Óscar Fidencio Ibáñez
Se levantó temprano la señora, fue por un recipiente de plástico de 20 litros y caminó varias cuadras para encontrarse con otras vecinas y vecinos haciendo fila en la gasolinera más cercana, tratando de comprar un poco de combustible frente al desabasto que se vivió a principios de semana. Entre la gente, la plática era de incertidumbre sobre el tiempo que duraría la escasez, en las conversaciones se incluía la experiencia de quienes habían ido a la tienda y no habían encontrado nada de verduras que comprar.
La semana anterior, el Secretario de Hacienda anunciaba que al iniciar el año, la gasolina, el gas y la electricidad aumentarían significativamente de precio. El anuncio se realizó el día de "los inocentes", entre las fiestas de Navidad y Año Nuevo, mientras que el presidente de México se mostraba muy relajado jugando golf en una de las hermosas playas de nuestro país junto con otras autoridades, sin duda el contraste tenía sabor de broma de mal gusto, o viñeta del "realismo mágico".
Al iniciar el año, las protestas ciudadanas de distintas maneras no se hicieron esperar en diversos lugares del país, en el estado norteño de Chihuahua, se bloquearon las casetas y carreteras de peaje, evitando el flujo de transporte de carga que afectó la distribución de productos a distintas industrias y comercios, afectando el trabajo y el abasto de muchos ciudadanos, también se bloquearon centros de distribución de combustible provocando su escasez.
En Chihuahua, después de algunos días de diálogo con diversos grupos, el gobernador y la alcaldesa los desalojaron de algunas instalaciones usando la fuerza pública en forma pacífica, y se restableció la circulación y el abasto. En otros estados las protestas fueron muy variadas, desde las pacíficas hasta otras que en algunas partes llegaron a saqueos de comercios de forma violenta, y lamentablemente en dos ciudades e incidentes diferentes, incluso a provocar la muerte de policías en robos y protestas.
Varias organizaciones, grupos políticos y gobiernos estatales y municipales fijaron su postura sobre la crisis provocada por la decisión del gobierno federal. Los obispos de México a través de la Conferencia del Episcopado Mexicano también emitieron su opinión en un comunicado de prensa que vale la pena leer completo, hacen un llamado al gobierno federal a desistirse de la medida, y al mismo tiempo invitan a los ciudadanos a manifestarse de manera pacífica.
"Ante la disposición del aumento de precio de los combustibles, exhortamos a las autoridades civiles a reconsiderar seriamente –dado el contexto nacional y las variables internacionales-, esta medida que afecta a todo nuestro país, especialmente a los más pobres. Se requiere ser sensible a las necesidades cotidianas de la gente, y ser conscientes de las consecuencias de esta medida gubernamental. Hacemos un llamado a la autoridad, especialmente al Poder Ejecutivo y Legislativo, a mirar desde abajo y no solamente desde arriba. No es correcto imponer leyes sin tomar en cuenta la realidad y el sentir que vive la gente, sobre todo los más desamparados".
Después de su incomprensible silencio y displicencia durante los primeros días de las protestas, el presidente de México intentó explicar las razones económicas de la medida tres días seguidos por televisión; sin embargo, inmediatamente la gente le respondió que entre la opción de recortar los gastos superfluos del gobierno, o combatir la corrupción; y la alternativa de aumentar el precio de la gasolina -que provocó las protestas y seguramente traerá aumentos en los precios de otros productos para toda la gente-, optó por esta última decisión.
El gobierno se comprometió a recortar su gasto los dos últimos años por una cantidad que equivale a lo que esperan recaudar a través de este aumento de precio, y no lo cumplió; además, el precio de la gasolina en Estados Unidos desde donde se importa para su venta, es mucho más barato que en México, dejando sin argumentos al gobierno federal.
