Oscar Fidencio Ibáñez
Las vacaciones son un tiempo maravilloso sobre todo para los estudiantes; es un tiempo donde pueden descansar, pero también pueden hacer todas esas cosas brillantes con las que sueñan y que no pueden hacer porque tienen que ir a la escuela. Es el momento para desarrollar habilidades, trabajar para tener alguna libertad económica, ayudar a otras personas y aprender haciendo. Pero también puede convertirse en un tiempo perdido.
Los jóvenes que no pueden sentir el mañana porque no tienen ni esperanza ni sueños, son el peor augurio para la sociedad actual y para toda la generación que les tocará construir. Es fácil percibir el desánimo en los jóvenes, muchas veces aburridos o abrumados porque sienten que no pueden desarrollar su potencial, buscando escaparse de la realidad en las redes sociales, en la aceptación instantánea aunque efímera de los "likes" o los "retuits", compartiendo momentos, aun los más triviales, en "snapchat" o cualquier otra red social.
Entre los jóvenes es fácil percibir frustración y hastío frente a la política por la corrupción, cinismo y falta de resultados que parece dominar su ejercicio, al grado que las encuestas entre jóvenes arrojan que sólo 1 de cada 10 de ellos muestra algún interés por los asuntos públicos a través de la política. Esta semana algunos jóvenes irán a votar por primera vez, pero la gran mayoría no lo harán a menos que alguien les haga ver que de ellos depende que las cosas cambien.
El Papa Francisco en su encuentro con jóvenes mexicanos les ofreció un camino a través de Jesucristo: "La esperanza nace cuando se puede experimentar que no todo está perdido, y para eso es necesario el ejercicio de empezar «por casa», empezar por sí mismo". Pero "no podemos sentir el mañana si uno primero no logra valorarse, no logra sentir que su vida, sus manos, su historia, vale la pena".
El Papa recuerda a los jóvenes: "Perdimos el encanto de caminar juntos, perdimos el encanto de soñar juntos y para que esta riqueza, movida por la esperanza, vaya adelante, hay que caminar juntos, hay que encontrarse, hay que soñar".
Fácilmente se olvida que en esta época los jóvenes no son el futuro, sino el presente, no sólo porque la mayoría de la población en el país es joven, sino porque las cosas suceden hoy cada vez más rápido, ya sea por la tecnología, o por el ánimo de inmediatez con que se vive, lo que hagan o dejen de hacer los jóvenes tiene impacto en el presente y empieza a condicionar su futuro.
Las elecciones son una oportunidad para hacer algo, y muchos jóvenes pueden romper la inercia de desgano y apatía votando; pero no sólo eso, también pueden crear una agenda política que obligue a los actores políticos a definirse en las elecciones del 2018, pueden empezar a sentir el mañana que quieren, proponer y exigir cambios, romper la inercia de la corrupción, violencia e impunidad que se oponen a la riqueza, a la esperanza y a la dignidad de cada persona.
Francisco García Pimentel
Hace unos días, el presidente Barack Obama emitió una orden ejecutiva a las escuelas del país, so pena de perder fondos federales, para que permitieran a las personas transgénero utilizar el baño o vestidor que coincida con el género con el que se identifican, independientemente de su sexo biológico.
La medida fue inmediatamente aplaudida por el mundo como una decisión histórica de igualdad y derechos para las personas transgénero. Con esta orden acatada cualquier persona, de cualquier sexo, puede entrar a cualquier baño o vestidor. El único requerimiento es que esta persona se "identifique" o "se sienta" como parte del sexo opuesto.
Por supuesto, los depredadores sexuales reciben esta noticia con más alegría que nadie. Ahora cualquier hombre o mujer puede entrar al baño que quiera, con excusa de ser transgénero.
Sólo en los Estados Unidos y Canadá ya se han registrado varios casos de hombres y mujeres que, arropados por esta nueva ley, acosan y abusan de menores de edad. La mayoría de estos casos son silenciados por la prensa. Otros tantos –hay que decirlo- son fabricados por quienes se oponen a la medida. Prácticamente cada una de estas noticias, cuando aparece en algún sitio, es desmentida inmediatamente en otro sitio. La guerra mediática se ha convertido en un permanente ¡mentís! que parece no tener fin.
