Antonio Maza Pereda
Ante un tiempo de incertidumbre importante y extrema desconfianza hacia la clase política, urge una reforma profunda, la más importante de todas: la reforma de la ciudadanía. Una reforma a fondo en por lo menos tres aspectos: Conocimiento, Actuación y Respeto en la procuración del Bien común, que es el otro nombre de la Política.
Los que hemos vivido "la dictadura perfecta", es decir, la mayoría de los ciudadanos de México, hemos transitado desde una época en que era de mal gusto hablar de política, y pensábamos que ser político no era algo de gente decente, pasando a una época en que para ser un buen ciudadano bastaba con dar un voto razonado, en conciencia, hasta la situación actual de desesperanza en la posibilidad de que la política sirva a la ciudadanía.
Como me dijo hace unos días un buen amigo: "Yo ya no leo periódicos, no veo noticieros y, en la radio, sólo pongo estaciones gruperas. Cada vez que oigo noticias y oigo a los políticos, nacionales o extranjeros, me siento enfermo", concluía.
Creo que muchos pensamos que la clase política, esta clase política que hoy tenemos, ya no tiene remedio. No es cosa de más leyes, más organismos, de nuevos planes. No van a cambiar, porque no quieren hacerlo y porque les ha convenido enormemente su situación actual, con sus privilegios y prebendas.
Por otro lado, cuando se ha intentado sustituir a los políticos mediante candidatos independientes, los resultados no han sido extraordinariamente mejores. Allí están los resultados de Fernando Collor de Mello en Brasil y de Alberto Fujimori en Perú. Por no mencionar al casi omnipresente Sr. Trump, del que todavía no sabemos cómo serán sus resultados.
Probablemente la dificultad consiste en que estamos buscando al hombre o mujer providencial que resuelva las cosas solamente con su presencia y con la mayor comodidad para los ciudadanos. Una visión probablemente ilusa; aunque una sola persona puede hacer muchas diferencias, reformar una estructura tan podrida como la del Estado Mexicano y su clase política, no es posible sin un cambio más de fondo. Y el cambio tiene que venir en la ciudadanía.
Usted perdone mi atrevimiento. O mi crítica. Para nosotros, la ciudadanía, la situación ha sido bastante cómoda. En el mejor de los casos, votamos y después abandonamos el control de la nación en manos de la clase política. Eso en el mejor de los casos, porque todavía tenemos un alto índice de abstencionismo. Pero el abstencionismo no se queda en el voto. Los que sí votamos tampoco nos ocupamos suficientemente de controlar y de exigir a los políticos el cumplimiento de sus obligaciones, de las promesas mediante las cuales obtuvieron nuestro voto o el cumplimiento de los mandatos de la Constitución, si es que acaso la conocemos.
En la mayoría de los casos no sabemos cuáles son nuestros derechos ni cuáles son los límites y las obligaciones de nuestros mandatarios. Eso sí: somos buenísimos para criticar, para poner motes y para transmitir chismes en aspectos de política. Para efectos prácticos, le hemos dejado el campo a la clase política. Y ahí están los resultados.
Una vez más, perdóneme por esta autocrítica. Yo mismo no me escapo de esto que estoy criticando. Para mí hay tres aspectos de esta reforma, para que pasemos de ser un mero votante, más o menos consciente, más o menos manipulado, a ser un ciudadano que influye en la procuración del Bien común.
1) El primer aspecto, es el de tener un Conocimiento fundamental de los asuntos políticos. Saber lo que pasa, opinar en todos los ámbitos en los que nos movamos, dar seguimiento a los temas de interés nacional. En pocas palabras, estar enterados y crear opinión. Algo, me parece a mí, al alcance de todos. Pero que, obviamente, requiere un esfuerzo. Saber escoger la información que recibimos, por ejemplo, y aprender a diferenciar la manipulación que muchas veces nos hacen pasar por información.
