Pedro de Legarreta Lores
Cada vez pasa más desapercibido el 12 de octubre como una conmemoración del encuentro de dos mundos, un hecho que no es menor, ya que nos define, no solo como nación y continente, sino como civilización.
En el Siglo XV el comercio de especias con el oriente había alcanzado un nivel de la máxima importancia, la alimentación europea estaba cambiando de manera significativa. A raíz de los viajes de Marco Polo, en la península itálica se habían introducido las pastas, hoy sin duda un clásico de la comida mediterránea, y el comercio de comino, clavo, romero, albahaca y otros muchos condimentos era clave en esa transformación culinaria.
En ese marco, Cristóbal Colón decide romper un paradigma mayor: ir al oriente navegando hacia el oeste… y todo habría salido a las mil maravillas para el genovés, de no atravesarse un continente en el medio.
Pero gracias a esto, el mundo conoció el maíz, la papa, la berenjena, el tomate y el chocolate… alimentos que hoy son imprescindibles en las comidas españolas, italianas y griegas, solo por mencionar algunas.
Del mismo modo, en América se introdujo la res, el queso, el trigo, el café, el puerco y el borrego, sin los cuales sería imposible las carnitas de Michoacán, las carnes asadas de Sonora y Sinaloa, la barbacoa de Hidalgo o las quesadillas y los tacos en todo el país.
Y precisamente ahí, en el estomago, encontramos un elemento fundamental del mestizaje cultural que vivieron nuestros pueblos. Hoy es políticamente incorrecto hablar de los beneficios de la conquista, pero la realidad es que en el actual México había innumerables pueblos, en lucha unos con otros, dominados en ocasiones por los Olmecas, por los Mayas, por los Mexicas o por algún otro… a fin de cuentas la conquista la hicieron los Tlaxcaltecas, acompañados por 50 españoles, y esos tlaxcaltecas son los que después ocuparon los puestos de arquitectos e ingenieros que llevaron la construcción de edificios públicos e iglesias a prácticamente todo el territorio nacional.
El gran mosaico de culturas que es hoy México, sería inconcebible desde el punto de vista de las etnias antes de la conquista, ya que estas no convivían y no se transmitían cultura unas a otras. Por ejemplo, a pesar de los grandes avances matemáticos y astronómicos de los mayas, otros pueblos con compartieron este conocimiento hasta la llegada de los españoles. La escritura, todavía ideográfica antes de la conquista, fue posible con el uso del alfabeto latino, y la lengua castiza prestó su gramática al nahuatl para sobrevivir hasta nuestros días.
Hoy, América Latina y España son distintas a las del siglo XV, no solo por el obvio avance de la historia sino, y sobre todo, por la riqueza que el mestizaje dio a nuestras naciones, que conservando su identidad cada una, comparten un bagaje cultural que nos hace identificarnos en cualquier parte del mundo que nos encontremos… aún en Barcelona.
Palabras del Papa Francisco en el ángelus de este domingo 11 de octubre
Queridos hermanos y hermanas, buenos días.
El Evangelio de hoy, tomado del capítulo 10 de Marcos, se articula en tres escenas, marcadas por tres miradas de Jesús.
La primera escena presenta el encuentro entre el Maestro y un tal, que --según el pasaje paralelo de Mateo-- es identificado como ‘joven’. El encuentro de Jesús con un joven. Él corre hacia Jesús, se arrodilla y lo llama “Maestro bueno”. Entonces le pregunta: “¿Qué debo hacer para heredar la Vida eterna?” (v. 17). Es decir, la felicidad. “Vida eterna” no es solo la vida del más allá, sino que es esta: la vida plena, cumplida, sin límites. ¿Qué debemos hacer para alcanzarla? La respuesta de Jesús resume los mandamientos que se refieren al amor al prójimo. A este respecto, ese joven no tiene nada que reprocharse; pero evidentemente la observancia de los preceptos no le basta, no satisface su deseo de plenitud. Y Jesús intuye este deseo que el joven lleva en su corazón; por lo tanto su respuesta se traduce en una mirada intensa llena de ternura y de cariño. Así dice el Evangelio: “Jesús lo miró con amor” (v. 21). Se dio cuenta de que era un buen joven. Pero Jesús comprende también cuál es el punto débil de su interlocutor y le hace una propuesta concreta: dar todos sus bienes a los pobres y seguirlo. Pero ese joven tiene el corazón dividido entre dos dueños: Dios y el dinero, y se va triste. Esto demuestra que no pueden convivir la fe y el apego a las riquezas. Así, al final, el impulso inicial del joven se desvanece en la infelicidad de un seguimiento naufragado.
En la segunda escena, el evangelista enfoca los ojos de Jesús y esta vez se trata de una mirada pensativa, de advertencia. Dice así: “Mirando alrededor, dijo a sus discípulos: ¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!” (v. 23). Ante el estupor de los discípulos, que se preguntan: “Entonces, ¿quién podrá salvarse?” (v. 26), Jesús responde con una mirada de aliento --es la tercera mirada-- y dice: la salvación, sí, es “imposible para los hombres, ¡pero no para Dios!” (v. 27). Si nos encomendamos al Señor, podemos superar todos los obstáculos que nos impiden seguirlo en el camino de la fe. Encomendarse al Señor. Él nos dará la fuerza, él nos dará la salvación, él nos acompaña en el camino.
