Pasado el proceso electoral, el conteo previo revela que la abstención en Sinaloa fue del 53.1%, en Ahome del 55.9%, en Mazatlán fue de 57.5% y en Culiacán superior al 66%. El gobernador Mario López Valdez declaró su preocupación por esta falta de interés de los ciudadanos y llamó a dignificar la política; las acusaciones vuelan de un lado para el otro, incluso el dirigente estatal del PAN amenaza con convertirse en oposición del gobierno de Mario López Valdez por el apoyo descarado de éste a Arturo Duarte en Ahome, donde sostiene que ganó la coalición encabezada por su partido; que diferente de lo que se decía la semana pasada cuando señalaban que MALOVA estaba con ellos, pero es que en este partido (el PAN) se ha vuelto costumbre que renuncie el dirigente si pierde las elecciones, como Burgos no quiere renunciar, pues entonces tiene que encontrar un chivo expiatorio, y que mejor que el gobernador, lo cual de paso le permitiría a este último quitarse la máscara, correr a los azulados del gobierno, distribuir sus cuotas de poder entre sus allegados y reincorporarse al PRI para la segunda parte de su mandato, lo que de paso le mejoraría la relación con el gobierno federal, y por tanto las aportaciones federales.
En todo esto, quien pierde es la ciudadanía, que en 2010 emocionada pensó que había llegado a una transición democrática en el estado y que ahora ve como se desvanece su posibilidad de una vida política más digna, es el anuncio del regreso de los mismos de siempre, con las mañas de siempre.
Pero hay otro gran perdedor, y a ese se debería exigir su renuncia inmediata al cargo, el presidente del Consejo Estatal Electoral demostró su total incapacidad para conducir unas elecciones y convocar a la ciudadanía a ejercer su derecho al voto, después de que hace solo 3 años se vivió la más copiosa votación en la historia de Sinaloa. Esperemos que actúe con dignidad.
Cuando más de la mitad de la población se niega a ejercer su derecho al voto, no importa el resultado, la realidad es que nuestro sistema democrático está en un grave problema, si el candidato ganador tiene, digamos, el 60% de los votos, emitidos por el 35% de la población, significa que casi 80 de cada 100 ciudadanos no lo quisieron como su representante. Podrá ser electo legalmente, pero el apoyo social necesario para la gobernanza quedará muy por debajo de los mínimos necesarios. Desgraciadamente esta es una condición típica de nuestra democracia infantil, donde algunos se sienten con derecho a desalentar la participación de otros para conservar sus privilegios y donde la mayoría permite que sean los demás los que tomen las decisiones por uno. La estrategia del miedo que han implementado los enemigos de México y la democracia sin duda les ha dado resultado hasta ahora, les permite manipular los resultados electorales, a lo mejor no para que gane el candidato que desean, pero si para convertirse en actores aparentemente muy poderosos y en consecuencia imponer condiciones al triunfador del proceso electoral. Mientras los ciudadanos sigamos comportándonos como menores de edad ante nuestra responsabilidad como ciudadanos, habrá unos pocos que aparezcan como los omnipotentes que pueden decidir sobre “vidas y haciendas”, determinar el rumbo político, social y económico de nuestro estado y nuestro país, y limitar las posibilidades de desarrollo para la gran mayoría de los mexicanos. Esta es la última llamada, si no despertamos, caeremos en escenarios nada deseables para la paz y el progreso. Veámonos reflejados en la realidad de otros países que están sumidos en graves crisis de las que no pueden salir por falta de compromiso democrático de sus autoridades y escasa participación de sus ciudadanos. ¡Es hora de que todos nos pongamos a trabajar!
Con el escándalo egipcio, el panorama internacional poco se fijó en el incidente que protagonizó el presidente de Bolivia, Evo Morales, quien fue bloqueado en su intento de regresar de la cumbre de países exportadores de gas que tuvo lugar en Rusia, encabezados por Vladimir Putin.
Ya en alguna ocasión se comentó en este espacio la guerra de intereses que están jugando EEUU y Rusia en el tablero internacional, como respuesta al apoyo de Obama a los rebeldes Sirios, y buscando darle un dolor de cabeza con el tema Snowden, el presidente ruso se tomó la foto con los archienemigos (de juguete) del imperio: Venezuela, Bolivia e Irán, y de paso filtró el rumor de que el traidor Snowden viajaba de regreso con el presidente boliviano para de ahí pegar el brinco con el comparsa Correa, fue tan grave la aprehensión norteamericana, que hasta una solicitud formal de extradición hicieron al Ecuador, pero todo resultó una farsa.
Los que quedaron muy mal fueron los portugueses, españoles, franceses e italianos que le impidieron el paso, y los suizos que le revisaron el avión. Lo menos que se puede decir es que es una descortesía, pero a esos niveles es un claro acto de provocación, para gente que poco necesita para respingar. Morales no tardó en señalar que era una falta de respeto para TODA América Latina y el Bocazas Jr. se subió al ring, como si de la secundaria se tratara y le dijo a Estados Unidos: “Lo que quieras con él, conmigo” Y por supuesto, Rusia no tardó en salir a señalar que era una absoluta falta de respeto. En todo este embrollo el único que ha ganado algo es Vladimir Putin, quien ha conseguido que Rusia vuelva a ser considerada como un actor relevante en el concierto de las naciones, esperemos que estos incidentes no pasen a mayores.
El ejército cumplió su amenaza a Mohamed Morsi, primer presidente democráticamente electo de Egipto, suspendió la constitución y convocó a nuevas elecciones. En estos momentos Egipto se encuentra sumergido en una profunda crisis de la que no saldrá fácilmente, las reglas internacionales señalan que el gobierno electo democráticamente es el que será reconocido por la comunidad de naciones, sin embargo el radicalismo con el que Morsi quiso imponer una legislación islámica en un país sin esa cultura, ya que llevaba muchos años viviendo con una separación entre la fe y el estado, provocó el enojo de grandes sectores de la sociedad. Israel no se sintió cómodo con un nuevo país islámico en la región y favoreció las inconformidades de la sociedad de su vecino del suroeste, estas han obligado a la comunidad de naciones a hacerse de la vista gorda y el resultado es el que hay. Pero, ¿qué va a pasar ahora en Egipto?, ¿volverá a gobernar la facción del ex dictador Hosni Mubarak?, ¿se creará un nuevo gobierno de mayoría sin la Hermandad Musulmana?, ¿quién va a confiar en que el nuevo gobierno podrá cumplir con sus funciones constitucionales sin la intervención del ejército? Precisamente la falta de certeza a en las respuestas a las preguntas anteriores será la que agrave la crisis del país del norte africano. A ello habrá que añadir que la Hermandad Musulmana no se quedará de brazos cruzados, Morsi no reconoce la acción efectuada por el ejército y podrá recurrir a las cortes internacionales para exigir el apoyo de otras potencias, dentro del propio Egipto continuarán las protestas, ahora de los partidarios de Morsi que seguramente exigirán su regreso, estos, muy probablemente serán reprimidos por el ejército y la escalada de violencia podría llevar a otra guerra civil como la que se escenifica no muy lejos de ahí, en Siria, donde ya van dos años de guerra y aún no hay solución viable para su fin.