Por eso vamos a ignorar los casos, ciertos o falsos, y centrémonos en el problema de fondo, que es este: una ley humana que ignora la realidad en favor de la percepción está condenada a ser injusta y, sobre todo, totalmente impráctica e inaplicable. Es una pesadilla legal.
La ley, para existir y funcionar, requiere y usa parámetros reales y objetivos, tanto en el sujeto como en el objeto. Si bien los sentimientos o identificaciones personales son útiles y respetables en algunos entornos, representan un verdadero imposible en la aplicación de las leyes generales.
Un ejemplo: la ley permite beber alcohol a los mayores de 18 años. La edad es un hecho biológico objetivo, que no decide la persona. Uno tiene la edad que tiene. Ahora: existen personas cuya edad intelectual es mayor que su edad biológica. Niños genios, que tienen la capacidad mental de un adulto, o aún más. Éstos niños van a universidades y escriben libros, pero no pueden, por ley, fumar o beber. La ley en este caso no hace excusas subjetivas.
Otro ejemplo: la ley requiere a los mexicanos obtener una visa para entrar a los Estados Unidos. Ser mexicano es un hecho objetivo. O eres mexicano o no lo eres. Pero, digamos, que yo me "siento" como Escocés. Yo me identifico como Escocés, uso falda de cuadros, toco la gaita y bailo de puntitas; me choca la película Braveheart. Me apellido McMurray. Y todo eso está muy bien. Pero ¡sorpresa! Igual tengo que sacar mi visa como mexicano porque la ley no funciona con imaginarios, ni con identificaciones subjetivas; sino con hechos.
Y si yo asesino a mi hermana, pero siento que sigue viva, ¿no soy asesino? Y si yo manejo a 200 kilómetros por hora, pero siento que iba a 100 ¿me perdonan la multa? Y si yo me hago popó en la vía pública, pero me identifico como un can ¿puedo seguir haciéndolo?
Si parece que trivializo, es porque la orden de Obama trivializa de plumazo un tema que, de fondo, es complejo. Por supuesto, todas las personas: heterosexuales, homosexuales, transgénero y aquellas que se identifican como algún animal; TODAS las personas merecen respeto y protección. Y la protección está, precisamente, en poner parámetros objetivos universales que funcionen para todos. El construir leyes que no se basan en la realidad, lejos de proteger a las personas –aún a las minorías- hace más complicada e injusta la relación social. Y sí, abre la puerta para cualquier cantidad de disparates.
Creo que la orden de Obama no hará más que tensar y complicar un tema ya de por sí complicado. Que en la búsqueda de esa inclusión no podemos dejar de lado tres cosas: la realidad, el sentido común y la protección de los niños y las niñas. Lamentablemente para la comunidad LGTB, su lucha de décadas se ha convertido en campo de juego para políticos, que les buscan con propuestas tan populistas como absurdas, en un afán desmedido por el poder, a costa de lo que cueste. Cambiaron la lucha de la igualdad social por la imposición del sentimiento individual. En su lucha por vencer, se vencieron a sí mismos.
En la ley, las excepciones deben de ser tratadas como excepciones; no como regla. De otra forma, la ley pierde sentido, es inoperante y caótica. Seguramente pronto encontraremos iniciativas similares en México. Que no nos gane la moda y que aquellos que piden respeto también sepan respetar. Es la única forma de prevalecer.
Palabras del Papa Francisco en la homilía de este domingo 29 de mayo
"«Servidor de Cristo» (Ga 1,10). Hemos escuchado esta expresión, con la que el apóstol Pablo se define cuando escribe a los Gálatas. Al comienzo de la carta, se había presentado como «apóstol» por voluntad del Señor Jesús (cf. Ga 1,1). Ambos términos, apóstol y servidor, están unidos, no pueden separarse jamás; son como dos caras de una misma moneda: quien anuncia a Jesús está llamado a servir y el que sirve anuncia a Jesús.
El Señor ha sido el primero que nos lo ha mostrado: él, la Palabra del Padre; él, que nos ha traído la buena noticia (Is 61,1); él, que es en sí mismo la buena noticia (cf. Lc 4,18), se ha hecho nuestro siervo (Flp 2,7), «no ha venido para ser servido, sino para servir» (Mc 10,45). «Se ha hecho diácono de todos», escribía un Padre de la Iglesia (San Policarpo, Ad Phil. V,2). Como ha hecho él, del mismo modo están llamados a actuar sus anunciadores. El discípulo de Jesús no puede caminar por una vía diferente a la del Maestro, sino que, si quiere anunciar, debe imitarlo, como hizo Pablo: aspirar a ser un servidor. Dicho de otro modo, si evangelizar es la misión asignada a cada cristiano en el bautismo, servir es el estilo mediante el cual se vive la misión, el único modo de ser discípulo de Jesús. Su testigo es el que hace como él: el que sirve a los hermanos y a las hermanas, sin cansarse de Cristo humilde, sin cansarse de la vida cristiana que es vida de servicio.
