Nuevamente hay falta de agua en Sinaloa, al menos 100 comunidades de ocho municipios, según informa la Comisión Estatal de Agua Potable y Alcantarillado de Sinaloa (CEAPAS) a través de su director, Evelio Plata Inzunza.
Cada año, por estas fechas y hasta la llegada de las lluvias, se requiere subir agua a las comunidades serranas de Sinaloa en un operativo que es sumamente costoso, ya que hay que pagar la renta de las pipas, los gastos de los operadores, el combustible, los químicos desinfectantes y las reparaciones del equipo durante los meses de marzo, abril, mayo, junio y, en ocasiones, hasta julio.
Los municipios de Choix, El Fuerte, Sinaloa, Badiraguato, Mocorito, Culiacán, Cosalá, San Ignacio y Concordia, principalmente, pero no de manera exclusiva, registran este problema año con año.
Y mientras tanto, en las ciudades seguimos viendo, lamentablemente, el despilfarro del vital líquido con personas irresponsables que lavan sus vehículos con la manguera abierta, “barren” la calle a punto de manguerazos, permiten el despilfarro al no arreglar las fugas en sus casas… peor aún, la autoridad permite que se pierdan ingentes cantidades de líquido por una inadecuada atención a la red del agua potable.
Pero también desde la parte superior de la cuenca tienen responsabilidad, y es que si se han agotado los arroyos permanentes y hasta los mantos subterráneos, es porque hemos deforestado la sierra, destruimos el ecosistema, desviamos los cauces y, en general, provocamos el cambio del clima.
Ciertamente la autoridad debe encontrar la forma de atender la inminente necesidad de los habitantes de esas zonas para que cubran esta elemental necesidad de agua potable, pero también todos, como sociedad, es hora de que busquemos soluciones que sean más permanentes y nos impulsen a tener un mejor futuro en materia de agua, que es muy abundante en el planeta, pero no lo suficiente como para evitar que terminemos peleando por ella.
El domingo pasado, 23 de marzo, falleció Adolfo Suárez, político español que en buena medida fue el artífice, junto con otros por supuesto, de la transición democrática de España.
Fue presidente de julio de 1976 a enero de 1981, en ese período pasó de formar gobierno por instrucción del Rey a serlo por procesos democráticos gracias a que supo conducir el cambio de las estructuras del franquismo (quien había fallecido en 1975) y poner de acuerdo a los actores políticos para la elaboración de una constitución en la que se establecía la democracia a través de la Monarquía Parlamentaria.
Adolfo Suárez nació en Cebreros por decisión de su madre, pues allí tenía ésta sus raíces familiares. Sin embargo, su residencia ya estaba establecida en Ávila, adonde el matrimonio se trasladó poco tiempo después de casarse. Suárez nunca fue un buen estudiante. Pasó por varios colegios, no leía y sus pasatiempos tenían más que ver con las fiestas, el deporte y los juegos de cartas. Fue un líder nato en sus pandillas de barrio y tenía un gran arrastre entre las mujeres. También correspondió a la religiosidad de su madre, fundando y presidiendo desde su adolescencia diversos organismos ligados con la Acción Católica. Se casó con Amparo Illana Elórtegui, con quien tuvo cinco hijos.
Estudió la carrera de Derecho por libre en Salamanca, titulándose no sin dificultades. A comienzos de 1955, había conseguido hacía poco su primer trabajo remunerado en la Beneficencia de Ávila, pero por problemas económicos familiares se inició en la carrera política de la mano de Fernando Herrero Tejedor, quien acababa de ser nombrado gobernador civil y jefe provincial del Movimiento en Ávila y se convertiría en su tutor político desde entonces, ayudándolo a afianzarse en dicha profesión.
Desempeñó diferentes cargos dentro de las estructuras del franquismo, el 11 de diciembre de 1975, entró en el primer gabinete de Arias Navarro formado tras la muerte de Franco.
