Texto completo de las palabras del Santo Padre en la oración del ángelus este domingo 30 de octubre
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El Evangelio de hoy nos presenta un hecho sucedido en Jericó, cuando Jesús llegó a la ciudad y fue acogido por la multitud (cfr Lc 19,1-10). En Jericó vivía Zaqueo, el jefe de los "publicanos", es decir, de los recaudadores de impuestos. Zaqueo era un colaborador rico de los odiados ocupantes romanos, un explotador de su pueblo. También él, por curiosidad, quería ver a Jesús, pero su condición de pecador público no le permitía acercarse al Maestro; aún más, era de baja estatura; por eso sube a un árbol, una higuera, en el camino por donde Jesús tenía que pasar.
Cuando llega cerca de ese árbol, Jesús levanta la mirada y le dice: Zaqueo, baja en seguida porque hoy he de quedarme en tu casa" (v. 5). ¡Podemos imaginar el estupor de Zaqueo! ¿Pero por qué Jesús dice 'he de quedarme en tu casa'? ¿De qué deber se trata? Sabemos que su deber supremo es realizar el diseño del Padre sobre la humanidad, que se cumple en Jerusalén con su condena a muerte, la crucifixión y, al tercer día, la resurrección. Es el diseño de salvación de la misericordia del Padre. Y en este diseño está también la salvación de Zaqueo, un hombre deshonesto y despreciado por todos, y por eso necesitado de conversión. De hecho, el Evangelio dice que, cuando Jesús lo llamó, "comenzaron todos a criticar a Jesús, diciendo que había ido a quedarse en casa de un pecador" (v. 7). El pueblo ve en él un villano, que se ha enriquecido a costa del prójimo. Y si Jesús hubiera dicho "baja tú, explotador, traidor del pueblo y ven a hablar conmigo para hacer cuentas' seguro el pueblo hubiera aplaudido. Pero aquí comenzaron a murmurar. Jesús va a su casa, el pecador, el explotador.
Pero Jesús, guiado por la misericordia, le buscaba precisamente a él. Y cuando entra en casa de Zaqueo dice: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque este hombre también es descendiente de Abraham. Pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que se había perdido" (vv. 9-10). La mirada de Jesús va más allá de los pecados y los prejuicios; y esto es importante y debemos aprenderlo, la mirada de Jesús va más allá de los pecados y los prejuicios, ve a la persona con los ojos de Dios, que no se detiene en el mal pasado, sino que ve el bien futuro; no se resigna a la clausura, sino que se abre siempre a nuevos espacios de vida; no se detiene a las apariencias, sino que mira al corazón. Y aquí ha mirado el corazón herido de este hombre, herido del pecado, la avaricia, cosas feas que había hecho Zaqueo y mira este corazón herido y va ahí.
A veces tratamos corregir y convertir a un pecador reprochándole, echándole en cara sus errores y su comportamiento injusto. La actitud de Jesús con Zaqueo nos indica otro camino: el de mostrar a quien se equivoca su valor, ese valor que Dios continúa viendo a pesar de todo. A pesar de todos sus errores. Esto puede provocar una sorpresa positiva, que enternece el corazón y empuja a la persona a sacar lo bueno que tiene. Es el dar confianza a las personas que le hace crecer y cambiar. Así se comporta Dios con todos nosotros: no está bloqueado por nuestro pecado, sino que lo supera con el amor y nos hace sentir la nostalgia del bien. Y esto, todos hemos sentido esta nostalgia del bien después de un error. Y así hace nuestro Padre Dios, así hace Jesús. No existe una persona que no tiene algo bueno. Esto mira Dios para sacarlo del mal.
La Virgen María nos ayude a ver lo bueno que hay en las personas que encontramos cada día, para que todos sean animados a sacar la imagen de Dios impresa en su corazón. ¡Y así podemos alegrarnos por las sorpresas de la misericordia de Dios! Nuestro Dios, que es el Dios de las sorpresas.
Pedro de Legarreta Lores
Lo que está pasando en Venezuela puede entenderse como la crisis de la Revolución Bolivariana o el Socialismo del Siglo XXI, proyecto político que tiene como punto de partida la victoria de Hugo Chávez en las elecciones presidenciales de 1999, continuado hasta ahora por Nicolás Maduro tras la muerte del comandante en 2013. Chávez y su gestión gozaron de altos niveles de aprobación hasta su muerte prematura, en el 2013, a causa del cáncer. Maduro no ha contado con la misma suerte:
La crisis petrolera mundial, que inició en el 2014, noqueó a la economía venezolana. El FMI calcula que Venezuela cerrará el año 2016 con una caída del PIB de -10,0% y una inflación superior a 475%. A la caída del precio del crudo se sumaron las medidas de control cambiario, que agudizaron el desabasto de productos básicos y medicinas.
