Pedro de Legarreta Lores
La sociedad civil organizada tiene una responsabilidad ante el próximo proceso electoral, y esa es que haya la máxima participación posible y la mayor credibilidad en el mismo, mediante la vigilancia y la exigencia... de otra manera, nos estaremos quejando por otros seis años, y quizá la nación no lo resista. A continuación algunas ideas:
Medios tradicionales ideologizados y con lógica mercantil
Lo primero que debemos exigir como sociedad a los medios de comunicación es veracidad. Las campañas están plagadas hoy de noticias falsas, verdades a medias, exageraciones tendenciosas y sutiles editorializaciones de la información.
Necesitamos que los medios informativos: televisión, radio y prensa nos digan las cosas que en verdad están ocurriendo, revelen sus preferencias partidistas e ideológicas en los procesos electorales (todos las tienen), los pagos que hacen los políticos para sus campañas (esos que dice el INE que están prohibidos) y sus posibles conflictos de interés en el proceso electoral. Todos los medios de comunicación son, a la vez, observadores, sujetos y difusores del proceso electoral, es válido y posible, pero deben dejar de lado su pretensión de ser 100% objetivos en la información que difunden y mejor decir qué es lo que esperan, así quienes leemos podemos tener una mejor manera de crear nuestro propio criterio.
La ética en los medios de comunicación es fundamental, y como sociedad debemos dejar de esperarla de las redes sociales, éstas no son auditables, la información de las redes puede ser real o falsa y no hay manera de confrontar a sus autores que pueden ser reales o ficticios, pueden ser criminales o personas honradas, pueden ser nacionales o extranjeros... de lo único que estamos seguros de algo que difunden las redes sociales es de que es información que tenemos que verificar de alguna otra manera.
No podemos esperar una autorregulación de las redes, pero tampoco que haya una ley que funcione, por su propia naturaleza... los ciudadanos debemos dejar de ser inocentes ante la información del ciberespacio para que no nos engañe y nos tome por sorpresa.
Vigilancia, participación y cercanía con la autoridad electoral
El Instituto Nacional Electoral es una evolución del mayor logro ciudadano en la historia democrática de México. El viejo IFE fundado en 1997 llegó a ser una institución respetada y reconocida por todos o casi todos los mexicanos. Pero era una institución verdaderamente ciudadana; el INE es una de cuotas y cuates.
Para lograr la credibilidad en este instituto, que conserva muchas de las cualidades y ventajas del antiguo IFE, necesitamos participar, es increíble que los ciudadanos rechacen su derecho a ser los primeros actores en el proceso; como sociedad civil tenemos que trabajar en una campaña de concientización para que todo el que sea llamado a ser funcionario de casilla en el proceso electoral acepte y de su mejor esfuerzo durante la jornada para evitar su sustitución por agentes y mapaches electorales de los partidos políticos.
También debemos estar vigilantes del actuar de la autoridad electoral (desde ahora, no hay necesidad de esperar las elecciones) para que la ley se aplique de manera pareja, que no se favorezca a unos en perjuicio de otros; la observación electoral debe iniciar el mismo día que el INE declare el inicio del proceso electoral, y no solo durante la jornada, hay que inundar de denuncias a la FEPADE con cada acto irregular de los partidos y candidatos participantes, y también denunciar la falta de acción de cualquier autoridad en su caso. El proceso electoral nos pertenece, pero para ello tenemos que apropiarnos de él.
Elaborar una agenda ciudadana 2018-2050
No podemos seguir esperando los tiempos de los políticos para resolver los grandes problemas de la nación, elaborar una agenda ciudadana, amplia, incluyente, que deje de lado los temas ideológicos pero que abunde en el respeto a los derechos humanos, la superación de la pobreza, el fortalecimiento del mercado interno y una economía con crecimiento razonable que de cabida a los jóvenes y seguridad a los ancianos, una agenda que priorice los temas de salud y educación, dando por entendido que el tema de anticorrupción y seguridad se tienen que resolver de aquí al 2018 (al menos en sus primeras etapas) pero sin quitar el dedo del renglón.
Los mexicanos tenemos pluralidad de pensamiento e ideas, pero el pacto nacional tiene que atender las necesidades más fundamentales, en particular de quienes menos tienen y de las generaciones que vienen empujando y queriendo incorporarse a la vida económica, social y política; éstas políticas públicas no son patrimonio de unos cuantos políticos, sino necesidad de la sociedad, este debe ser el nuevo pacto nacional que garantice la paz y el futuro, al menos inmediato, del país. Para conseguir este diálogo, se requiere de mucha generosidad de todas las partes y espíritu de conciliación para lograr acuerdos.
