"Promoviendo la Participación Ciudadana"

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InicioEN LA OPINION DE:

Compromisos de candidatos con la agenda ciudadana

agenda-ciudadana-1603Gustavo de Hoyos

El domingo 3 de abril inician las campañas electorales para la elección de gobernadores, ayuntamientos y diputados locales en Aguascalientes, Chihuahua, en Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo, en Sinaloa, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y en Zacatecas. Por otra parte, en Puebla se elegirá al nuevo gobernador del estado.

Además, el 13 de abril iniciará la campaña para la elección del gobernador de Durango, como lo marca la legislación de ese estado.

Por otra parte, en Baja California, arrancará también el 13 de abril próximo el proselitismo que concluirá con la votación por diputados del Congreso local y los Gobiernos municipales.

A través del proceso electoral del 5 de junio próximo, serán renovados mil 365 cargos de elección popular, en 13 estados de la República.

Con el objeto de contribuir a fortalecer el sistema democrático, COPARMEX pondrá en marcha el Programa de participación ciudadana denominado Participo.Voto.Exijo, en todas las entidades donde se realizarán elecciones en este año.

A través de nuestra red territorial de Federaciones, de Centros Empresariales y patronales, delegaciones y de representaciones, así como en las asociaciones afiliadas y las grandes empresas, los socios de COPARMEX vamos a ser partícipes activos de nuestro proceso democrático.

Llevaremos a cabo diversas acciones para encauzar la participación ciudadana en el proceso electoral.

En primer término, estamos trabajando ya en la construcción de una Agenda Mínima Ciudadana, en el ámbito estatal y municipal, con la que se comprometan los candidatos.

Nuestra propuesta es que los ciudadanos definan, con los candidatos y con base en un diagnóstico local, los temas fundamentales para que se transformen en programa de gobierno.

Demandaremos a los candidatos su compromiso explícito para mantener un gobierno abierto y eficiente, que efectivamente racionalice el gasto corriente, que privilegie la transparencia y la rendición de cuentas.

En materia de infraestructura y desarrollo económico, la agenda mínima servirá al propósito de identificar las obras públicas clave para el desarrollo, de acuerdo con las necesidades y las vocaciones de cada región y ciudad.

En el ámbito de la competitividad, pretendemos incidir para que los candidatos se comprometan a revisar y, siempre que sea posible, eliminar la normatividad, para bajar los costos operativos de las empresas.

La agenda ciudadana deberá incluir la aspiración para que se eleve la calidad de la educación en todos los niveles, con mayor vinculación escuela-empresa, impulsando la innovación y el emprendimiento.

Pretendemos que los legisladores que resulten electos se comprometan con el Estado de Derecho, con el combate a la corrupción y la impunidad.

Que se obliguen a impulsar la homologación, a nivel estatal, de las leyes estatales en materia de Transparencia y Acceso a la Información.

Convocamos a los partidos políticos y a sus candidatos a sumar su adhesión a la agenda ciudadana en cada entidad, a fin de aportar sus propuestas e incorporarlas en la agenda legislativa de su partido, para ser incluidas en los planes estatales y municipales de desarrollo.

Vamos a buscar sinergias de los Centros Empresariales de COPARMEX y las organizaciones sociales de las entidades, para abrir espacios donde los candidatos se comprometan en favor de sus estados.

Desde la sociedad, participaremos como observadores a lo largo del proceso electoral, y a medida que avancen las campañas, impulsaremos otras acciones como encuentros ciudadanos, foros y debates con los candidatos, y la promoción, desde luego, del voto razonado.

Estaremos atentos a que los organismos electorales estatales actúen con imparcialidad, que la Fiscalía para Delitos Electorales sancione a quienes pretendan comprar votos o quebrantar la ley, pero sobre todo esperamos que haya una gran participación ciudadana en las elecciones del mes de junio.

Por supuesto, reafirmamos nuestro compromiso conjunto con las organizaciones sociales de los estados, para dar seguimiento a la labor de los candidatos que resulten electos y vigilar que realmente cumplan con sus compromisos.

