Partidos, presupuesto y democracia

Ante los constantes anuncios de recortes en el gasto público, llama la atención que de los más de 5 mil 300 millones de los partidos políticos no se diga nada. Tampoco de los 18.5 mil millones que costará el proceso electoral de este año, ¿se justifica este enorme gasto?

El magistrado del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) Flavio Galván Rivera dijo este lunes que los comicios previstos para junio próximo se desarrollarán en el contexto de una crisis de credibilidad en las instituciones nacionales, incluidas las electorales, y afirmó que está en manos de la ciudadanía dar confiabilidad al proceso. Esta desconfianza se agrava luego de que siete de los 10 partidos con registro abandonaron las sesiones del Consejo General por considerar que algunos de los consejeros, incluido el presidente, Lorenzo Córdova, exhiben una actitud abiertamente parcial hacia el PRI.

Además, el Tribunal Electoral exoneró a Monex y al PRI por el uso de tarjetas durante el proceso electoral de hace tres años, entonces, ¿qué futuro tiene la democracia ante este cinismo?

La desconfianza ya existe, ¿vamos a tener que volver a cambiarle el nombre al órgano ciudadano responsable del proceso electoral?, ¿qué beneficios tendrá si al parecer el que se hizo recientemente no tuvo ningún efecto?

Es cierto que los partidos políticos cruzan por una crisis, pero ésta se extiende a muchas de las instituciones nacionales, el panorama es sombrío, ¿qué podemos hacer como ciudadanos?

Carezco de respuestas prácticas, sin duda se necesita renovar desde sus cimientos la manera de gobernar nuestro país, y solo mediante el diálogo y la construcción de acuerdos desde la sociedad será posible lograrlo sin el derramamiento de sangre.

¿En qué nos estamos equivocando tan gravemente los mexicanos que no encontramos el camino adecuado para nuestro sano desarrollo y la proyección de un país con futuro?

El cansancio que tenemos con las instituciones, se debe a los graves defectos que estas tienen, pero hay que reconocer que también son defectos que han nacido desde la sociedad. Es hora de cambiar, ¿qué aportación te toca a ti en lo personal?

Mexicanización

El pasado lunes se desató la tormenta diplomática, en Argentina, el diputado Gustavo Vera, quien dirige la organización civil La Alameda, dio a conocer el contenido de un correo electrónico que le envió el Pontífice, a continuación el texto de la misiva:

“Querido hermano,
Gracias por tu correo. Veo tu trabajo incansable a todo vapor. Pido mucho para que Dios te proteja a vos y a los alamedenses. Y ojalá estemos a tiempo de evitar la mexicanización. Estuve hablando con algunos obispos mexicanos y la cosa es de terror.
Mañana me voy, por una semana, a hacer ejercicios espirituales con la Curia Romana. Una semana de oración y meditación me hará bien.
Te deseo cosas buenas. Saludos a tu madre. Y, por favor, no te olvides de rezar por mí.
Que Jesús te bendiga y la Virgen Santa te cuide.
Fraternalmente, Francisco.”

Quizá el Secretario de Relaciones Exteriores de México se hartó de la pésima imagen del país en el exterior a partir de los hechos de Ayotzinapa, las casas de Las Lomas, Malinalco e Ixtapan de la Sal, los embates del New York Times, The Guardian o Wall Street Journal, pero lo cierto es que decidió actuar contra el vaticano por la correspondencia privada del Papa.

La Nota Diplomática, ciertamente, busca el acercamiento y el diálogo, pero también es un mensaje para señalar la indignación del gobierno por la mala imagen que tiene en el mundo, cuando hace apenas un año era aclamado por la prensa internacional como el Salvador de México.

Por otra parte, es difícil creer que el diputado haya hecho pública la carta sin el consentimiento o al menos el conocimiento del Santo Padre, lo que nos debe llevar a reflexionar: ¿es un mensaje para los mexicanos en el que señala que está al corriente y preocupado por la situación que enfrentamos?, ¿es un mensaje para la clase política, por medios no formales?, ¿es simplemente un mensaje a los argentinos para que hagan todo lo posible por evitar que caiga sobre ellos el terror de la violencia?

En cualquier caso, vale la pena reflexionar sobre el tema; los señalamientos contra el gobierno de Enrique Peña Nieto no son falta de prudencia, como señala algún diputado, ni son una campaña o complot internacional para desprestigiar su “buen desempeño”; simplemente son el sentimiento que mucha gente comparte sobre la situación tan difícil que vive el país.

Son muchas las voces que hoy se levantan, tanto dentro, como fuera y que el gobierno debería más preocuparse por atender en sus causas y no en sus efectos. Al mandato del Presidente Peña todavía le restan casi cuatro años, un tiempo que puede ser aprovechado o desperdiciado, depende de ellos cambiarlos y de nosotros como ciudadanos seguir exigiendo las soluciones.

Encontrar y construir el gobierno que merecemos

Con su talento natural y un enorme esfuerzo, Alejandro González Iñárritu se hizo acreedor al Premio Oscar en Hollywood este fin de semana, su discurso de agradecimiento fue el de cualquier cineasta, hasta el final que concluyó ““Ruego porque podamos encontrar y construir el gobierno que merecemos”… esta breve frase, que no puede ser considerada ni irrespetuosa, ni banal, ha levantado ámpula en el ámbito político mexicano.

Sin embargo, desde mi punto de vista, esta no es solo una llamada de atención al gobierno, sino también a la sociedad.

Encontrar y construir el gobierno que merecemos requiere de la participación de todos, las diferentes ideas, corrientes, maneras de vivir y pensar, ideologías políticas, situaciones económicas, intereses sociales y empresariales o académicos deberían participar en ello, aportar su grano de arena, su visión personal.

Hoy en México la gobernabilidad se encuentra en niveles muy bajos, cada quien hace lo que le apetece, y a excepción de los ciudadanos honestos y trabajadores que buscan cada día levantarse y hacer su parte (y que somos la gran mayoría de los mexicanos), todos los demás, partes de intereses fácticos, grupos políticos, clubes sociales, asociaciones de servicio y ayuda y un largo etcétera de la sociedad organizada, hace lo que le parece, pero cada quien por su cuenta y riesgo, sin encontrar un camino e interés común, que a fin de cuentas es la propia nación.

Aunque algunas fuerzas hablan de un nuevo constituyente y se buscan mecanismos para la reconstrucción del país, la verdad es que necesitamos empezar desde abajo, no son las leyes, sino un nuevo acuerdo nacional que después desemboque en ellas, lo que nos permitirá salvar a nuestra nación del desastre.

También en el fin de semana, el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, señaló que hay un México “con miedo, indignado y harto”, y estas señales son las de una fiera herida, la cual solo conoce una manera de reaccionar para defenderse de aquello que la acecha, la violencia.

Por ello, urge que hagamos un esfuerzo, coordinado, generoso y eficaz para lograr sentarnos en la mesa y hablar de nuestro país, nuestras preocupaciones, nuestros problemas, nuestros anhelos e ilusiones, de manera que encontremos aquello capaz de unirnos, establecer las reglas del juego y empezar a construir una nueva sociedad con bases firmes que involucren a todos.

Se trata de colocarse por arriba de la problemática que enfrentamos hoy, para construir el México de mañana, un país que probablemente no disfrutaremos los miembros de esta generación, pero que les debemos a nuestros hijos y nietos; los que hoy estamos a cargo del país (desde los puestos más humildes a los más relevantes) hemos vivido en crisis desde nuestra infancia, ¿queremos que esto siga agravándose hasta que la solución sea la desaparición del país?