"Promoviendo la Participación Ciudadana"

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A un año de la visita papal, obispos y laicos atienden su mensaje

visita papaÓscar Fidencio Ibáñez

Esta semana se cumple un año de la visita del Papa Francisco a México, en la que vino como un hijo a visitar a la Virgen de Guadalupe y a reflexionar sobre el papel de su aparición en la historia, la identidad y la evangelización en las tierras del Continente Americano. Fue una peregrinación motivada por la misericordia, con gestos de denuncia, perdón y ternura que el Papa compartió con los mexicanos y que hoy conviene retomar para orientar el testimonio de los laicos.

El Papa llamó a los obispos mexicanos a colaborar más activamente con los obispos estadounidenses para atender el problema de la migración, y hoy la jerarquía eclesial en Estados Unidos y México ha actuado en consecuencia, con una mayor interacción pastoral y denuncias claras frente a la política antiinmigrante de Estados Unidos y la débil postura del gobierno mexicano frente a la inmigración de centroamericanos y la deportación de compatriotas.

Como respuesta a la elección de Donald Trump, los obispos de Estados Unidos nombraron como su vicepresidente al inmigrante mexicano, naturalizado estadounidense, y arzobispo, José Gómez, de Los Ángeles, California, quien inmediatamente mostró su desacuerdo con la política del presidente Trump. Posteriormente, los obispos católicos mostraron abiertamente su oposición a las medidas antiinmigrantes dictadas por el presidente, llamando a los cristianos a acoger y apoyar a todos los refugiados sin distinción de credo religioso.

Por otra parte, los pastores mexicanos se manifestaron a favor de la protección de la economía familiar, frente a las medidas de aumento a los combustibles decretadas por el gobierno mexicano y que provocaron protestas en diferentes partes del país, aportando incluso algunas propuestas en lugar del aumento de precios, como disminuir los impuestos y combatir la corrupción, además de fortalecer el mercado interno y reducir la dependencia energética.

Hasta aquí es claro que la jerarquía eclesial ha cumplido con su papel de denunciar las malas políticas de los gobiernos, y llamar a los laicos para que a través de su testimonio y compromiso busquen la manera de ayudar a los refugiados, a los migrantes y a quienes más sufren las consecuencias de los aumentos de precios. Sin embargo, son los laicos quienes, a través de su participación y trabajo tanto en la economía como en la política, deben buscar las mejores respuestas desde la perspectiva cristiana que implica el respeto a la dignidad humana y la solidaridad con los más necesitados.

El año pasado miles de católicos y cristianos mexicanos hicieron una manifestación pacífica e histórica en las calles de todo el país a favor de la familia y el matrimonio, lo que llevó a los legisladores a desechar una iniciativa del presidente. También a principios de este año, muchos ciudadanos se manifestaron en contra de los aumentos de combustibles y han logrado que se pospongan nuevos aumentos.

La necesidad de que la política tenga criterios claros para distinguir entre el bien y el mal, para entender la diferencia entre lo que ayuda al bien común y lo que sólo persigue bienes particulares de políticos y partidos, nos remite a la reflexión que hizo el Papa Francisco frente a los políticos en su llegada a México hace un año: "Cada vez que buscamos el camino del privilegio o beneficio de unos pocos en detrimento del bien de todos, tarde o temprano la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e, incluso, el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, causando sufrimiento y frenando el desarrollo".

La falta de compromiso de los políticos con las necesidades de la gente ha llevado a una crisis de liderazgo, tanto en México como en Estados Unidos, donde los cristianos se ven en la disyuntiva de elegir entre opciones contradictorias, sin tener alternativas de políticos humanistas que defiendan y fortalezcan a la familia, y al mismo tiempo promuevan la solidaridad con los más necesitados. Hoy es tiempo de que los laicos den testimonio de cercanía, participación y transparencia en todas sus actividades, para reconectar la política con el beneficio de la población.

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Sube la tasa de interés, ¡también la tensión!

suben-tasasJosé Gerardo Mosqueda Martínez

No debieran ser temas que se combinen porque se corre el riesgo de interpretaciones de alto riesgo.

