Texto completo de las palabras del papa Francisco en el ángelus del 5 de marzo de 2017
"Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En este primer domingo de Cuaresma, el Evangelio nos introduce en el camino hacia la Pascua y nos muestra a Jesús que permanece durante cuarenta días en el desierto, sujeto a las tentaciones del diablo (cf. Mt 4,1-11).
Este episodio se coloca en un momento preciso de la vida de Jesús: inmediatamente después de su bautismo en el río Jordán y antes del ministerio público. Él acaba de recibir la investidura solemne: el Espíritu de Dios descendió sobre Él, el Padre del cielo lo declaró "Mi Hijo amado" (Mateo 3:17).
Jesús está ya listo para comenzar su misión; y porque tiene un enemigo declarado, es decir, Satanás, Él lo afronta de inmediato, "cuerpo a cuerpo". El diablo hace presión sobre el título de "Hijo de Dios" para alejar a Jesús del cumplimiento de su misión: "Si eres Hijo de Dios ...", le repite tres veces(v 3.6), y le propone hacer gestos milagrosos, de hacer 'el mago', como convertir las piedras en pan para satisfacer su hambre, y saltar de los muros del templo haciéndose salvar por los ángeles. A estas dos tentaciones, sigue la tercera: adorarlo a él, el diablo, para tener el dominio sobre el mundo (cf. v. 9)".
"Mediante esta triple tentación, Satanás quiere desviar a Jesús del camino de la obediencia y la humillación – porque sabe que así, por este camino, el mal será derrotado – y llevarlo por el falso atajo del éxito y la gloria.
Pero las flechas venenosas del diablo son todas los "paradas" por Jesús con el escudo de la Palabra de Dios (vv. 4.7.10) que expresa la voluntad del Padre.
Jesús no dice alguna palabra propia: responde con la Palabra de Dios. Y así el Hijo, lleno de la fuerza del Espíritu Santo, sale victorioso del desierto".
"Durante los cuarenta días de la Cuaresma, como cristianos estamos invitados a seguir los pasos de Jesús y a hacer frente a la batalla espiritual contra el maligno con la fuerza de la Palabra de Dios. No con nuestra palabra: no sirve. La Palabra de Dios: aquella que tiene la fuerza para derrotar a Satanás. Para ello hay que familiarizarse con la Biblia: leerla menudo, meditarla, asimilarla.
La Biblia contiene la Palabra de Dios, que siempre es actual y eficaz. Alguien dijo: ¿qué pasaría si tratamos la Biblia como tratamos a nuestro teléfono móvil? Si la lleváramos siempre con nosotros, o al menos el pequeño Evangelio de bolsillo, ¿qué sucedería? Si nos volviéramos cuando nos la olvidamos: tú te olvidas el teléfono celular... "¡No lo tengo, vuelvo a buscarlo!". Si la abriéramos varias veces al día; si leyéramos los mensajes de Dios contenidos en la Biblia como leemos los mensajes del teléfono... ¿qué sucedería?
Claramente la comparación es paradójica, pero hace reflexionar. De hecho, si tuviéramos la Palabra de Dios siempre en el corazón, ninguna tentación podría alejarnos de Dios y ningún obstáculo podría desviarnos del camino del bien;
sabríamos vencer las sugerencias diarias del mal que está en nosotros y fuera de nosotros; seríamos más capaces de vivir una vida resucitada según el Espíritu, recibiendo y amando a nuestros hermanos, especialmente a los más vulnerables y necesitados, y también a nuestros enemigos".
"Que la Virgen María, imagen perfecta de la obediencia a Dios y de la confianza incondicional a su voluntad, nos sostenga en nuestro camino cuaresmal, a fin de que nos pongamos en dócil escucha de la Palabra de Dios para hacer una verdadera conversión del corazón.
Nemesio Rodríguez Lois
Donald Trump ha cumplido su primer mes como Presidente de Estados Unidos y desde entonces no hay día en que no se hable de él por las muchas sorpresas que nos da.
Más que hablar de Trump, lo que se hace es condenar sus decisiones, tanto así que son frecuentes las marchas de protesta que se han dado en diferentes ciudades del mundo. Sin embargo, el nuevo presidente no ceja en su empeño; le obsesiona la idea fija que trae en contra de los inmigrantes y, según parece, si por él fuera, no dudaría en exterminarlos.