Convocamos a vivir a plenitud nuestra democracia, en la formación de la propuesta de gobierno y agendas legislativas, en la elección de los mejores candidatos y en el acompañamiento exigente de su función pública.

Porque la democracia no se inicia, ni se agota con el sufragio.

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Catolicismo, la religión del perdón

religion perdonLuis Pazos

Los comentarios del Papa Francisco, de que hay que perdonar a quienes se divorcian y a mujeres que abortan, despertó diversos comentarios entre católicos y no católicos. Tradicionalmente, a quienes cometían esos pecados los ex comulgaban. Sin adentrarme en tan controvertidos puntos de vista, en un libro de catecismo que leí hace muchos años, dice que no hay que combatir al pecador sino al pecado.

Un filósofo, especialista en estudios comparativos de religiones, me comentó que una de las principales diferencias entre el Antiguo y el Nuevo Testamento es el "ojo por ojo y diente por diente" que prepondera en el antiguo, y el "perdón" en el nuevo.

El catolicismo, a diferencia de otras religiones, basa sus enseñanzas fundamentalmente en el Nuevo Testamento, que reitera en varios pasajes el perdón como uno de los pilares de la ética cristiana. Hablamos del perdón interno, personal, a quien causó un daño a nuestra reputación, patrimonio o integridad física, lo que no implica que impidamos que las autoridades civiles castiguen esos actos si van contra la ley.

Si alguien me robó, puedo exigir me devuelva lo robado y a la vez perdonarlo, o no exigirle lo robado y no perdonarlo, sentir odio, ira y deseos de venganza por ese robo.

El Papa habló del perdón por actos que la moral cristiana considera pecados graves, independientemente de que sean legales o ilegales ante la ley.

Estudiosos del origen psíquico de las enfermedades, concluyen que no perdonar una ofensa, que implica olvidarla, enferma y aleja la felicidad. Cuesta trabajo perdonar, pero no perdonar y odiar enferma; por ello, más allá de consideraciones morales y religiosas, por el bien de nuestra salud, es recomendable perdonar, dejar de odiar, de envidiar y de enojarnos, aun con razones para hacerlo.

El mensaje del Papa Francisco en cuanto al perdón en la dimensión religiosa a divorciados y mujeres que abortan, no es moda, sino una nueva interpretación, discutible, de las enseñanzas de Cristo. La oración más repetida entre católicos, el Padre Nuestro, nos da a entender –contrario sensu– que si no perdonamos a los que nos ofenden, no podemos pedir a Dios que nos perdone.

El perdón nos lleva a ser mejores cristianos y a conservar la salud.

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¿Se jodió la justicia en México?

salgadoJosé Antonio Ortega Sánchez

En 1990 se publicó el libro "En qué momento se jodió Colombia", cuando ese país alcanzaba la cúspide de la violencia.

Su autor, Plinio Apuleyo, en respuesta a su pregunta, le puso fecha exacta: el 9 de abril de 1948, cuando fue asesinado el líder del Partido Liberal, Jorge Eliécer Gaitán, magnicidio del que fue culpado el partido rival, el Conservador. Tiempo después se sabría que los líderes conservadores no eran responsables.

A partir de entonces estalló una guerra civil que duró varios años. Y aunque el autor no lo indica de manera tan explícita, lo que llevaría a Colombia a décadas de violencia y descomposición fue la aparición de milicias privadas, como fuerzas paralelas al Estado y que éste fue incapaz de someter, ya se tratara de guerrilleros, sicarios del narcotráfico o paramilitares, surgidos para enfrentar a los primeros.

Ojalá nunca tengamos que preguntarnos en qué momento se jodió México. Pero si en el futuro surgiera la pregunta, la respuesta sería la de una fecha cercana a la actual.

El mal de las milicias privadas ya está sembrado en nuestra tierra. Altísima prioridad es erradicarlo. No se reduce a los pequeños "ejércitos" del narcotráfico; incluye a los grupos de "autodefensa" y destacadamente a las "policías comunitarias" de Guerrero, que no son sino extensiones de la guerrilla.