Cuando en julio de 1976 el rey Juan Carlos I le encargó la formación del segundo gobierno de su reinado y el consiguiente desmontaje de las estructuras franquistas, Suárez era un perfecto desconocido para una mayoría del pueblo español. No obstante, a sus 43 años, con no pocas dificultades, fue capaz de aglutinar a un grupo de políticos de su generación que habían llegado a las convicciones democráticas por diversos caminos. Supo reunir, junto a falangistas «conversos» como él, a socialdemócratas, liberales, democristianos, etc. y, entre 1976 y 1979, desarbolar el régimen franquista.
Después fue perdiendo el apoyo de su partido hasta eclipsarse, aunque siguió siendo diputado hasta 1991 cuando finalmente se retiró de la política. En su ceremonia luctuosa se pudo observar el reconocimiento y cariño de los españoles, algo que desean y no tienen los políticos de España (y de todo el mundo) hoy en día.
Acción Nacional está viviendo, a nivel nacional, un proceso de renovación de su dirigencia que está polarizando a la militancia, como ocurre siempre que hay una oportunidad de elegir a quien represente a una comunidad, habrá quien se decante a favor de uno y de otro candidato.
En medio de este proceso, desafortunadamente, las figuras locales que ejercen el liderazgo se han metido también de cabeza en el proceso, lo que no debería de ocurrir, ya que si gana el que es apoyado por las dirigencias, habrá protestas de fraude y si pierde, el liderazgo quedará completamente comprometido, además de generar una mayor polarización que en nada beneficia a las instituciones políticas.
En Sinaloa, el dirigente Edgardo Burgos Marentes ha tomado partido, abiertamente, por Gustavo Madero e incluso llegó a confrontarse con el otro candidato, Ernesto Cordero, de manera pública a raíz de una visita del senador con licencia a la entidad.
Para desgracia del PAN, el dirigente estatal se aleja cada día más de su función de dirigente y se acerca más a la de promotor del voto de su preferido, no solo por hacer públicas sus simpatías, sino porque además descalifica a todo aquel que le lleva la contra en cualquier tema del que se trate.
El último caso fue el de la ex senadora María Serrano, quien señaló que no ve a la dirigencia impulsando y fortaleciendo a los cuadros para la candidatura a gobernador del estado para 2016, a lo que el líder blanquiazul sinaloense respondió que esa no era su función y que ella ´tuvo toda la oportunidad de proyectarse desde el senado y no lo hizo.
Por lo visto Burgos Marentes no entiende la naturaleza de su función, si no está ahí para ganar elecciones, ¿entonces para qué está?, si el senado debe ser un trampolín para construir candidaturas, ¿entonces señala a Francisco López Brito como el próximo candidato de Acción Nacional a la gubernatura de Sinaloa?
Desafortunadamente el máximo dirigente del PAN en Sinaloa está perdido en la lucha por el poder y no quiere, o no puede, ser un factor de unidad para su partido, algo que cualquier dirigente partidista debería buscar en primera instancia, pero parece que ahora lo importante es contribuir a la campaña de Madero, lo demás, a ver como se arregla.
A menos que el líder estatal del PAN sepa que lo que está en juego es en realidad su supervivencia política y que esto depende de que lo proteja un poder superior, ya que ha recibido acusaciones de mal manejo de recursos y despilfarro, como sus boletos de clase premier en vuelos nacionales, comidas ostentosas y hospedajes de lujo en compañía de sus incondicionales que abiertamente presume en sus redes sociales y que no se corresponden con los pobres resultados que hasta ahora ha dado al PAN.
Palabras del Papa Francisco durante el Ángelus del domingo 23 de marzo
“El evangelio de hoy nos presenta el encuentro de Jesús con la mujer samaritana, que sucedió en Sicar, junto a un antiguo pozo en el que la mujer iba cada día para buscar agua. Aquel día Jesús, sentado y cansado por el viaje la encontró.