¿Por dónde se empieza para ser «siervos buenos y fieles» (cf. Mt 25,21)? Como primer paso, estamos invitados a vivir la disponibilidad. El siervo aprende cada día a renunciar a disponer todo para sí y a disponer de sí como quiere. Si se ejercita cada mañana en dar la vida, en pensar que todos sus días no serán suyos, sino que serán para vivirlos como una entrega de sí.
En efecto, quien sirve no es un guardián celoso de su propio tiempo, sino más bien renuncia a ser el dueño de la propia jornada. Sabe que el tiempo que vive no le pertenece, sino que es un don recibido de Dios para a su vez ofrecerlo: sólo así dará verdaderamente fruto. El que sirve no es esclavo de la agenda que establece, sino que, dócil de corazón, está disponible a lo no programado: solícito para el hermano y abierto a lo imprevisto, que nunca falta y a menudo es la sorpresa cotidiana de Dios.
Servidor abierto a la sorpresa, a las sorpresas cotidianas de Dios. El siervo sabe abrir las puertas de su tiempo y de sus espacios a los que están cerca y también a los que llaman fuera del horario, a costo de interrumpir algo que le gusta o el descanso que se merece.
El servidor no se aferra a sus horarios, me hace mal al corazón cuando veo en las parroquias el horario de tal hora a tal hora, después no están las puertas abiertas, no hay cura, no hay diácono, no hay laico que reciba a la gente, esto hace mal. Descuidar los horarios, tener este coraje de descuidar los horarios. Así, queridos diáconos, viviendo en la disponibilidad, vuestro servicio estará exento de cualquier tipo de provecho y será evangélicamente fecundo.
También el Evangelio de hoy nos habla de servicio, mostrándonos dos siervos, de los que podemos sacar enseñanzas preciosas: el siervo del centurión, que es curado por Jesús, y el centurión mismo, al servicio del emperador.
Las palabras que este manda decir a Jesús, para que no venga hasta su casa, son sorprendentes y, a menudo, son el contrario de nuestras oraciones: «Señor, no te molestes; no soy yo quién para que entres bajo mi techo» (Lc 7,6); «por eso tampoco me creí digno de venir personalmente» (v.7); «porque yo también vivo en condición de subordinado» (v. 8). Ante estas palabras, Jesús se queda admirado. Le asombra la gran humildad del centurión, su mansedumbre. La mansedumbre es una de las virtudes de los diáconos, cuando el diácono es humilde y servidor y no juega a evitar a los curas, no, es manso.
Él, ante el problema que lo afligía, habría podido agitarse y pretender ser atendido imponiendo su autoridad; habría podido convencer con insistencia, hasta forzar a Jesús a ir a su casa. En cambio se hace pequeño, discreto, manso, no alza la voz y no quiere molestar. Se comporta, quizás sin saberlo, según el estilo de Dios, que es «manso y humilde de corazón» (Mt 11, 29). En efecto, Dios, que es amor, oír amor llega incluso a servirnos por amor: con nosotros es paciente, comprensivo, siempre solícito y bien dispuesto, sufre por nuestros errores y busca el modo para ayudarnos y hacernos mejores.
Estos son también los rasgos de mansedumbre y humildad del servicio cristiano, que es imitar a Dios en el servicio a los demás: recibirlos con amor paciente, comprenderlos sin cansarnos, hacerlos sentir acogidos, en casa, en la comunidad eclesial, donde no es más grande quien manda, sino el que sirve (cf. Lc 22,26). Y nunca retar, nunca. Así, queridos diáconos, en la mansedumbre, madurará vuestra vocación de ministros de la caridad.
Además del apóstol Pablo y el centurión, en las lecturas de hoy hay un tercer siervo, aquel que es curado por Jesús. En el relato se dice que era muy querido por su dueño y que estaba enfermo, pero no se sabe cuál era su grave enfermedad (v.2). De alguna manera, podemos reconocernos también nosotros en ese siervo.