El gobierno federal parece comprender la magnitud de la amenaza y más o menos obra en consecuencia. Pero contener a los grupos armados irregulares es responsabilidad del Estado, no sólo del gobierno.

La liberación de la plagiaria Nestora Salgado, jefa de la "policía comunitaria" de Olinalá, va en el sentido opuesto al deber del Estado mexicano. Los fallos que permitieron su excarcelación son modelo de prevaricación. Es falso que faltara evidencia para procesarla, mantenerla presa y condenarla; por el contrario, sobraba. Ahí están los testimonios de los familiares de las cuando menos 42 personas que Salgado secuestró y les arrancó rescates. La decisión fue política, no jurídica.

Ante éste y otros casos, incluyendo exoneraciones y millonarias indemnizaciones a secuestradores, no podemos permitir que se joda la justicia y por ende el país. Hay que actuar contra los prevaricadores como en otras ocasiones.

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La Voz del Papa: Caminos de reconciliación

angelus160327Queridos hermanos y hermanas, ¡Feliz Pascua!

Jesucristo, encarnación de la misericordia de Dios, ha muerto en cruz por amor, y por amor ha resucitado. Por eso hoy proclamamos: ¡Jesús es el Señor!

Su resurrección cumple plenamente la profecía del Salmo: «La misericordia de Dios es eterna», su amor es para siempre, nunca muere. Podemos confiar totalmente en él, y le damos gracias porque ha descendido por nosotros hasta el fondo del abismo.

Ante las simas espirituales y morales de la humanidad, ante al vacío que se crea en el corazón y que provoca odio y muerte, solamente una infinita misericordia puede darnos la salvación. Sólo Dios puede llenar con su amor este vacío, estas fosas, y hacer que no nos hundamos, y que podamos seguir avanzando juntos hacia la tierra de la libertad y de la vida.

El anuncio gozoso de la Pascua: Jesús, el crucificado, «no está aquí́, ¡ha resucitado!» (Mt 28,6), nos ofrece la certeza consoladora de que se ha salvado el abismo de la muerte y, con ello, ha quedado derrotado el luto, el llanto y la angustia (cf. Ap 21,4). El Señor, que sufrió́ el abandono de sus discípulos, el peso de una condena injusta y la vergüenza de una muerte infame, nos hace ahora participes de su vida inmortal, y nos concede su mirada de ternura y compasión hacia los hambrientos y sedientos, los extranjeros y los encarcelados, los marginados y descartados, las victimas del abuso y la violencia. El mundo está lleno de personas que sufren en el cuerpo y en el espíritu, mientras que las crónicas diarias están repletas de informes sobre delitos brutales, que a menudo se cometen en el ámbito doméstico, y de conflictos armados a gran escala que someten a poblaciones enteras a pruebas indecibles.

Cristo resucitado indica caminos de esperanza a la querida Siria, un país desgarrado por un largo conflicto, con su triste rastro de destrucción, muerte, desprecio por el derecho humanitario y la desintegración de la convivencia civil. Encomendamos al poder del Señor resucitado las conversaciones en curso, para que, con la buena voluntad y la cooperación de todos, se puedan recoger frutos de paz y emprender la construcción una sociedad fraterna, respetuosa de la dignidad y los derechos de todos los ciudadanos. Que el mensaje de vida, proclamado por el ángel junto a la piedra removida del sepulcro, aleje la dureza de nuestro corazón y promueva un intercambio fecundo entre pueblos y culturas en las zonas de la cuenca del Mediterráneo y de Medio Oriente, en particular en Irak, Yemen y Libia. Que la imagen del hombre nuevo, que resplandece en el rostro de Cristo, fomente la convivencia entre israelíes y palestinos en Tierra Santa, así́ como la disponibilidad paciente y el compromiso cotidiano de trabajar en la construcción de los cimientos de una paz justa y duradera a través de negociaciones directas y sinceras. Que el Señor de la vida acompañe los esfuerzos para alcanzar una solución definitiva de la guerra en Ucrania, inspirando y apoyando también las iniciativas de ayuda humanitaria, incluida la de liberar a las personas detenidas.