Esta semana la junta de gobierno del Banco de México decidió incrementar cincuenta puntos base a las tasas de interés, es decir, la tasa de referencia será de 6.75 en previsión que la reserva federal norteamericana también tenga ajustes en corto plazo.

Al mismo tiempo parece que el equipo del presidente de EUA le logren explicar cómo orientar sus embestidas contra México y le ayudan a una nueva ronda de presiones contra los mexicanos que viven en aquel país. Las deportaciones no han parado desde las administraciones del presidente Obama solo que ahora el tema está consiguiendo que los aliados de las acciones del presidente Trump sean los medios mexicanos, mientras que el presidente de EUA ataca a los medios de su país y los descalifica por deshonestos; en México ocupan más espacio de sus contenidos los temas que generan los tuits de Trump.

El peso ha recuperado terreno con relación al dólar, los mercados cambiarios han dejado de reaccionar hipersensibles ante las estridencias del presidente, siguen sin verse las estrategias para unir las acciones de los mexicanos en la reactivación de la planta productiva, las negociaciones para nuevos mercados; pasar de los discursos solidarios con los migrantes a las acciones estratégicas que ofrezcan esperanzas y sea efectiva la atención a los migrantes deportados.

Nadie tiene duda que Trump es una amenaza para la economía mundial, su megalomanía y extravagantes declaraciones en las redes sociales alteran las estrategias diplomáticas hasta de su propio país, pero es el presidente que tienen y no parece que crezca la presión para un cambio radical en los poderes ejecutivos de ese país.

Nadie tiene duda que mover la tasa de referencia es una herramienta de política monetaria para mantener la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda, que reduce la demanda agregada, desincentiva la inversión y también el consumo, incrementa el costo del crédito. El aumento en las tasas de referencia contribuye a mantener el flujo de capital extranjero; la tensión de las relaciones con el país vecino agrega un factor de incertidumbre que sólo desde los poderes ejecutivos se puede aclarar.

¡Pero no llegan las estrategias! No se conocen las políticas públicas con las que se genere el gran esfuerzo que puede venir cuando hay toda la disposición de los mexicanos para unirse en causas que convocan al crecimiento de la economía, de la planta productiva, de la oferta educativa... ya reaccionamos a la propuesta de unidad, de "cerrar filas" en torno a crecer la economía y tener con qué recibir a nuestros connacionales. Ya no es tiempo de visitas al aeropuerto para recibir a los deportados y más discursos y más promesas y más discursos. Las acciones, las estrategias, la coordinación, las inversiones... ¿Cuándo?

El pronóstico de la inflación es que se mantenga por encima del rango de 3% +/- 1 este año pero puede crecer.

No parece sensato esperar a que se tensen más las relaciones con EUA y también crezca la tensión interna por una especie de parálisis en la toma de decisiones.

Ya no sirven de nada los discursos "solidarios del presidente, menos utilidad tienen los discursos demagógicos de los gobernadores y sus inoperantes secretarios cuando se animan a decir que "blindarán" las zonas de origen de los migrantes... qué quieren decir cuando se animan a afirmar semejantes barbaridades, perdón, quise decir: semejantes estupideces.

Solo generando nuevos puestos de trabajo, creciendo la infraestructura, abriendo nuevos mercados, compitiendo con mejores productos, estando presente en otras naciones con nuestros productos, no hay recetas mágicas para hacer crecer la economía y bajar la tensión.

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Chismorreos globales: informarse tiene implicaciones éticas

chismorreo-globalJuan Jesús Priego

Hace ya algunos años, en Roma, tuve la fortuna de asistir a una conferencia impartida por el sociólogo polaco recientemente fallecido Zygmunt Bauman. Como había leído casi todos sus libros –al menos los traducidos al español y al italiano–, me interesaba mucho conocerlo en persona; además, para los estudiantes en grado de demostrar que lo éramos, la entrada era libre. (Sólo hasta después pude enterarme de que en realidad todos podían entrar libremente a la conferencia, con credencial o sin ella. ¡Menos mal!).

Pequeño, siempre de pie y acaso un tanto inquieto (me niego a escribir «nervioso»), Bauman no parecía ciertamente uno de esos profetas del Antiguo Testamento que suelen verse en las páginas de las Biblias ilustradas. Pese a su cabellera hirsuta (y ya completamente blanca), no era un Juan Bautista; y, sin embargo, aquella noche lanzó una de las más graves acusaciones que se hayan hecho en los últimos tiempos a los hombres y mujeres de la llamada sociedad de la información.

