero a veces es tanta que no me alcanza un día nada más.
También he probado lavar una o dos cargas al día y procesarlas. También es buen método porque así siempre está la ropa sucia bajo control. Debo decirles que actualmente es la estrategia que sigo.
TERCERO. ASIGNA TAREAS ESPECÍFICAS
En mi caso, involucro a todos mis hijos en éste proceso porque ya están en edad de ayudar.
Lo que he hecho es dividir el proceso en partes para que mis cinco hijos puedan participar, por ejemplo, uno recolecta la ropa de los cuartos y la baja, otro la pasa a los cestos del área de lavado, yo pongo las cargas y programo la lavadora, otro ayuda a tender la ropa para que se seque, otro me ayuda a destender y el último me ayuda a llevar la ropa ya seca a los cuartos y cada quien acomoda su ropa en el closet.
Si nuestros hijos son pequeños podemos comenzar a enseñarles a que nos pueden ayudar. Podemos darles responsabilidades de acuerdo a su edad y que no representen riesgo para su integridad física, por ejemplo, pueden separar la ropa en los cestos, pueden pasarnos la ropa lavada para que la tendamos, etc. Sólo es cuestión de organizarnos y ver que todo esto es muy formativo para nuestros hijos.
Si les asignamos una responsabilidad para lograr el bien común de la familia los estamos formando en los valores de la responsabilidad y de la laboriosidad, además de que se acostumbran a participar en las dinámicas familiares.
También puede ser un momento de sana convivencia familiar.
CUARTO. CADA COSA EN SU LUGAR
Para tener la ropa y todo en nuestra casa en orden, es importante que cada cosa tenga un lugar. Así no será pretexto para nuestros hijo que no saben donde van las cosas.
Cuando eran pequeños mis hijos, les ponía letreros a los cajones y repisas con los nombres de las cosas que debían ir ahí. Cuando eran más pequeños les ponía dibujos así entendían muy bien que debían poner ahí.
Cuando nuestros hijos son adolescentes ya pueden ellos decidir donde poner las cosas en sus cuartos pero siempre es importante que tengan un lugar para cada cosa. Yo les pido que me digan dónde van y después sólo superviso que la ropa esté en su lugar.
Y QUINTO. QUE SE HAGA UNA RUTINA
Como todo habito es un proceso, el tener en orden la ropa, o cualquier cosa de la casa, es un proceso; así que debemos tener paciencia e insistir las veces que sea necesario hasta lograr nuestro objetivo que es tener la ropa en orden.
Siempre es bueno explicarles a nuestros hijos los procesos que vamos a implementar para que los entiendan y los apliquen con gusto. También podemos pedirles que participen en la planeación dando sus opiniones, pero siempre deben estar conscientes que las decisiones las tomamos nosotros los papás.
Si logramos tener en orden la ropa podremos poner orden a todos los procesos de la casa y también tendremos hijos virtuosos acostumbrados a implementar rutinas para el mejoramiento de la vida familiar.
Por Silvia del Valle
@TipsMama5Hijos
Es importante darnos cuenta que la alegría de las personas se va perdiendo en nuestros días gracias al ritmo de vida que llevamos y a las presiones que tenemos en nuestras actividades cotidianas.
¡Aún podemos rescatarla de una forma muy sencilla, divirtiéndonos en familia!
¿Sabemos con claridad cuáles de las actividades que tienen nuestros hijos, en verdad les dan alegría?
Aquí están 5 tips para una sana diversión familiar.
PRIMERO: Busquemos estar al pendiente de cómo se divierten nuestros hijos.
A veces los dejamos mucho tiempo solos y sin una tarea en especial, al cuidado de la nana televisión o de los videojuegos que tanto daño hacen, sin darnos cuenta que fomentamos la ociosidad y la flojera.
Si estamos pensando hacer un horario familiar, entonces sugiero programar en él espacios de convivencia y esparcimiento familiar. Si le ponemos un objetivo es mejor.
SEGUNDO: A la hora de jugar, pon las reglas bien claras.
La línea que divide la diversión y la competencia es muy delgada.
En ocasiones la competencia entre hermanos es buena, pero deben saber perder y no pelear si no ganan.
Las burlas y críticas para los que pierden están totalmente prohibidas.
Si logramos hacer que convivan armónicamente, la alegría será el resultado de cada juego.
TERCERO: Vive la alegría en familia.
No busquemos diversiones remotas, ni compremos la alegría de nuestros hijos con juguetes caros, nosotros somos parte importante de la fórmula perfecta para pasar momentos inolvidables.