La sociedad también es responsable de los problemas que vivimos; no podemos echar la culpa de todo a los políticos incompetentes, ya que la raíz de males como la deshonestidad, la irresponsabilidad, el egoísmo, el autoritarismo y un largo etcétera que se vive en el país, se encuentra en cada individuo y familia de nuestro querido México. Sin dejar de exigir a los políticos que hagan, y muy bien, su chamba, los mexicanos tenemos que trabajar en la autocrítica y la corrección de actitudes que hagan mejorar nuestro entorno inmediato, solo así habrá un cambio real en el país; es posible, ya lo hemos hecho, los mexicanos hemos superado problemas graves y profundos y como sociedad estamos cambiando, solo falta un pequeño esfuerzo adicional para lanzar al país a un mejor futuro.
Óscar Fidencio Ibáñez
Esta es la historia de un muchacho que celebró sus 14 años este fin de semana de una manera poco común. Todo empezó cruzando la frontera hacia México, porque vive en Estados Unidos; allá es un estudiante de secundaria, recientemente admitido también a la universidad para desarrollar el potencial de jóvenes con liderazgo y capacidades de aprendizaje sobresalientes.
Junto con otros amigos viajó en autobús poco más de 24 horas para llegar al centro geográfico de México: el cerro del Cubilete. Al llegar a la falda del cerro, se unió a otros 40 mil jóvenes en una peregrinación escalando a lo largo de 18 sinuosos kilómetros hasta llegar a los pies del Monumento a Cristo Rey.
Esta caminata se organizó para recordar al recién canonizado José Luis Sánchez del Río, joven santo mexicano de 14 años que caminó con sus plantas sangrantes al lugar donde fue martirizado, durante la persecución religiosa en México. El lema de la marcha juvenil fue: "Por mi Fe doy la vida por México". Una extraordinaria manera de poner en contexto la vida y muerte del valiente mártir mexicano, y que al mismo tiempo representa una interpelación para los miles de jóvenes mexicanos de cada generación.
Una peregrinación que implica escalar un camino donde por momentos se ve la imagen del Cristo, pero que por las curvas del cerro, a veces no se alcanza a ver. Es una metáfora de la vida. El protagonista de esta historia, a pesar de que vive con su familia, recientemente sufre junto con sus hermanos la separación de sus padres, una tragedia que comparten muchos jóvenes en México y el mundo.
Este viaje lo hizo acompañado de amigos, pero también de primos que sudaron el camino. La presencia de la familia cercana es también una experiencia que representa la realidad de muchos que encuentran apoyo frente a la división de sus padres, o incluso por los conflictos que se dan entre hermanos o compañeros de la escuela; y en el cerro, todos estos jóvenes subiendo juntos, cantando, platicando, compartiendo el sendero.
El nuevo Nuncio Apostólico en México, Monseñor Franco Coppola, se mostró feliz y motivado por la presencia de tantos jóvenes, a quienes llamó "la parte mejor de México", y agregó: "Aquí está México, el presente y el futuro, es un futuro que da muy buena esperanza; si ustedes se preparan al futuro caminando, peregrinando, es un muy buen futuro. Nuestra vida es una peregrinación, una peregrinación bajo la guía del Señor y a donde Él quiera enviarnos".
Como otro signo de la nueva realidad de México, una joven mujer habló a nombre de los peregrinos y reclamó al gobierno la falta de compromiso en la lucha contra la corrupción y la violencia, y dijo: "Los jóvenes de México no nos sentimos escuchados por nuestros gobernantes". Y muchos jóvenes tampoco se sienten escuchados por sus padres, ni por sus maestros, ni por sus pastores. Y sin embargo, los jóvenes escuchan y peregrinan.
El Nuncio sintió la necesidad de acompañar a los jóvenes y se comprometió a que el próximo año no llegará en helicóptero, sino que caminará junto con los muchachos. Esos gestos son los que entienden los jóvenes: que los escuchen, que caminen con ellos, que los acompañen en el camino de la vida que a veces es difícil y no se sabe con claridad a dónde va.
Miles celebraron sus esperanzas y alegrías junto con este cumpleañero que lleva el nombre de un apóstol. Después de la misa, la oración y la peregrinación, algunos pudieron también –como buenos jóvenes– divertirse y descansar en Guanajuato.
Que el ejemplo de San José Luis Sánchez del Río y la peregrinación, los anime a vivir su vida en un camino ascendente hacia Cristo Rey de la paz.
Antonio Maza Pereda
Han sido días de una actividad frenética en los medios de comunicación tradicionales y en las redes sociales, con comentarios de todo tipo respecto a las primeras actividades y órdenes ejecutivas del Presidente Trump. Obviamente, las que tienen que ver con México, pero también las que tienen que ver con otros países.