En resumen, lo que Bauman dijo fue lo siguiente: Gracias a los modernos medios de comunicación estamos asistiendo al fin de la inocencia. Ya no hay inocentes en la era de los satélites, de la información en tiempo real y de Internet, pues ya nadie, respecto a las grandes atrocidades que tienen lugar todos los días en el planeta, puede decir que no sabía. Ahora todos sabemos todo (vivimos en la sociedad transparente que anunció Gianni Vattimo en 1982, la sociedad donde las paredes son de cristal y no existen los secretos), y es este conocimiento el que nos llama a juicio. Si no supiéramos, tendríamos una disculpa, una excusa. Pero ahora sabemos; es decir, nos hemos convertido en cómplices.

El que oyó el disparo, el que vio al asesino oprimir el gatillo y huir por una calle solitaria se halla implicado en el drama, aunque sólo sea por haberlo visto de lejos, por haber sido testigo; es por ello que la policía puede –y debe– exigirle algunas declaraciones.

Pues bien, gracias a la televisión todos somos ahora testigos y nos hallamos implicados. Como a Fausto, nuestra hambre inmoderada de saber ha acabado por perdernos. ¿Queríamos enterarnos de todo en el menor tiempo posible y, además, con lujo de detalles, es decir, con abundancia de imágenes? Pues bien, dicho saber hay que pagarlo de alguna manera: no se asiste impunemente a la ejecución (por hambre, por guerras, por lo que sea) de las dos terceras partes de la humanidad.

«En la era de las autopistas informáticas –cito literalmente las palabras que Bauman pronunció con voz enérgica aquella noche memorable, memorable al menos para mí–, el argumento de la ignorancia está perdiendo rápidamente credibilidad. Las noticias acerca del sufrimiento de otras personas, transmitidas de la manera más vívida y más legible, están al alcance de todos de manera inmediata. Esto comporta dos dilemas éticos de una gravedad sin precedentes. Primero: ser espectadores no es ya la condición de unos cuantos. Todos somos hoy espectadores, testigos del mal causado y del sufrimiento humano que éste comporta. Segundo: todos nos vemos (aunque no nos demos cuenta de ello) en la necesidad de disculparnos y de autojustificarnos. Séanos permitido decir que, en la era del acceso instantáneo a la información, excusarse con un "yo no sabía" constituye un suplemento de culpa más que una absolución del pecado».

¡Y pensar que creíamos que sentarse cómodamente a ver las noticias era un acto completamente inofensivo y hasta cívico, si pudiera decirse así! Pues bien, nos equivocábamos, porque informarse por informarse no tiene ningún sentido.

De hecho, allá por los años cuarenta y cincuenta, estudiosos como Paul Lazarsfeld (1901-1976) y otros, utilizaron la palabra "narcotización" para hablar del efecto que producen los medios de comunicación cuando hacen creer al público que ver o simplemente enterarse o escuchar es ya sinónimo de participar. ¡Como si quedarse quieto mirando el televisor fuese lo único que podría hacerse de frente a la dura realidad! Y, así, hay quienes han llegado a pensar que informarse es lo mismo que distraerse viendo pasivamente un río de imágenes que no hacen sino narcotizarlo más. ¡Y por supuesto que no es así! Porque informarse, en el verdadero sentido de la palabra, cuesta: es un trabajo que requiere atención y disciplina. Como afirma Ignacio Ramonet, una de las cosas que debe saber todo ciudadano del siglo XXI es que «no puede informarse sin esfuerzo, que informarse es una actividad».

Abrir el periódico, encender la televisión a la hora del noticiero, es un acto cargado de implicaciones éticas. Significa estar dispuestos a movilizarnos al menor grito de socorro. «¿Quién me necesita hoy en el mundo, en mi país, en mi ciudad o barrio?». El que no se haga esta pregunta antes de cumplir con ese sacrosanto deber que es informarse, no se informa: digamos más bien que chismorrea, como chismorreaba aquel amigo mío que después de haber visto un documental acerca de la miseria de los campesinos chapanecos, se sirvió un tequila doble y se puso a contar –como si nada– decenas de chistes colorados. Este amigo, después de haber visto aquel documental, sabía. Ahora era, por lo tanto, cómplice, es decir, culpable, aunque tratara de evadirse de su situación ejecutando esa acción tan mexicana que consiste en empinar el codo.