2) Pero, generalmente, el conocimiento no basta. Tenemos también que Actuar. Y actuar con congruencia. Actuar de la misma manera como pensamos. Esta actuación comienza por las cosas sencillas. Primero, cumplir con mis obligaciones ciudadanas, cumplir con las leyes. Rechazar la corrupción. Claro, encontraremos muchas veces ordenamientos que son muy difíciles o casi imposibles de cumplir. Algunos parecen haber sido diseñados de manera que sólo se puedan enfrentar mediante la corrupción. En ese caso, nuestra actuación sería la de protestar en los términos más enérgicos y de todas las maneras que nos sea posible.
3) Finalmente, tenemos que hacer que el Respeto vuelva a ser la norma en el trato político. Recordar el dicho: "cuando empiezan los insultos, es porque se acabaron las razones". Hemos perdido uno de los valores mexicanos más distintivos: el respeto, la cortesía, el buen trato. Hay que acostumbrarnos a pensar sin insultar. Destacar lo positivo y hacer crítica constructiva.
Estoy seguro de que esta corta lista es incompleta. Ciertamente, si tuviera la solución completa probablemente no estaría yo aquí escribiendo: estaría haciéndome millonario vendiendo la solución. Mi punto es que entre todos los ciudadanos tenemos que desarrollar, implementar y dar seguimiento a esta reforma de la ciudadanía. Una reforma particularmente urgente, ante la bancarrota moral de la clase política y las amenazas económicas y políticas que nos vienen del extranjero. Por no hablar de otros tipos de amenazas, más sutiles, como las que permanentemente están ocurriendo en nuestros valores, en nuestra cultura.
No será fácil. No será cómodo. Costará un gran esfuerzo y, frecuentemente, parecería una labor imposible o posiblemente inútil. Pero es algo fundamental. No importa si tardaremos décadas en ver los resultados. Ésta sería una razón más para empezar lo más pronto posible. Pero, francamente, no veo, no se ve en el horizonte otra solución. O cambiamos nosotros, la ciudadanía, o los mandantes o las cosas seguirán igual.
José Gerardo Mosqueda Martínez
La guerra contra los inmigrantes comenzó, a pesar de que se vea como un fenómeno que tiene décadas, que se ha estudiado desde múltiples perspectivas y que hoy es un factor de referencia global. En pleno siglo XXI la humanidad tiene complejos problemas como consecuencia de políticas raciales, de conflictos bélicos provocados por decisiones de clara definición racial. El doble discurso de la clase política estadounidense; intervencionismo en otros países, para anteponer los intereses económicos de grandes capitales, a costa de la vida misma de miles de seres humanos y por otra parte la violación a los desechos humanos derivada de la idea de someter a otras naciones. Con el caso Trump la nación estadounidense involuciona a épocas de esclavitud luchas raciales...
Es la dictadura de los ignorantes con poder, gobernantes que sustituyen sus graves limitaciones con la soberbia de quién no dimensiona la naturaleza de la autoridad en un estado libre, democrático, armónico.
La expresión ciudadana que lograron los ciudadanos inmigrantes latinos y apoyados solidariamente por inmigrantes de otras naciones se hizo sentir en todas las ciudades de los Estados Unidos.
Somos una nación hecha por inmigrantes. – dice la carta de la sociedad de empresas de Silicon Valley contra el veto migratorio de Trump... no importa citar cualquier ciudad: Nueva Orleans, Carolina del Norte, Filadelfia, Chicago o Washington DC, cualquiera, en todas se dieron manifestaciones de rechazo al gobierno con las menores calificaciones de aceptación en la historia de los Estados Unidos.
Los ciudadanos inmigrantes se rehusaron a participar en la economía estadounidense por un día y logran que todo el mundo voltee a ver la importancia que tienen para la economía de la nación que se dice la más poderosa.