Papá: Date tiempo para jugar futbol con ellos, arreglen juntos las bicicletas y después salgan a dar una vuelta.
Mamá: Hagan un pastel juntos y luego organicen una reunión para saborearlo.
Jueguen “basta” o “timbiriche”, es bueno enséñales los juegos que nosotros jugábamos como brincar la cuerda, vestir muñecas, el yoyo, las canicas y el trompo.
Hacer una lista de los juegos que más nos gustan es una buena opción así podremos volver a jugarlos.
Quince minutos no nos cuestan nada y a nuestros hijos les dará una gran alegría.
CUARTO: Olvida el estrés del trabajo y rompe la rutina.
Si averiguamos cuáles son los lugares de interés de la ciudad, podemos programar una visita.
Sólo es cuestión de organizarnos y hacer una excursión por los lugares más lindos e interesantes de la ciudad en un fin de semana o en las vacaciones.
Si tenemos poco tiempo, podemos ir programando visitas cortas en diferentes días para conocerlos. Lo importante es pasar tiempo en familia.
Y QUINTO: Enséñalos a disfrutar las cosas gratuitas de la vida. Que no pongan su felicidad en el tener.
Una caja de zapatos puede ser la mejor nave espacial, una servilleta el vestido de moda para su muñeca, un cuento en la noche puede hacer que nuestros hijos duerman en paz, llenos de alegría porque papá y mamá le regalaron unos minutos antes de dormir.
Guardar unas semillas de la fruta que comimos, dejarlas secar y luego sembrarlas, son actividades creativas que podemos hacer con nuestros hijos.
No dejemos pasar los fines de semana y las vacaciones sin hacer felices a nuestros hijos. Está en nuestras manos, los valores se transmiten con el ejemplo.
Por Silvia del Valle
@TipsMama5Hijos
A lo largo de nuestras vidas hemos recibido un sin número de heridas por muy diferentes causas.
La única forma de sanar esas heridas es el Perdón.
No es cosa fácil pero es cierto que es algo que se puede alcanzar, es un proceso, una decisión, una determinación que sanará nuestra alma.
Todos tenemos heridas y a veces parecen incurables. Las heridas dejan cicatrices que son marcas que debemos tratar de borrar con el bálsamo del perdón y esto nos duelen por algún tiempo.
El dolor es algo natural que debemos evitar traer a la mente constantemente y darle vueltas y vueltas para que crezca cada vez más. Todo dolor implica un duelo.
Se ha escrito mucho sobre las etapas del duelo. Primero lo negamos y queremos pensar que la pérdida no ha sucedido, después solemos enojarnos con quién nos lastimó, con quién se murió, con la enfermedad, o con nosotros mismos.
Luego entra la etapa de negociación ya que hacemos propuestas, fantaseamos, creemos que es posible regresar el tiempo. Lo que dije, lo que no dije, lo que hice y lo que no hice ya está. No hay “sí sólo hubiera…
Después viene la de tristeza con la depresión, nostalgia, apatía, melancolía, dolor y más dolor.
Aquí es donde debe entrar el Perdón. Sólo cuando perdonamos pasaremos a la última etapa que es la aceptación, que es integrar el acontecimiento a mi vida, cómo parte de mi historia. Significa encontrar el sentido trascendente de cada acontecimiento.
Por eso aquí está 5 tips para enseñar a nuestros hijos a perdonar.
PRIMERO. JUSTIFICA EN LUGAR DE ACUSAR
Si nuestros hijos se acostumbran a hacer juicios a partir de sí mismos en lugar de tratar de justificar al otro, será casi imposible que aprendan a perdonar.
Es muy común que cuando nos ofenden o nos comenten una injusticia estemos pensando una y otra vez en lo que ha pasado sin darnos cuenta que cada vez que lo hacemos estamos abriendo más y más la herida.
Lo que tenemos que hacer es no buscar culpables sino justificar en todo momento tanto a las personas como las situaciones.
Si cambiamos de forma de ver las cosas, seguro que nos harán menos daño y generaremos menos resentimientos.
A veces a quienes debemos justificar primero es a nosotros mismos para así, poder justificar a los demás.
SEGUNDO: ENSEÑALES A EXPRESAR LO QUE SIENTEN
Se vale sentir enojo, pero no más de 20 segundos porque si dura más se convierte en ira y entonces perdemos el control de nosotros mismos.