A la problemática económico-social, hay que añadir la crisis política: el 6 de diciembre de 2015 la oposición se hizo de la mayoría en la Asamblea Nacional, el órgano legislativo unicameral. El PSUV acusó de fraude a tres diputados opositores de Amazonia y el Tribunal (TSJ) dictó una medida cautelar para que no juramentara a dichos representantes, lo que la Asamblea ignoró, con lo que el TSJ aceptó una demanda por desacato y desde entonces Maduro considera inconstitucional a la Asamblea y ha gobernado a partir de decretos, principalmente el estado de excepción y emergencia económica —que le permite dictar leyes sin necesidad de recurrir al legislativo.
La oposición propuso el referendo revocatorio para remover a Maduro del cargo y llamar entonces a elecciones anticipadas, sin embargo todo esto se ha suspendido por decisiones del TSJ y el Consejo Nacional Electoral. Todo ello ha llevado al rompimiento del diálogo y la manifestación multitudinaria en la calle con graves riesgos para la sociedad venezolana y el desprestigio de ese país a nivel internacional.
Miles de personas se han concentrado este miércoles en Caracas para secundar el llamamiento de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) a "tomar Venezuela" para restaurar el "hilo constitucional" que, según denuncia la coalición opositora, ha roto el Gobierno de Nicolás Maduro.
Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Guatemala, México, Panamá, Paraguay, Perú y Uruguay hicieron un llamado al gobierno y la oposición a un diálogo constructivo en Venezuela y destacaron el acompañamiento del Vaticano en las conversaciones para superar la crisis política.
Óscar Fidencio Ibáñez
El relato bíblico de David derrotando a Goliat se ha convertido en una metáfora de la lucha de los débiles contra los poderosos; sin embargo, también describe con toda claridad el arrojo de la juventud enfrentando a los enemigos que mantienen sojuzgado y paralizado de miedo a su pueblo.
En la actualidad existen varios ejemplos de jóvenes irrumpiendo en la escena política de sus países para demandar solución a diversos problemas; entre los más significativos están los esfuerzos de los movimientos estudiantiles que han salido a la calle en Venezuela para protestar por el autoritarismo del gobierno, que como respuesta ha optado por endurecer su política de represión, al desaparecer y encarcelar a líderes de oposición, entre ellos a muchos jóvenes.
En Chile, también fueron los jóvenes quienes salieron a las calles a protestar con motivo de los cambios en la educación, y eso llevó a algunos de sus líderes a participar activamente en las elecciones para ser alcaldes o diputados; la corrupción de partidos y gobernantes ha hecho que el combate a la corrupción figure entre sus principales propuestas para cambiar la política en ese país.
De distintas maneras, en México también algunos jóvenes han empezado a participar en la política con el objetivo de reducir los abusos y corrupción de los partidos y los políticos a través de candidaturas independientes, con transparencia en el manejo de recursos, y usando principalmente el voluntariado y las redes sociales como herramientas de participación.
El contexto de violencia e impunidad que campea en muchos países y particularmente en México, presenta un momento propicio para que los jóvenes den un paso al frente y se involucren en modificar un entorno de corrupción, que aun el presidente de la República define sin ánimo de cambiar, como un asunto cultural que existe no sólo en la política, sino en la iniciativa privada y el resto de la sociedad.
La participación de los jóvenes se ha dado en distintos momentos de la historia y en diferentes lugares del planeta para transformar sociedades en decadencia política, ya que la impunidad y la corrupción les cancelan las posibilidades de vivir con mejores oportunidades y calidad de vida.
La depreciación actual de la política la convierte en una periferia existencial, un ámbito donde es necesaria la Buena Nueva, donde se retome la búsqueda del bien común, el servicio desinteresado a los demás empezando por los más necesitados; donde se haga justicia a todo mundo sin discriminación; donde las personas puedan trabajar en paz y gozar de los frutos de su trabajo; donde se promueva la solidaridad y se respete la dignidad de las personas.
La política en nuestros tiempos es tierra de misión, es un espacio que se debe transformar con el compromiso de todos, ya que de otra manera el dinero, el poder autoritario y la corrupción dominarán las formas de relación de las comunidades, cancelando la posibilidad de vivir con justicia y paz. El Papa Francisco en su mensaje a los jóvenes de este año les dijo: "Lleven la llama del amor misericordioso de Cristo –del que habló San Juan Pablo II– a los ambientes de su vida cotidiana y hasta los confines de la tierra".
El entorno puede convertirse en un destino fatal si los jóvenes de hoy no se deciden a transformarlo; se necesitan jóvenes con la misión de transformar la política desde sus ambientes más inmediatos (en sus escuelas y trabajos), hasta convertirse en artífices de cambios en la cultura política actual, a través de las redes sociales y la movilización creativa para denunciar injusticias, impunidad y corrupción, hasta abrir nuevos espacios de participación, como misioneros en la política.
Antonio Maza Pereda
Después de muchas semanas donde el tema de los maestros estuvo en el "ojo del huracán", poniendo en las primeras planas los bloqueos, la cancelación de clases, las declaraciones en uno u otro sentido e incluso las amenazas del sector privado de negarse a pagar impuestos, el tema ha dejado de ser el foco de la atención de la ciudadanía.