El carácter inusitado y generalizado de las protestas ciudadanas hacen necesario que los cristianos atendamos la exhortación del Papa Francisco en su mensaje de paz de Año Nuevo, para que la no violencia activa se convierta en la forma y el estilo de la participación que proteja la economía y paz de nuestras familias, de tal manera que se logre hacer que el gobierno reconsidere su medida, y al mismo tiempo se evite cualquier forma de violencia.
Luis Pazos
Los aumentos de impuestos a partir del 2014 y el incremento del precio de la gasolina, que implica miles de millones de pesos más de recaudación, en especial vía el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), son, según portavoces del gobierno, necesarios para evitar un mal mayor, que repercutiría en problemas más graves para el país que el aumento de impuestos y de los precios de la gasolina.
Las calificadoras internacionales Standard & Poor´s, Fitch Ratings y Moody´s advirtieron que bajarían la nota al gobierno de México si no frena el crecimiento de su deuda y del déficit en relación con el Producto Interno Bruto. Y sin el aumento del precio de la gasolina, el déficit y la deuda seguirían creciendo en 2017, por lo que sería inevitable la baja de la calificación a México, lo que traería como consecuencia nuevos aumentos en las tasas de interés, una mayor salida de capitales y devaluación, y un menor crecimiento.
Ese planeamiento es una verdad a medias, por lo tanto falso, pues parte de una premisa sofística. Son ciertas las consecuencias señaladas si bajan la calificación al gobierno, pero es mentira que el único camino para evitarla sea el aumento de impuestos y de precios a las gasolinas, electricidad y servicios públicos. El camino correcto, que se ha negado a seguir el actual gobierno, es reducir el gasto a niveles que frenen deuda y déficit.
En el libro "EPN: El retroceso" demuestro con cifras y ejemplos concretos que hay "tela de donde cortar" en el gasto público, para reducirlo a porcentajes que frenen deuda y déficit, sin dejar desamparados a los pobres, al campo, la educación o reducir más la ya baja calidad de los servicios que presta el Estado.
Por motivos electorales (elecciones en el Estado de México y en Coahuila el 2017), y para tapar los hoyos dejados por el impune saqueo de los estados del país y de Pemex, el gobierno se niega a bajar lo suficiente el gasto. Planea cubrir su gasto excesivo con más impuestos y aumentos del precio de la gasolina para teóricamente frenar déficit y deuda. Esa política le generará más recaudación a corto plazo, pero también inflación, baja en la inversión privada, que es la productiva, desempleo y un mayor empobrecimiento de la clase media y humilde.
Antonio Maza Pereda
Una vez más, la clase política ha demostrado que le importa más su muy deteriorado "capital político" que el respeto que le debe a la ciudadanía. Lo demuestra el tema del incremento del costo de la energía, el famoso "gasolinazo"; pero no se nos olvide el aumento del costo de la electricidad, el cual no ha quedado claro en cuánto nos afectará directa o indirectamente.
Recientemente, en una entrevista radiofónica (Radio Red, viernes 6 de enero), el Secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, declaró que el aumento de la gasolina ya había sido aprobado por el Congreso. Lo cual es de esperarse: el presupuesto de ingresos y los medios para obtenerlos deben ser aprobados por el Congreso. Si no fuera así, el Ejecutivo hubiera cometido una transgresión mayúscula. Lo que no queda claro es porqué los partidos de oposición no se manifestaron entonces, en octubre de 2016, en contra del aumento de los precios de la gasolina. Lo supieron y no lo comunicaron a la ciudadanía. Queda claro que este tipo de temas que afectan al bien común no son puestos a debate de la Sociedad, que por mínimo respeto deberían hacer nuestros mandatarios. Deberían avergonzarse.
El anuncio se hizo entre Navidad y Año Nuevo, donde una buena parte de la población y el Primer Mandatario estaban de vacaciones. Lo cual sirvió para que el único que diera la cara fuera el Secretario de Hacienda. Sólo hasta varios días después se dio una explicación que tuvo más un sabor a queja por la falta de credibilidad hacia el Gobierno y un intento de buscar culpables. Y la frase que quedará en el recuerdo como característica de esta administración: "Ustedes, ¿qué hubieran hecho?". Claramente, lo importante fue proteger lo más posible el capital político del partido en el poder. Rendir cuentas a la ciudadanía no fue una prioridad.