Cada uno de nosotros es muy querido por Dios, amado y elegido por él, y está llamado a servir, pero tiene sobre todo necesidad de ser sanado interiormente. Para ser capaces del servicio, se necesita la salud del corazón: un corazón curado por Dios, que se sienta perdonado y no sea ni cerrado ni duro.
Nos hará bien rezar con confianza cada día por esto, pedir que seamos sanados por Jesús, asemejarnos a él, que «no nos llama más siervos, sino amigos» (cf. Jn 15,15).
Queridos diáconos pueden pedir cada día esta gracia en la oración, en una oración donde se presenten las fatigas, los imprevistos, los cansancios y las esperanzas: una oración verdadera, que lleve la vida al Señor y el Señor a la vida.
Y al servir en la celebración eucarística, allí se encontrará la presencia de Jesús, que se entrega, para que vosotros os deis a los demás. Así, disponibles en la vida, mansos de corazón y en constante diálogo con Jesús, no tendréis temor de ser servidores de Cristo, de encontrar y acariciar la carne del Señor en los pobres de hoy".
Pedro de Legarreta Lores
Trump ya tiene los delegados necesarios para ser candidato... y las encuestas dicen que le podría ganar a Hillary
Para ganar la nominación del Partido Republicano en una eventual convención, se requiere del voto de 1,237 delegados, pues bien, según difunde Associated Press este jueves 26 de mayo, el magnate de los casinos ha conseguido reunir 1,239 delegados, lo que es suficiente para alcanzar la nominación. Sólo una decisión cupular podría evitar su candidatura, lo que no ocurrirá toda vez que se han empezado a dar los acercamientos con el candidato y las posturas más contrarias a Trump se empiezan a atemperar. Más significativo es que según algunas encuestas que se están dando a conocer ¡Trump podría ganarle a Hillary!.
Bueno, pues es necesario que en México empecemos a pensar qué vamos a hacer los próximos 4 u 8 años para llevar relaciones cordiales con el presidente de nuestro vecino del norte y principal socio comercial, porque decir que Trump es un loco, está chiflado o es un peligro para el mundo, no nos llevará a nada bueno. Y con lo anterior no rechazo que se critiquen sus errores, solo que será necesario ver si efectivamente lo son, o solo no nos gusta la forma en la que nos señala nuestros errores.
Quienes todavía piensan en un eventual triunfo de Hillary como una tablita de salvación, les recuerdo que pertenece al partido en el poder, y que la indignación social contra el gobierno, es casi tan grande como el mal humor social de los mexicanos que hábilmente ha detectado nuestro presidente.
La huelga de la CGT y el caos en Francia
La reforma laboral francesa está despertando una ola de malestar social que podría dar al traste con los cálculos del presidente Francois Hollande. Se suponía que las medidas mejorarían las perspectivas económicas de un país que ha caído en los rankings de competitividad global del Foro Económico Mundial en la última década hasta el puesto 22. La reacción podría, sin embargo, ahogar sus beneficios.
Las huelgas en contra de la reforma se han extendido a los puertos franceses, refinerías de petróleo y los ferrocarriles. Cuanto más se prolonguen, mayores serán los riesgos a corto plazo para el crecimiento de la segunda mayor economía de la zona euro. Sería un precio que merecería la pena pagar por una profunda reforma que haría que los empleadores estuvieran más dispuestos a contratar. Pero no está claro si este es el caso.
El Gobierno de Hollande impulsó una serie de reformas en el parlamento, incluyendo disposiciones para que los acuerdos sobre los horarios se negocien dentro de empresas individuales en lugar de hacerlo a escala sectorial. Sin embargo, se descartaron otros elementos de la propuesta inicial. Por ejemplo, no está tan claro como lo estaba inicialmente cuánto va a costar a los empleadores a despedir trabajadores, lo que podría diluir el impacto de la reforma en la disposición de las empresas para contratar.
Por otra parte hay descontento de los sindicatos, a los que le resta autoridad y quienes tradicionalmente son aliados del PS de Hollande, pero que en esta ocasión han roto con el ejecutivo y está pasando de las manifestaciones no violentas al caos social... y todo esto con la Eurocopa a unas semanas de iniciar y un vigente estado de alerta por el terrorismo.