#DiaSinInmigrantes es una gran muestra de solidaridad de los mexicanos radicados en Estados Unidos, es una REACCIÓN contundente como primera respuesta a las políticas discriminatorias del gobierno de ese país; también es una LECCIÓN para el resto de los mexicanos, especialmente los que vivimos aquí.
Me pregunto si los poderes de la Unión han entendido las dimensiones del daño que han provocado a generaciones de mexicanos que tuvieron que emigrar para buscar el sustento de sus familias porque en nuestro país no encontraron las oportunidades... se tuvieron que ir, no quieren regresar. Generaciones de políticos, presidentes, gobernadores corruptos que han sido depositarios de los recursos de la sociedad y se lo han robado en cantidades impresionantes, criminales que han dañado a México.
No es broma. Nos vendría bien un día sin Presidente, un día sin Congreso, sin Poder Judicial, un día sin dirigentes de partidos.
Durante las dos últimas semanas hemos leído sobre la cantidad de políticos mexicanos que se creen inteligentes al organizar sus paseos por los Estados Unidos para encontrarse con líderes de organizaciones de inmigrantes, emitir sus respectivas declaraciones y venir a testificar que ya fueron a verlos y que están ocupados en atender los problemas de nuestros connacionales...
¿Es que no saben hacer otra cosa?
Las luchas por las causas de los inmigrantes será, desgraciadamente, una historia larga, llena de injusticias y de contradicciones pero también llena de esperanzas, los inmigrantes son un gigante despertando y tienen la fuerza para mover al país.
Aprendiendo de la lección nos alcanzará para mover a nuestro país.
Texto completo del Ángelus del papa Francisco del domingo 19 de febrero de 2017
"Queridos hermanos y hermanas, ¡Buenos días!
En el Evangelio de este domingo, una de estas páginas que mejor expresan la 'revolución' cristana, Jesús muestra el camino de la verdadera justicia mediante la ley del amor que supera la del talión, o sea 'ojo por ojo, diente por diente'. Esta antigua regla imponía infligir a los transgresores penas equivalentes a los daños causados: la muerte a quien había asesinado, la amputación a quien había herido a alguien, y así para todo el resto.
Jesús no pide a sus discípulos solamente soportar el mal, les pide reaccionar pero no con otro mal, sino con el bien. Solamente así se rompe la cadena del mal y cambian realmente las cosas.
El mal de hecho es un 'vacío' de bien, y no se puede llenar con otro vacío, sino con un 'lleno', o sea con el bien. La represalia no lleva nunca a la solución de los conflictos. Para Jesús el rechazo de la violencia puede comportar también renunciar a un legítimo derecho y nos da algunos ejemplos: poner la otra mejilla, ceder el propio vestido o el propio dinero, aceptar otros sacrificios. (cfr vv. 39-42).
Entretanto esta renuncia no significa que las exigencias de la justicia sean ignoradas o contradichas, al contrario el amor cristiano que se manifiesta de manera particular en la misericordia, representa una realización superior de la justicia.
Lo que Jesús quiere enseñar es la neta distinción que debemos hacer entre la justicia y la venganza. Nos es permitido pedir justicia, es nuestro deber practicar la justicia. Lo que en cambio está prohibido es vengarnos o fomentar de alguna manera la venganza, en cuanto es una expresión del odio y de la violencia.
Jesús no quiere proponer un nuevo orden civil, sino más bien el mandamiento del amor al prójimo, que incluye también el amor por los enemigos: "Amen a los enemigos y recen por aquellos que les persiguen". Esta palabra no significa aprobar el mal cometido por el enemigo, sino como una invitación a una perspectiva superior, magnánima, similar a la del Padre celeste, el cual "hace nacer el sol sobre los malos y los buenos, y hace llover sobre justos e injustos. (v. 45).