Él enseguida le dijo: 'Dadme de beber'. De esta manera superó la barrera de hostilidad que existía entre los judíos y samaritanos y rompió el esquema de prejuicios contra las mujeres. El simple pedido de Jesús es el inicio de un diálogo franco mediante el cual él, con gran delicadeza entra en el mundo interior de una persona a la cual, según los esquemas sociales, no debía ni siquiera dirigirle la palabra.
Entretanto Jesús lo hace. Jesús no tiene miedo y cuando ve a una persona no se queda atrás porque la ama, nos ama a todos, non se detiene nunca delante de una persona por prejuicios.
Jesús la pone delante a su situación, no juzgándola sino haciéndola sentir considerada, reconocida y suscitando así en ella el deseo de ir más allá de la rutina cotidiana.
Aquella sed de Jesús no era tanto sed de agua, sino de encontrar un alma que se había vuelto árida. Jesús tenía necesidad de encontrar a la Samaritana para abrirle el corazón: le pide de beber, para poner en evidencia la sed que había en ella misma. La mujer queda tocada por este encuentro: le dirige a Jesús aquellas preguntas profundas que todos tenemos adentro, pero que con frecuencia ignoramos.
También nosotros tenemos tantas preguntas para plantear y que no encontramos el coraje de dirigírselas a Jesús. La cuaresma es el tiempo oportuno para mirarnos adentro, hacer emerger nuestras necesidades espirituales mas verdaderas y pedir la ayuda del Señor con la oración. El ejemplo de la Samaritana no invita a expresarnos así: “Dadme aquella agua que me quitará la sed por la eternidad”.
El evangelio nos dice que los discípulos se quedaron maravillados de que su Maestro hablara con aquella mujer. Pero el Señor es más grande que los prejuicios y no tuvo temor de detenerse con la Samaritana. La misericordia es más grande del prejuicio. Y Jesús es enormemente misericordioso.
El resultado de aquel encuentro junto al pozo fue que la mujer quedó transformada: 'Dejó su ánfora' con la cual iba a buscar el agua y corrió a la ciudad a contar su experiencia extraordinaria: 'He encontrado un hombre que me ha dicho todas las cosas que he hecho. Ojalá sea el mesías'. Está entusiasmada. Fue a buscar el agua del pozo y encontró otra agua, el agua de la vida de la misericordia que salpica vida eterna.
Ha encontrado el agua que siempre había buscado. Corre al pueblo, a aquella población que la juzgaba, condenaba y la repudiaba. Y anuncia que había encontrado al mesías. Uno que le ha cambiado la vida, porque cada encuentro con Jesús nos cambia la vida: siempre es un paso más cerca de Dios. Así cada encuentro con Jesús nos cambia la vida. Siempre es así.
En este evangelio encontramos también nosotros el estímulo de 'dejar nuestra ánfora', símbolo de todo lo que aparentemente es importante, pero que pierde el valor delante del “Amor de Dios”.
Todos tenemos una, o más de una. Yo les pregunto y me lo pregunto también a mi: ¿Cuál es esa ánfora que nos pesa. Esa que los aleja de Dios, dejémosla aparte y con el corazón escuchemos la voz de Jesús que nos ofrece otra agua: el agua que nos acerca al Señor. Estamos llamados a descubrir la importancia y el sentido de nuestra vida cristiana iniciada en el bautismo.
Y como la Samaritana debemos dar testimonio a nuestros hermanos de la alegría, la alegría del encuentro con Jesús. Porque como les he dicho, cada encuentro con Jesús nos cambia la vida, y también cada encuentro con Jesús nos llena de alegría, esa alegría interior que viene. Así es el Señor. Y contar cuantas cosas maravillosas sabe hacer el Señor en nuestros corazones cuando nosotros tenemos el coraje de dejar aparte nuestra ánfora".