Es tal el rechazo general que, según una encuesta publicada por el diario mexicano REFORMA, el 56% por ciento cree que no terminará su periodo.
Y es que se ha venido encima tal cascada de decisiones, que tal parece que el tiempo se le escapa como agua entre las manos.
Pudiera ser, ya que, según expertos en política estadounidense, es precisamente durante el primer año cuando un presidente puede hacer todo lo que le venga en gana. Explicaremos esto.
En este 2017, Trump no tiene próximos unos comicios; o sea, que no siente le presión por quedar bien ante los electores, cosa que no ocurrirá en 2018, año en que, por celebrarse elecciones de medio periodo, a todo presidente le interesa conquistar una cómoda mayoría legislativa que le permita gobernar sin tropiezos.
Si Trump logra la mayoría tanto en el Senado como en la Cámara de Representantes, es como para ponerse a temblar, puesto que podrá concluir su periodo sin ningún tipo de oposición. A menos que –y esto es lo más seguro– piense reelegirse en 2020, con lo cual los dos últimos años moderaría sus impulsos para ver si gobierna otros cuatro años.
Y si acaso se reeligiera en 2020, el siguiente año, o sea 2021, volvería a repetirse lo que estamos padeciendo en estas primeras semanas de 2017: Un Trump radical, intolerante y capaz de todo. Sin embargo, volvería a tener la inquietud por lograr, en 2022, la mayoría legislativa, con lo cual pudiera ser –lo dudamos– que se moderase.
Si dicha mayoría la consiguiese, entonces 2023 y 2024 le pondrían los pelos de punta al mundo entero, pues tendríamos enfrente a un Trump que no necesitaría quedar bien con nadie para concluir su gobierno de ocho años. Incluso, aunque en 2022 tuviese al Congreso en contra, podría gobernar a base de decretos dando varias sorpresas como lo hizo Obama al reconocer al gobierno castrista en diciembre de 2014.
Claro está que todas éstas son conjeturas, pues falta ver si Trump completa su periodo, si logra la mayoría en 2018, si se reelige en 2020, y si vuelve a tener un Congreso favorable en 2022.
Nada está escrito, y en todo ese tiempo, todo, absolutamente todo, puede pasar...
Y dentro de tanta avalancha de noticias, manifestaciones de protesta y conjeturas propias de charlas de café, muy pocos han reparado en una noticia que –aunque se publicó en páginas interiores y de manera escueta– consideramos de enorme importancia: Trump anunció que será abolida la Enmienda Johnson, aprobada en el ya lejano 1954.
La citada Enmienda es una cláusula que estipula que entidades libres de pagar impuestos, como iglesias u organizaciones caritativas, no pueden participar en política; de ese modo se impide que los líderes religiosos usen los púlpitos para apoyar u oponerse a cualquier candidato.
Dicho de un modo más sencillo: Si dicha Enmienda es abolida, la Iglesia Católica recupera una libertad de expresión que hasta el momento le ha sido negada.
No hay duda, Trump es el hombre de las sorpresas.
Óscar Fidencio Ibáñez
Cuando estudiaba la maestría, convivía con varios amigos musulmanes, y observaba con respeto y admiración su práctica del Ramadán, que en esencia consiste en ayunar 30 días consecutivos desde el amanecer hasta la noche. El ayuno incluye abstinencia de alimento, bebida, contacto sexual, así como ser más generoso y amable.
Los deportistas, cuando se preparan para un torneo importante como la Copa Mundial o los Juegos Olímpicos, se aíslan y siguen una rutina de práctica especial que les permite llegar en óptimas condiciones a competir.
La celebración más importante para el cristiano es conmemorar el triunfo de Jesucristo sobre la muerte en su resurrección, que significa su sacrificio por toda la humanidad para salvarnos y unirnos al Padre. Por lo que asumimos un periodo de preparación de 40 días, que nos permite estar dispuestos para dicha fiesta en cuerpo y alma, con la mejor disposición posible.
El Papa Francisco nos recuerda en su mensaje de Cuaresma que "es el tiempo propicio para renovarse en el encuentro con Cristo vivo en su Palabra, en los sacramentos y en el prójimo". Y para ello, nos invita a reflexionar con la parábola de Lázaro y el hombre rico en tres temas: El otro es un don; el pecado nos ciega; y la Palabra de Dios es un don.