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La Voz del Papa: ‘Ser cristianos de corazón y no de fachada’

angelus170212Texto completo de las palabras del Papa Francisco en el ángelus del domingo 12 de febrero de 2017

"Queridos hermanos y hermanas ¡buenos días!

La liturgia de hoy nos presenta otra página del Discurso de la Montaña, que encontramos en el evangelio de Mateo. En este paso Jesús quiere ayudar a sus oyentes a realizar una nueva lectura de la ley mosaica.

Aquello que fue dicho en la Antigua Alianza no era todo: Jesús vino para cumplir y promulgar de manera definitiva la ley de Dios. Él manifiesta la finalidad originaria y cumple los aspectos auténticos, y hace todo esto con su predicación y más aún ofreciéndose a sí mismo en la cruz.

Así Jesús enseña como hacer plenamente la voluntad de Dios y usa esta palabra: "justicia superior" respecto a los escribas y fariseos. Una Justicia animada por el amor, la caridad, la misericordia y por lo tanto capaz de realizar la sustancia de los mandamientos, evitando el riesgo del formalismo. El formalismo: esto puedo, esto no puedo; hasta aquí puedo, hasta aquí no puedo... No: mucho más, en particular en el Evangelio de hoy Jesús toma en consideración tres aspectos: el homicidio, el adulterio y el juramento.

Sobre el mandamiento "no matar", Él afirma que se viola no solamente con el homicidio efectivo, sino también con comportamientos que ofenden la dignidad de la persona humana, incluidas las palabras injuriosas. Seguramente estas no tienen la misma gravedad y culpa del asesinato, pero se pone en la misma línea, porque tiene las mismas premisas y revelan la misma maldad.

Jesús nos invita a no establecer una lista que evalúa las ofensas, sino considerarlas a todas dañosas, porque movidas por el deseo de hacer mal al prójimo. Y Jesús da el ejemplo. Insultar: nosotros estamos acostumbrados a insultar, es como decir "buenos días". Y esto está en la misma línea del asesinato. Quien insulta a un hermano, asesina en el propio corazón al hermano. ¡Por favor nunca insultar! No ganamos nada...

Y aporta otro precepto a la ley matrimonial. El adulterio era considerado una violación del derecho de propiedad del hombre sobre la mujer. Jesús en cambio va a la raíz del mal. Así como se llega al homicidio a través de las injurias y las ofensas, así se llega al adulterio a través de las intenciones de poseer a una mujer diversa de la propia esposa.

El adulterio, como el hurto, la corrupción y todos los pecados, son antes concebidos en nuestra intimidad, y una vez tomada en el corazón la decisión equivocada, se transforman en comportamiento concreto. Y Jesús dice: quien mira a una mujer que no es la propia con ánimo de posesión es un adúltero en su corazón, ha iniciado el camino hacia el adulterio. Pensemos un poco sobre esto: sobre los malos pensamientos que vienen en esta línea.

Jesús después, dice a sus discípulos que no juren, porque el juramento es signo de la inseguridad y de la doble cara con que se realizan las relaciones humanas. Se instrumentaliza la autoridad de Dios para dar garantías a nuestros asuntos humanos.

Más bien estamos llamados a instaurar entre nosotros, en nuestras familias y en nuestras comunidades un clima de limpidez y de confianza recíproca, para que podamos ser considerados sinceros sin recurrir a intervenciones superiores para ser creídos.

!La desconfianza y la sospecha recíproca amenazan siempre la serenidad¡ La Virgen María, mujer que escuchaba con docilidad y obedecía con alegría, nos ayude a acercarnos siempre más al evangelio, para ser cristianos no de fachada, sino de sustancia. Y esto es posible con la gracia del Espíritu Santo, que nos permite hacer todo con amor, y así cumplir plenamente la voluntad de Dios".

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