La clase política, después de solicitar y obtener del Ejecutivo la suspensión de la reunión entre los presidentes de Estados Unidos y México, ha emprendido una campaña buscando la unidad de México, como el medio de enfrentar lo que se percibe como la amenaza más importante para nuestro país en varias décadas. Este llamado ha tenido un apoyo bastante importante.
Valdría la pena, sin embargo, delimitar con cuidado qué significa ese llamado a la unidad. Por desgracia, prácticamente todas las dictaduras han aprovechado momentos de crisis o de amenazas externas para solicitar, en nombre de la unidad, la limitación de las libertades civiles y políticas. No ha faltado quien ha aprovechado para posponer las elecciones, a veces de modo indefinido, con el motivo de evitar las divisiones que son inevitables en todo proceso electoral. Otros han cancelado o limitado la libertad de expresión, con el pretexto de considerar cualquier desacuerdo como un ataque a la unidad... También es un buen motivo para evitar atender los temas que han dividido a la sociedad con la clase política; el argumento es posponerlos hasta que se haya resuelto esa amenaza.
Es obvio que tenemos una gran división en este país. Divisiones entre la ciudadanía y la clase política, principalmente, y muchas otras más. La clase política nos pide que olvidemos temporalmente, sin decir por cuánto tiempo, temas tan importantes como la corrupción, la intervención abusiva del Estado en la economía, la violencia, las dificultades causadas por los errores en las Reformas Estructurales y otros muchos asuntos.
Es cierto que necesitamos tener unidad para enfrentar las dificultades que nos vienen desde el exterior, pero igualmente es importante sanar el rompimiento entre la sociedad y la clase política, cada vez más desprestigiada, así como con los gobiernos que de ella han emanado en los niveles federal, estatal y municipal.
Sí, necesitamos un pacto nacional de unidad. Unidad ante las amenazas del exterior, pero sin olvidar los asuntos pendientes en el interior, ni dejar de atender las muy postergadas reivindicaciones de la ciudadanía. En otras palabras: la ciudadanía no podemos, no debemos extender a la clase política un cheque en blanco. Un "perdón y olvido", que sólo posponga los cambios muy necesarios en nuestro país.
La confianza no se obtiene mediante discursos emotivos y promesas vagas. Hemos tenido demasiadas promesas incumplidas y hemos sido decepcionados en muchas ocasiones por los oradores con brillante retórica que nos han mareado con frases bonitas.
Hagamos formalmente un pacto de unidad. La clase política debe comprometerse a continuar resolviendo los problemas que más lastiman a la ciudadanía en nuestro camino de crecimiento democrático. También debe comprometerse a no limitar nuestras libertades ciudadanas ni a suspender el cumplimiento de las garantías que nos da la Constitución y la declaración mundial de los Derechos Humanos.
Una vez teniendo este compromiso, junto con una guía de ruta e indicadores de su cumplimiento, establezcamos en qué consistirán las actividades de la ciudadanía para generar unidad y que den soporte a nuestras autoridades para poder negociar desde una posición de fuerza con aquellos que están amenazando, ciertamente, a nuestra economía y a los derechos humanos de las familias de nuestros migrantes que están allá y que quedaron acá.
Este es un momento muy complicado, de muy difícil solución y requiere también que la clase política permita la participación de la ciudadanía, de las mejores personas pensantes de este país. No es hora de llevarse medallas, no es hora de buscar imagen ni prestigio. Si logramos atender de una manera exitosa las amenazas que se nos presentan, será mérito de todos, sociedad y políticos. No deberá de ser un botín para las distintas formaciones electorales de cara a las elecciones del 2018. Las cuales, como otras elecciones estatales y municipales, deben ser escrupulosamente cumplidas, sin utilizar el momento crítico del país para posponer la toma de decisiones de la ciudadanía.
Si logramos atender esta situación, nuestro país, nuestra sociedad saldrá fortalecida. Todos, incluso la clase política hoy tan desprestigiada, saldremos ganando.
Pero, si atendemos el tema con mezquindad, buscando beneficios partidarios, buscando imagen y prestigio, podemos tener un retroceso en nuestro desarrollo de muchos años.
La sociedad, la ciudadanía, está a la altura de este reto. ¿Lo estará la clase política?
Gustavo de Hoyos Walther
México necesita con urgencia acciones para fortalecer al sector productivo y al mercado interno, a fin de enfrentar con solidez los cambios esperados en la relación bilateral México-Estados Unidos, así como para fortalecer nuestra presencia y participación con otros países.
En COPARMEX mantenemos un diálogo abierto y propositivo con los gobiernos en todos sus niveles, con organismos empresariales y con las organizaciones de la sociedad, para trazar una hoja de ruta y llevar adelante los cambios que se necesitan en México para fortalecer nuestra economía.
