"Promoviendo la Participación Ciudadana"

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InicioEN LA OPINION DE:

El fracaso de Dilma y Lula

Dilma-Rousseff 1731069cHace una década la economía de Brasil era mucho más pequeña que la mexicana; su clase política, encabezada por Luiz Inacio “Lula” da Silva, inició una serie de reformas estructurales que impulsó el desarrollo del país sudamericano, hasta colocarlo como uno de los cuatro países emergentes con mayor crecimiento en la primera década del siglo XXI; hoy la economía brasileña es mucho más grande que la economía mexicana, entonces ¿por qué están presentándose las actuales manifestaciones en contra de la copa del mundo en particular y del gobierno en general?

En primer lugar hay que señalar que Brasil sigue siendo un país con muchos pobres, en 2011 contaba con 4.8% de su población por debajo de la línea de pobreza extrema (más de 9.1 millones en tanto que en México hay poco más de 3.8 millones de personas en esta condición), adicionalmente su concentración de riqueza es más aguda que en México, el índice de Gini para México es 0.517, mientras que en Brasil es de 0.539. A esta situación económica, hay que añadir que Brasil está destinando una enorme cantidad de recursos para cumplir con sus obligaciones con la FIFA para la Copa Mundial de 2014 y el COI para las Olimpiadas de 2016, lo que resta disponibilidad para atender las necesidades de los brasileños. En los días recientes hubo un aumento al transporte público, lo que terminó de colmar el descontento público, y aunado a los reclamos de corrupción (Lula fue acusado de enriquecimiento ilícito hacia el final de su mandato y sólo el triunfo de su jefa de gabinete en el proceso electoral contuvo que esto llegara a mayores) encendieron la chispa en lo que es el mayor escaparate global que tendrá ese país antes del mundial: la copa confederaciones. México y Brasil son los dos países más grandes de América Latina y, sin duda, los que compiten por su liderazgo; pero sus semejanzas son mucho mayores que sus diferencias, estemos atentos a que no ocurra lo mismo en nuestro país, donde cada día la esperanza muere un poco más.

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Dos sin seso y mucha tripa

panLo de hoy es pelear al interior del PAN, <¿ganar elecciones?... ¿qué es eso?, no, hay que destruir al adversario primero, porque ¿de qué sirve tener el ejercicio del poder público si lo tenemos que compartir con otros? de ninguna manera, más vale perder que dejar que mi contrincante me gane las canicas>. Desafortunadamente, esa parece ser la manera de pensar de Gustavo Madero y Ernesto Cordero, a solo 18 días de la primera elección que tiene que enfrentar el PAN desde la oposición, parece que es más importante vencer al adversario interno que al enemigo común; o tal vez sea que en realidad hayan decidido trabajar para ellos en lugar de las siglas que dicen representar. A nadie escapa que esta confrontación por la coordinación del senado es un asunto de billetes, no hay principios envueltos en esta lucha. ¿Para qué perder el tiempo con esas cosas tan pasadas de moda?, pero si no escapa a nadie que toda autoridad moral para impulsar a sus candidatos está perdida; ¿para qué quieren al PAN? al parecer para sepultarlo, porque ningún futuro tendrá un partido donde lo más importante es controlar el recurso de una bancada legislativa, tan importante que todo lo demás queda en el olvido, tan importante que se olvidan que hay 14 entidades federativas que eligen representantes y una de ellas gobernador. Eso sí, el 8 de julio veremos el dedo flamígero que acuse al responsable de haber perdido Baja California (si eso ocurre), y que pida la cabeza del irresponsable presidente que fue capaz de perder el más antiguo bastión del panismo; del presidente del panismo, no vaya a pensar usted que el ex presidente del país. En fin, muy triste el espectáculo que dan estos aspirantes a bufones de la política para los que no fue suficiente acabar con la esperanza del pueblo mexicano, también desean enterrar la posibilidad de una oposición digna.

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Las campañas y el voto

Las campañas van a medio camino, no logran despertar el interés de la mayoría de la población, aburrida y cansada de promesas de un mundo mejor que no ven llegar.

En unos domingos más será nuestra oportunidad de ejercer nuestro derecho a elegir a nuestras autoridades, un derecho inalienable que es al mismo tiempo una obligación con la nación y sobre todo con nuestros hijos; pero el poco entusiasmo en las campañas podría convertirse en abstencionismo, en 1994 votó el 45% del padrón, en el 2000 el 65% y en 2006 el 58%... confiemos, y esforcémonos, por que en esta ocasión se logre una mayor participación… no es tan importante quien sea el triunfador, como que la sociedad se involucre, participe y exija a las autoridades; pero es muy difícil que esto se logre si no se cumple con la responsabilidad primaria de asistir a las urnas.

Durante muchos años los mexicanos nos quejamos y peleamos con el gobierno para que nos permitiera tener elecciones libres, con la constitución del IFE en 1996-97 como una organización ciudadana esto se convirtió en realidad, ahora es necesario que participemos a nivel estatal para que los órganos electorales se fortalezcan y le den un nuevo impulso a nuestra democracia, por ello es importante que el próximo domingo 7 de julio salgamos todos a votar y convirtamos ese día en la fiesta de la democracia.

No se fije usted si la campaña le entusiasmó o no, piense quién considera que será su mejor alcalde, o quién representará mejor sus intereses y forma de pensar en el Congreso del Estado. Lea las propuestas, pregunte por la trayectoria del personaje que se postula, finalmente (a excepción de uno) no son payasos que nos tengan que entretener, sino políticos que nos tienen que representar. Todavía faltan un par de semanas, infórmese y participe, no dejemos que el abstencionismo se levante con la victoria en este proceso, ¡vamos a votar por Sinaloa!.

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El árbitro

El próximo 7 de julio tenemos un proceso electoral más en el país, y para Sinaloa significa renovar los 18 ayuntamientos y 24 diputaciones de elección directa, además de 16 de representación proporcional. Como en toda competencia, se requiere de un árbitro que vigile a los participantes, que cuide el proceso y que lo avale al final. Para que este árbitro sea útil, debe ser de la confianza, no solo de los que compiten en la contienda, sino también de los espectadores interesados, en este caso, los que mandan: lo electores. Desafortunadamente, como en toda contienda, el árbitro es siempre el que lleva la peor parte y tiene que soportar los reclamos de los jugadores y las mentadas de madre del público, pero si es un árbitro imparcial, concienzudo y responsable, al final del enfrentamiento podrá levantar la mano del vencedor sin que nadie se lo pueda reclamar. Por el contrario, si se ve que hay mano negra, que se tiene favoritismo hacia alguno de los competidores, que se distrae del juego para atender sus asuntos personales o simplemente no pone todo de su parte para que el espectáculo se desarrollo de la mejor manera, al final, levante la mano del jugador del color que sea, su actuación será criticada y su veredicto carecerá de validez. El papel de árbitro, está de más decirlo, corresponde en este caso al Consejo Estatal Electoral y el juez principal es Jacinto Pérez Gerardo, desafortunadamente su actuación ha estado señalada desde el proceso mismo de su nombramiento, y su desempeño ha dejado mucho que desear para la sociedad en general y para los partidos políticos en lo particular, adicionalmente ha tomado decisiones a las que, por decir lo menos, les falta transparencia. Si esta actitud continúa, ningún favor le estará haciendo a los partidos, mucho menos a la sociedad sinaloense. Por el bien del proceso electoral, esperemos un cambio en las formas y el fondo.

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