El acusar a gobiernos anteriores puede funcionar en los primeros meses de una administración. Pero ¿cuatro años después? ¿No se dieron cuenta de que se cometía un error subsidiando la gasolina? Según sus cuentas, nos podrían haber ahorrado una buena cantidad. ¿Por qué siguieron con un sistema que daña a la economía?
Tampoco resulta claro el argumento del aumento del precio del petróleo. Eso no ocurrió de golpe el 20 de diciembre de 2016. Vino ocurriendo a partir de enero de 2016. ¿Por qué esperar un año? Ciertamente hay otros factores. La "depreciación" (para no decirle devaluación) del peso cuenta, si más de la mitad de la gasolina es importada. Pero no se discutió el costo alto de la gasolina producida en PEMEX, con refinerías muy anticuadas (la más nueva con casi 35 años de antigüedad) y con muy deficiente mantenimiento, con lo cual su productividad es muy baja. No lo sabemos, porque la información no es clara, pero dado el alto costo de extracción y refinación del petróleo mexicano (una vez que no contamos con los campos de Cantarell) y por la escasa productividad de nuestras refinerías, podría ocurrir que nos saliera más barato importar todas nuestras gasolinas que tratar de usar gasolina nacional. Pero esto no se ha debatido, ni creo que salga a la luz pública.
Se justifica el aumento comparando la cantidad que se reducirá de subsidios, comparado con el monto de gastos en seguridad social, por ejemplo. Podrían haberse hecho otras comparaciones. Hay analistas que consideran que las cantidades desviadas por gobiernos estatales y municipales, más el costo del servicio de las deudas públicas, fácilmente duplican lo que se ahorrará en subsidios. No sé si estos analistas tienen razón, pero vale la pena revisar las cuentas. En este tema energético, como en otros, el problema de fondo tiene que ver con el efecto de la corrupción. Otra comparación: ¿De qué tamaño es la evasión de impuestos o las condonaciones que ocurren a los mismos? Si todos pagaran, ¿podría evitarse el gasolinazo? Hay quien estima que tan sólo la evasión del ISR es del 2% del PIB, casi el doble del subsidio a la gasolina.
Pero, en mi opinión, el problema de fondo es el concepto del subsidio. Como ciudadanos todavía no nos queda claro que los gobiernos sólo pueden subsidiar si aumentan los impuestos o reducen los gastos. El petróleo en México, históricamente, se usó para lograr subsidios sin aumentar los impuestos. Hoy ya no es posible. No hay ganancias petroleras para ello. Ahora, sólo se puede subsidiar aumentando impuestos por otro lado. Pedir que baje la gasolina implica subir impuestos o reducir gasto público. Ya se anunciaron recortes de gastos, a funcionarios públicos de alto nivel. Una buena señal, pero insuficiente para compensar el subsidio que se está eliminando. También se habla de una reducción de 30,000 plazas. Que es otra señal, pero que no resuelve de fondo y -nadie lo comenta- significa desempleo.
No se ve una solución de corto plazo. A mediano plazo, un combate enérgico a la corrupción, en serio, sí generaría fondos importantes. Si -como dicen algunos- el costo de la corrupción es del 10% del ingreso federal, esa cantidad es más que el doble del subsidio que se está eliminando. De modo que ahí sí hay un ingreso adecuado.
La solución de fondo, la de largo plazo, la más difícil, es que la ciudadanía nos hagamos cargo de la política. Que tengamos una participación mayor. No se trata de que todos seamos políticos. Se trata de que participemos más. No basta con votar. Hay que estar enterados, seguirle la pista a los tres Poderes en todos los órdenes de gobierno. Discutir, debatir, ofrecer soluciones. Algo que, a propósito, no ha ocurrido con el gasolinazo.