Los Centros Empresariales de Coparmex en todo el país, están trabajando con los ciudadanos, con los académicos, con los funcionarios y construyendo propuestas para realizar las transformaciones que urgen a México en temas tan prioritarios como lo son: el Estado de Derecho; el combate a la pobreza; la mejora en la calidad de la educación, la mayor competitividad de las empresas y la creación de empleos suficientes; también la disciplina en las finanzas públicas y un ejercicio más eficiente y transparente en el gasto público.
En cada una de esas asignaturas se requieren medidas de corto y de mediano plazo.
En paralelo con estas acciones inmediatas también es preciso construir una visión de futuro para saber hacia dónde tenemos que avanzar y con ello lograr un mejor futuro para más mexicanos.
En todos los sectores, en lo público, en lo empresarial, en la academia y en la sociedad civil, hay personas y organizaciones construyendo propuestas en favor del país.
Lo primordial es construir con enfoque incluyente, siempre de buena fe, con tolerancia a las distintas concepciones y promoviendo transformaciones en el marco legal y respeto a la estabilidad institucional.
En materia de preservación del empleo, por ejemplo, hay que reconocer la resolución del gobierno federal que permitió un respiro a las empresas mediante las nuevas disposiciones para deducción inmediata de inversiones en nuevos establecimientos con ingresos de hasta 100 millones de pesos, un aliciente a los inversionistas, con incentivos para el retorno de capitales mantenidos en el extranjero.
Para preservar las inversiones y atraer más capitales, el reto fundamental es mejorar el Estado de Derecho, ello implica responsabilidad compartida de los tres Poderes de la Unión. No podemos soslayar que retrocedimos nueve sitios en la más reciente evaluación del índice general de The World Justice Project, en materia de Estado de Derecho, donde caímos del lugar 79 al lugar 88 de entre 113 países que son evaluados. Ahí tenemos una dimensión del gran desafío.
Hay avances en esta materia, gracias a la conformación del Sistema Nacional Anticorrupción, nos está dando un amplio espacio a la participación activa de la sociedad. Esta dinámica virtuosa, debe ser emulada en los estados, en los procesos para la instrumentación de los sistemas locales anticorrupción. La tarea del Legislativo Federal es aprobar ahora la legislación pendiente en la Ley de Adquisiciones y Obra Pública, para reforzar la legislación anticorrupción.
Al Ejecutivo le corresponde la tarea de lograr un manejo más eficiente y transparente del gasto público, reduciendo efectivamente el gasto superfluo y estableciendo controles y métricas de evaluación que permitan monitorear el uso adecuado de los excedentes fiscales.
Es preciso revisar cómo se gasta y qué impacto real tienen las obras y los programas públicos y, ante la escasez de recursos, vincular mucho más el gasto público con el sector privado nacional, pero de manera transparente y eficaz, para que esa inversión pública realmente se traduzca en crecimiento de la economía y en la generación de empleos.
En este sentido, y aunque son incipientes, reconocemos las medidas que algunos gobiernos e instituciones públicas están haciendo en materia de austeridad. Son pasos en la dirección correcta, ni duda cabe, pero se requiere mayor profundidad y contundencia.
Consideramos indispensable que se lleve a cabo la propuesta que ha planteado el INAI, para desarrollar un portal de transparencia, en el que se muestren las aportaciones que cada institución del Estado Mexicano pondrá a disposición de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público en el ámbito federal y de las secretarías de finanzas de las entidades federativas producto de los ahorros y las eficiencias que tengan. Con ello se podrá conocer trimestralmente, el origen de los recursos públicos que se concentrarán como resultado de las medidas de austeridad, así como su aplicación y los resultados que se obtengan.
Y por supuesto, ello requiere de compromisos de todos para combatir la corrupción, empezando desde luego por el sector público, que ejerce y es responsable primario del buen uso del patrimonio colectivo. En COPARMEX estamos también asumiendo la parte de la tarea que nos corresponde, y ya muchas de las empresas socias han integrado protocolos en materia de combate a la corrupción, a través de compromisos explícitos para cumplir sus políticas institucionales y también la normatividad pública de la materia.
Además, y en el ámbito institucional de COPARMEX hemos celebrado un convenio con el Instituto Mexicano de Contadores Públicos para que todos los Centros Empresariales implementen protocolos de transparencia en el manejo de su información financiera, lo que se sumará a la supervisión que ejercen los órganos internos y externos de control.
Con estas acciones y propuestas, COPARMEX refrenda su compromiso para impulsar un crecimiento sustentable de la economía, única vía que nos permitirá combatir la pobreza y generar mayores oportunidades de bienestar para muchos más mexicanos.