Por supuesto, hay un natural cansancio cuando un tema se repite una y otra vez sin agregar nada nuevo de contenido, lo que ocurrió en este caso. Una vez que la mayoría de los profesores regresaron a dar clases, el asunto dejó de ser noticia. Tal pareciera que lo esencial es que no hubiera conflicto, aunque no se hayan hecho algunas de las cosas necesarias para que la educación del país mejore.
Porque queda mucho por hacer. Decidir en temas de corto plazo es importante, pero mucho más es ver un horizonte amplio. ¿Qué clase de egresados serán los niños que hoy entren a la escuela primaria? Si no empiezan a cambiar contenidos, programas, capacitación de docentes, y mejora de las condiciones mínimas de las escuelas, nos encontraremos con que los egresados a nivel secundaria dentro de nueve años no serán muy diferentes de los que hoy están egresando.
Se han anunciado y llevado a cabo parcialmente algunas medidas. Evaluar a los maestros, lo cual generó una gran resistencia. Posiblemente por el modo como se manejó por las autoridades que empezaron la implementación de la reforma y también por un enfoque sensacionalista de los medios que culpabilizaron a los docentes de todos los males de la educación. Se mejoraron algunas escuelas, se implementaron algunas escuelas de élite, se repartió una buena cantidad de tablets. Medidas interesantes, pero parciales. Se extraña un enfoque sistémico.
La mejora de la educación no puede hacerse a pedacitos. Todo esto ocurrió y sigue ocurriendo con una mínima consulta a familias y docentes. Ha habido una fuerte repulsa a los contenidos orientados a la educación sexual y la respuesta ha sido la descalificación, en lugar de dar seguimiento y escuchar las inquietudes de los que están en desacuerdo. Que nadie sabe en realidad si son mayoría o no, pero aún si fueran una minoría deberían ser escuchados y atendidos. Claramente la clase política sigue sin entender que cada vez es más difícil ser autoritario e imponer sus puntos de vista supuestamente basados en "las necesidades de las grandes mayorías".
Pero, por otro lado, también hay que señalar que una vez que expresan las opiniones, que se hacen manifestaciones concretas para pedir modificaciones en todo el sistema educativo, se olvida que eso no debe ser todo. Marchas y manifestaciones no son más que el principio. Sirven para expresar el descontento, para presionar a las autoridades, pero también deberían de servir para concientizar a la ciudadanía de la necesidad de participar, de contribuir y de opinar con propuestas concretas que vayan más allá de la protesta. Qué bueno que haya grandes concentraciones, qué bueno que haya pliegos petitorios. Pero también es necesario que haya propuestas concretas que puedan oponerse y debatirse con otras propuestas. Propuestas bien armadas, con argumentos convincentes y sustentados de la mejor manera posible.
Este no es un tema que esté ocurriendo nada más en México. En todos los países hay disconformidad con los resultados de los sistemas educativos. El año pasado, el Foro de Davós publicó un estudio abarcando un centenar de países en el cual se demuestra que en países de todos los niveles de desarrollo, no están teniendo los contenidos educativos que necesitarán los niños del siglo XXI cuando lleguen a ser adultos. Obviamente, esto es más grave en los países de bajo nivel de desarrollo, pero también ocurre en los países más poderosos. Aparentemente, no es cuestión de dinero nada más. Los contenidos y los métodos educativos han cambiado poco desde el siglo XX y algunas cosas desde antes. Una educación que no atiende las necesidades de la población, es bastante inútil. Enseñar habilidades que ya no se necesitan y dejar a las empresas la tarea de complementar la educación, de manera que las personas pueden trabajar de una manera adecuada, es la falla más mencionada en ese estudio.
Y el tema no termina con la capacitación para el trabajo. El propio Foro de Davós señala la necesidad de incorporar aspectos culturales, de ciudadanía, y otros conceptos que tienen que ver con la vida más allá del mundo del trabajo. Porque no se trata nada más de formar buenos trabajadores. Hay que formar buenos ciudadanos, hay que formar gente decente, como decía uno de mis maestros más apreciados.
Y todo esto sin perder de vista los derechos de las familias a formar a sus hijos de acuerdo a sus creencias y valores. El Estado no puede, no debe imponer ideologías que las familias no aprueben. Y hay que hacer conciencia en las autoridades políticas y educativas sobre este punto fundamental.
En fin, que hay mucho por hacer. Es un tema de muy largo plazo. Algunos cínicos dicen que no se resolverá del todo hasta que se retiren los profesores que actualmente tenemos. Me parece exagerado, pero es cierto que hasta que no haya cambiado de una manera fundamental todo el sistema educativo, y se haya tenido la constancia de mantener el esfuerzo por 20 o 30 años, no tendremos resultados como los que necesitamos.
Vale la pena que nos preguntemos padres de familia, docentes y ciudadanía en general sí estamos dispuestos a hacer este esfuerzo de largo plazo, para no quitar el dedo del renglón y a aportar ideas, sugerencias, y también nuestro mandato a nuestros mandatarios. Desde el primero hasta el último.