Sí, hay enojo y hay manifestaciones. Y qué bueno. Lo que no tenemos son propuestas más allá de que se dé marcha atrás a los aumentos. Lo cual reduciría un poco el enojo, pero no resuelve el problema. No basta con señalar soluciones. Hay que debatirlas, diseñar su implementación y darles seguimiento. En pocas palabras, la adversidad nos está obligando a ser una sociedad, una ciudadanía, maduras. Ojalá lo asumamos. Yo tengo fe en que la ciudadanía lo puede lograr. De lo que no tengo tanta confianza es en que, por su propia iniciativa, la clase política nos proponga soluciones de fondo.
Texto completo de las palabras del Papa Francisco en el ángelus de este domingo 8 de enero de 2017
Queridos hermanos y hermanas, ¡Buenos días!
Hoy es la fiesta del bautismo de Jesús, el Evangelio nos presenta la escena que sucedió a orillas del río Jordán: en medio a la multitud penitente que avanzaba hacia Juan el Bautista para recibir el bautismo está también Jesús. Hacía la cola.
Juan querría impedirlo diciendo: "Soy yo quien necesita tu bautismo". El Bautista de hecho tiene conciencia de las grandes distancias que hay entre él y Jesús. Pero Jesús ha venido justamente para colmar la distancia entre el hombre y Dios: si él está enteramente de la parte de Dios, también está enteramente de la parte del hombre y reúne lo que estaba dividido.
Por esto pide a Juan de bautizarlo, para que se cumpla cada justicia, o sea que se realice el proyecto del Padre que pasa a través del camino de la obediencia y de la solidaridad con el hombre frágil y pecador, el camino de la humildad y de la plena cercanía a Dios y a sus hijos.
¡Porque Dios está muy cerca de nosotros! En el momento en el cual Jesús, bautizado por Juan, sale de las aguas del río Jordán, la voz de Dios Padre se hace sentir desde lo alto. "Este es el Hijo mio, el amado: en Él he puesto mi complacencia".
Y al mismo tiempo en Espíritu Santo, en forma de paloma, se posa sobre Jesús que da públicamente inicio a su misión de salvación; misión caracterizada por el estilo del siervo humilde y manso, armado solamente por la fuerza de la verdad, como había profetizado Isaías: "No gritarás ni levantarás el tono (...) no despreciarás una caña dañada, no apagarás la mecha de la llama débil, proclamarás el derecho con verdad".
Siervo humilde y manso, así es el estilo misionero de los discípulos de Cristo: anunciar el Evangelio con mansedumbre y firmeza, sin gritarle a nadie sino con mansedumbre y firmeza, sin arrogancia o imposición.
La verdadera misión no es nunca proselitismo pero atracción hacia Cristo. ¿Pero cómo? ¿Cómo se hace para atraer hacia Cristo? Con el propio testimonio, a partir de la fuerte unión con Él en la oración, en la adoración y en la caridad concreta, que es servicio a Jesús presente en el más pequeño de los hermanos.
A imitación de Jesús, pastor bueno y misericordioso y animados por su gracia, estamos llamados a hacer de nuestra vida un testimonio gozoso que ilumina el camino, que lleva esperanza y amor. Esta fiesta nos hace descubrir nuevamente el don y la belleza de ser un pueblo de bautizados, o sea de pecadores salvados por la gracia de Cristo, insertados realmente, por obra del Espíritu Santo en la relación filial de Jesús con el Padre, recibidos en el seno de la madre Iglesia, vueltos capaces de una fraternidad que no conoce confines y barreras.
La Virgen María nos ayude a todos nosotros los cristianos a conservar una conciencia siempre viva y agradecida de nuestro bautismo y a recorrer con fidelidad el camino inaugurado por este sacramento de nuestro renacer. Y siempre con mansedumbre y firmeza".