Que el Señor Jesús, nuestra paz (cf. Ef 2,14), que con su resurrección ha vencido el mal y el pecado, avive en esta fiesta de Pascua nuestra cercanía a las victimas del terrorismo, esa forma ciega y brutal de violencia que no cesa de derramar sangre inocente en diferentes partes del mundo, como ha ocurrido en los recientes atentados en Bélgica, Turquía, Nigeria, Chad, Camerún y Costa de Marfil; que lleve a buen término el fermento de esperanza y las perspectivas de paz en África; pienso, en particular, en Burundi, Mozambique, la República Democrática del Congo y en el Sudán del Sur, lacerados por tensiones políticas y sociales.

Dios ha vencido el egoísmo y la muerte con las armas del amor; su Hijo, Jesús, es la puerta de la misericordia, abierta de par en par para todos. Que su mensaje pascual se proyecte cada vez más sobre el pueblo venezolano, en las difíciles condiciones en las que vive, así́ como sobre los que tienen en sus manos el destino del país, para que se trabaje en pos del bien común, buscando formas de diálogo y colaboración entre todos. Y que se promueva en todo lugar la cultura del encuentro, la justicia y el respeto recíproco, lo único que puede asegurar el bienestar espiritual y material de los ciudadanos.

El Cristo resucitado, anuncio de vida para toda la humanidad que reverbera a través de los siglos, nos invita a no olvidar a los hombres y las mujeres en camino para buscar un futuro mejor. Son una muchedumbre cada vez más grande de emigrantes y refugiados —incluyendo muchos niños— que huyen de la guerra, el hambre, la pobreza y la injusticia social. Estos hermanos y hermanas nuestros, encuentran demasiado a menudo en su recorrido la muerte o, en todo caso, el rechazo de quien podrían ofrecerlos hospitalidad y ayuda. Que la cita de la próxima Cumbre Mundial Humanitaria no deje de poner en el centro a la persona humana, con su dignidad, y desarrollar políticas capaces de asistir y proteger a las víctimas de conflictos y otras situaciones de emergencia, especialmente a los más vulnerables y los que son perseguidos por motivos étnicos y religiosos.

Que, en este día glorioso, «goce también la tierra, inundada de tanta claridad» (Pregón pascual), aunque sea tan maltratada y vilipendiada por una explotación ávida de ganancias, que altera el equilibrio de la naturaleza. Pienso en particular a las zonas afectadas por los efectos del cambio climático, que en ocasiones provoca sequía o inundaciones, con las consiguientes crisis alimentarias en diferentes partes del planeta.

Con nuestros hermanos y hermanas perseguidos por la fe y por su fidelidad al nombre de Cristo, y ante el mal que parece prevalecer en la vida de tantas personas, volvamos a escuchar las palabras consoladoras del Señor: «No tengáis miedo. ¡Yo he vencido al mundo!» (Jn 16,33). Hoy es el día brillante de esta victoria, porque Cristo ha derrotado a la muerte y su resurrección ha hecho resplandecer la vida y la inmortalidad (cf. 2 Tm 1,10). «Nos sacó de la esclavitud a la libertad, de la tristeza a la alegría, del luto a la celebración, de la oscuridad a la luz, de la servidumbre a la redención. Por eso decimos ante él: ¡Aleluya!» (Melitón de Sardes, Homilía Pascual).

A quienes en nuestras sociedades han perdido toda esperanza y el gusto de vivir, a los ancianos abrumados que en la soledad sienten perder vigor, a los jóvenes a quienes parece faltarles el futuro, a todos dirijo una vez más las palabras del Señor resucitado: «Mira, hago nuevas todas las cosas... al que tenga sed yo le daré́ de la fuente del agua de la vida gratuitamente» (Ap 21,5-6). Que este mensaje consolador de Jesús nos ayude a todos nosotros a reanudar con mayor vigor la construcción de caminos de reconciliación con Dios y con los hermanos. Lo necesitamos mucho.

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