Si nuestros hijos sólo hacen berrinche cuando se enojan y lloran hasta el cansancio, nosotros no podemos ayudarlos. Ellos deben aprender a identificar sus sentimientos y así poder expresarlos y procesarlos de forma adecuada.
El ser irreflexivos nos vuelve impulsivos y esto provoca que realicemos actos cada vez más fuera de la realidad.
¿Como lo podemos lograr? Con mis hijos, cuando eran pequeños, les puse unas láminas con caritas que ilustraban los diferentes sentimientos además les ponía sus nombres. Después, en el momento del enojo o berrinche les pedía que dibujaran lo que sentían y lo identificábamos con las láminas.
Si nuestros hijos están más grandes, también le podemos pedir que identifiquen lo que sienten y que nos lo digan de forma ordenada y respetuosa, así los podremos entender y ayudar.
TERCERO. QUE ADMITAN SU RESPONSABILIDAD
En toda situación siempre hay dos partes. Una que no podemos controlar que es lo que hacen los demás y otra que SI podemos y es lo que nosotros hacemos.
Con nuestros hijos, es muy bueno que los enseñemos a que ellos reconozcan su parte en el problema y la ejerzan la responsabilidad que sus acciones conllevan.
Si los acostumbramos a que lo hagan, será mucho más fácil perdonar.
Cuando mis hijos estaban pequeños, después de un enojo, primero los calmaba y una vez que me podían entender los llevaba a un lugar apartado para poder platicar con ellos.
Primero que nada les ayudaba a reconocer lo que sucedió objetivamente, después les pedía que me dijeran cómo actuaron ellos y si fue lo adecuado.
Con éste panorama las cosas cambiaban de todo porque ellos se daban cuenta de que también tenían parte de culpa.
Ahora que está más grandes, sigo haciendo esa reflexión con ellos sólo que ahora les pido que sean ellos mismos los que se controlen ya que así se va fortaleciendo su voluntad.
CUARTO. ACOSTÚMBRALOS A OFRECER DISCULPAS
Ante cualquier problema, lo mejor es acercarse a la otra persona para comunicarle tus sentimientos y ofrecer disculpas.
Es importante elegir bien el momento para hablar con calma. Mientras son pequeños es nuestra responsabilidad hacerlo, por eso debemos tener una postura conciliadora para aclarar el conflicto y resolver la discusión sin resentimientos ya sea que nuestros hijos tengan o no la razón o la culpa del incidente.
Si nuestros hijos son más grandes, podemos ser los testigos de éste proceso entre las dos partes. Debemos ser los moderadores y árbitros para apoyar y lograr que todo se de en calma y lograr así el perdón de ambas partes.
Con mis hijos, lo que hago es que si debemos arreglar algún pleito nos sentamos las dos partes y yo juntos. Siempre escojo un lugar cómodo y donde estemos tranquilos. Después les pido que no levanten la voz y que si quieren decir algo, esperen su turno.
Al principio no fue fácil obtener la cooperación de mis hijos porque algunos son muy temperamentales, pero con la práctica hemos logrado que las interacciones sean cada vez más adecuadas y efectivas logrando el perdón de la mejor manera.
No en todos los casos lo he logrado a la primera pero estoy consciente de que el aprender a perdonar es un proceso y que debemos practicarlo hasta que se logre.
Y QUINTO. QUE NUESTROS HIJOS VEAN QUE NOSOTROS PERDONAMOS.
Si nuestros hijos lo aprenden de nosotros es más fácil que lo hagan sin repelar.
No podemos decirles a nuestros hijos que perdonen a sus hermanos o amigos si nosotros, cuando ellos comenten un error o una falta, nos enojamos tanto que perdemos el control, los reprendemos irracionalmente y hasta llegamos a golpearlos y cuando ellos nos dicen que si los perdonamos nuestra respuesta es un NO rotundo.
Ellos deben ver en nosotros actitudes de perdón y de firmeza al corregirlos.
¿Cómo es eso? Debemos perdonarlos porque son nuestros hijos y sabemos que están aprendiendo y como personas merecen nuestro perdón, pero debemos decirles que seremos firmes en corregir sus acciones porque los queremos mucho y es nuestra obligación educarlos.
No podemos olvidar que debemos hacer evidente el error y no al que lo comete para que de cualquier situación se obtengan beneficios.
Por último les quiero preguntar ¿Cuántas veces hemos perdonado? ¿Cuántas queremos que nos perdonen?
Ojalá que estos consejos les sean de utilidad.