También el enemigo, de hecho es una persona humana, creada como tal a imagen de Dios, si bien en este momento la imagen sea ofuscada por una conducta indigna. Cuando hablamos de 'enemigos' no tenemos que pensar quizás a cuales personas diversas y lejanas de nosotros; hablamos también de nosotros mismos que podemos entrar en conflicto con nuestro prójimo, a veces con nuestros familiares.
Enemigos son quienes hablan mal de nosotros, que nos calumnias y son injustos. A todos estos estamos llamados a responder con el bien, el cual tiene también sus estrategias, inspiradas en el amor.
La Virgen María nos ayude a seguir a Jesús en este camino exigente, que realmente exalta la dignidad humana y nos hace vivir como hijos de nuestro Padre que está en los cielos. Nos ayude a practicar la paciencia, el diálogo, el perdón, y a ser así artesanos de comunión y de fraternidad en nuestra vida cotidiana".
Pamela Olvera Morales*
En 2015, la producción de petróleo de Irán cayó a 2.8 millones de barriles diarios, de 3.6 millones en 2011. Sin embargo, desde junio de 2016 la producción iraní ha logrado elevarse a niveles de 2011, nuevamente a raíz de la disminución de las sanciones acordadas a principios de año. Esto ha sucedido en el contexto de una sobreoferta mundial de energía que redujo drásticamente los precios del petróleo el año pasado.
Los actuales precios del petróleo son consecuencia de un largo y, en algunas ocasiones, complicado camino hacia el consenso por parte de los Estados miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) desde abril de 2016. Sin embargo, el pasado 30 de noviembre, el cartel petrolero acordó recortar la producción de petróleo en 4.5% (1.2 millones de barriles diarios), con excepciones para Irán, Libia y Nigeria, países cuya producción se ha visto afectada por la violencia, así como por sanciones económicas.
Desde entonces, uno de los principales precios de referencia del petróleo, el West Texas Intermediate (WTI), ha pasado de 49 dólares, al cierre de noviembre de 2016, a cerca de los 54 dólares por barril en la segunda semana de febrero de 2017. La señal de un gradual aumento en los precios del petróleo ha motivado a Irán a llevar a cabo acciones que detonen el crecimiento y fortalecimiento de su industria de hidrocarburos.
De hecho, en enero de 2017, el gobierno iraní publicó los nombres de las 29 compañías precalificadas, provenientes de más de 12 países, participantes en su Primera Licitación de proyectos de hidrocarburos del pasado 15 de febrero. Lo anterior, bajo el nuevo y menos restrictivo modelo de Contrato Petrolero de Irán (IPC, por sus siglas en inglés). El nuevo modelo contractual ofrece contratos de 20 a 25 años, lo que permite una recuperación de costos mucho más larga después de la primera producción, ofreciendo a las empresas extranjeras mayor certeza e incentivos para invertir.
Sin embargo, estas nuevas oportunidades podrían verse opacadas por las recientes tensiones con el gobierno del presidente Donald Trump, quien ha argumentado que eliminará el acuerdo nuclear entre Irán y las potencias mundiales. De hecho, el pasado 10 de febrero la administración de Trump hizo su primera jugada al imponer nuevas sanciones a Irán, en respuesta a una prueba de misiles balísticos del gobierno de Hassan Rouhani.
Por su parte, el líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Khamenei, pidió al pueblo iraní aprovechar el aniversario de la revolución, que derrocó al shah Mohamed Reza Pahlevi, respaldado por Estados Unidos en 1979, como una oportunidad para responder a la agresiva retórica del gobierno de Trump.
Si las tensiones entre Estados Unidos e Irán continúan escalando, deberemos estar atentos, dado que de ocurrir un evento en el que la producción petrolera iraní vuelva a ser limitada por una nueva imposición de sanciones, los precios del petróleo podrían experimentar un nuevo y quizá más pronunciado aumento; trayendo consigo las conocidas consecuencias, tanto para los países productores, como para los consumidores.
*Titular de la Cátedra BP-Anáhuac en Estudios Estratégicos, Universidad Anáhuac México.