"El pobre en la puerta del rico, no es una carga molesta, sino una llamada a convertirse y a cambiar de vida. La primera invitación que nos hace esta parábola es la de abrir la puerta de nuestro corazón al otro, porque cada persona es un don, sea vecino nuestro o un pobre desconocido. La Cuaresma es un tiempo propicio para abrir la puerta a cualquier necesitado y reconocer en él o en ella el rostro de Cristo".
Los medios tradicionales que la Iglesia nos ofrece facilitan el encuentro con Dios a través del prójimo: ayuno, oración y limosna. El ayuno implica dejar de consumir o usar algo, y que se puede compartir con alguien más, de esa manera damos limosna, y la oración dispone nuestro corazón para el perdón, el amor y la misericordia que definen la vida cristiana.
"Para el hombre corrompido por el amor a las riquezas, no existe otra cosa que el propio yo, y por eso las personas que están a su alrededor no merecen su atención. El fruto del apego al dinero es una especie de ceguera: el rico no ve al pobre hambriento, llagado y postrado en su humillación".
"El amor al dinero, la vanidad y la soberbia" son las cosas que queremos evitar durante estos cuarenta días: desapegarnos de nuestras comodidades, de nuestros lujos, de nuestros placeres, de nuestras presunciones, de la necesidad de "tener la razón", de mirar con desprecio a los demás, de no estar disponibles para quienes nos buscan o esperan nuestra ayuda.
"La raíz de sus males [del rico] está en no prestar oído a la Palabra de Dios; esto es lo que le llevó a no amar ya a Dios y por tanto a despreciar al prójimo. La Palabra de Dios es una fuerza viva, capaz de suscitar la conversión del corazón de los hombres y orientar nuevamente a Dios. Cerrar el corazón al don de Dios que habla tiene como efecto cerrar el corazón al don del hermano".
Este Miércoles de Ceniza empieza nuestro camino para leer, escuchar y dejarse interpelar en oración cada uno de los siguientes 40 días por la Palabra de Dios, para estar dispuestos a buscar al otro y de esa manera encontrar a Jesucristo. "El cristiano está llamado a volver a Dios «de todo corazón» (Jl 2,12), a no contentarse con una vida mediocre, sino a crecer en la amistad con el Señor".
Que nuestra Cuaresma se convierta en 40 días de escuchar la Palabra de Dios y encontrar a 40 personas que nos necesitan.
Antonio Maza Pereda
Con bastante anticipación a las elecciones del 2018, se anuncia un debate entre el más permanente de los candidatos presidenciales y el actual gobernador de Veracruz. Supongo que no será el único: ya pasaron los tiempos en que todos esperaban hasta el último momento para iniciar las campañas electorales.
Lo que me preocupa es que estos debates se centren, como en buena parte ocurrió en Estados Unidos, en las personas y no en los programas de trabajo. Desgraciadamente, parece que la clase política ha perdido la habilidad de argumentar con lógica sus plataformas electorales, ha renunciado a convencernos por la fuerza de sus argumentos y de su pertinencia, y se dedican a convencernos de que el contrincante es malísimo, que no tiene las cualidades para ser aspirante al cargo que intenta obtener.
Me parece que la clase política, buena parte de los medios y de la población han aceptado uno de los sofismas más frecuentes: creer que, si demuestro que el otro es malo, quiere decir que yo soy bueno. Y esto es claramente equivocado. El hecho de que el otro esté en el error no significa necesariamente que yo esté en lo correcto. Podríamos estar los dos en el error. O parcialmente en lo cierto, desde algún punto de vista.
Desde luego, siempre será más divertido y sabroso ver cómo se destrozan unos a otros los miembros de la clase política. Pero ese no es el punto. La mayoría ya estamos bastante convencidos de que todos son malos; lo único que discutimos es cuál es el grado de su maldad. Sería importante que, por una vez, discutamos programas, discutamos la viabilidad y la lógica de las propuestas, discutamos el modo como las llevarán a cabo.
En las próximas elecciones de 2018 podría estarse jugando un cambio de modelo de nación. Es importante que todos entendamos qué es lo que esto significa. La simpatía, la galanura, la facilidad de palabra, no son lo más importante. Sí, importa quién es el candidato y también su credibilidad. Pero también cuáles son sus propuestas y si estamos dispuestos a votar por ellas.