Y así hemos llegado a la tercera escena, aquella de la solemne declaración de Jesús: Les aseguro que el que deja todo para seguirme tendrá la vida eterna en el futuro y el ciento por uno ya en el presente (cfr. vv. 29-30). Este “ciento por uno” está hecho de las cosas primero poseídas y luego dejadas, pero que se encuentran multiplicadas hasta el infinito. Nos privamos de los bienes y recibimos en cambio el gozo del verdadero bien; nos liberamos de la esclavitud de las cosas y ganamos la libertad del servicio por amor; renunciamos a poseer y conseguimos la alegría de dar. Lo que Jesús decía: “Hay más alegría en dar que en recibir”.
El joven no se ha dejado conquistar por la mirada de amor de Jesús y así no ha podido cambiar. Solo acogiendo con humilde gratitud el amor del Señor nos liberamos de la seducción de los ídolos y de la ceguera de nuestras ilusiones. El dinero, el placer, el éxito deslumbran, pero luego desilusionan: prometen vida, pero causan muerte. El Señor nos pide el desapego de estas falsas riquezas para entrar en la vida verdadera, la vida plena, auténtica y luminosa. Y yo les pregunto a ustedes, jóvenes, chicos y chicas, que están en la plaza: ¿han percibido la mirada de Jesús sobre ustedes? ¿Qué le quieren responder? ¿Prefieren dejar esta plaza con la alegría que nos da Jesús o con la tristeza en el corazón que la mundanidad nos ofrece?
La Virgen María nos ayude a abrir nuestro corazón al amor de Jesús, a la mirada de Jesús, el único que puede apagar nuestra sed de felicidad.
Pedro de Legarreta Lores
Los bombardeos rusos en Siria.- La portavoz oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, María Zajárova, señaló el pasado miércoles 6 de octubre que "en un año de acciones activas de la coalición, el territorio del EI no se ha disminuido de ninguna manera, mientras que el número y la escala de sus crímenes ha crecido" ante lo que el presidente ruso, y por petición de Bashar Al Assad, tomó la decisión de participar de manera más activa en las acciones militares. Según el diario La Razón de Bolivia, son tres las razones que impulsan a Vladimir Putin a participar en esta guerra: "Primero, preservar la presencia rusa en el Mediterráneo, garantizando el control de las instalaciones rusas en Tarto y Latakia. Segundo, reinstalar a Rusia como un jugador indispensable en el tablero geopolítico de Medio Oriente, es decir, del mundo entero. Pero para ello debe cumplir un tercer objetivo: apoyar a Al Assad. Unido a este último objetivo, Putin espera lograr elevar el estado emocional del pueblo ruso, demostrando que está a la altura histórica del esplendor de antaño." (La Razón, 8 de octubre 2015, Rusia en Siria http://www.la-razon.com/opinion/editorial/Rusia-Siria_0_2358964090.html)
Para Estados Unidos y sus aliados, esta escalada es preocupante. Desde el inicio de las acciones militares ha denunciado ataque a civiles, violación del espacio aéreo turco y bombas que estallan en Irán… por supuesto que Rusia niega todo. El secretario de Defensa de Estados Unidos, Ashton Carter, criticó el comportamiento "errático y contraproducente" de Rusia, y el ministro español de Defensa, Pedro Morenés, también se mostró crítico con Moscú, y dijo en un encuentro con la prensa que "el lenguaje ruso es el del hecho consumado, la intervención y luego la explicación" (El Universal de Venezuela, 8 de octubre de 2015, Alianza Atlántica denuncia escalada rusa en Siria http://www.eluniversal.com/internacional/151008/alianza-atlantica-denuncia-escalada-rusa-en-siria)
Sin embargo el discurso de occidente se aprecia en cierto modo hipócrita, ya que por supuesto que Estados Unidos y las naciones europeas buscan, no solo la supuesta defensa de la democracia (que nunca ha existido en esa región) sino sus intereses geopolíticos y económicos en relación con el petróleo y otros energético; Patricio López de diarioUchile lo señala de la siguiente manera: "La irrupción de Rusia en una zona que la coalición Estados Unidos –Europa pretendía como propia, evidencia, de manera cruda, que la guerra civil siria entre las fuerzas de Bashar El Assad y las distintas facciones rebeldes es apenas la capa visible de una trama que, llevada hasta el fondo,involucra a otras regiones donde están concentrados los poderes del mundo. Porque, hay que precisar ante ciertos enfoques mediáticos, que Rusia no es el primero sino el décimo país en bombardear Siria este año. Antes, Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, Francia, Australia, Turquía, Israel, Emiratos Árabes Unidos y Jordania ya lo hicieron, aunque como parte de una alianza con propósitos totalmente distintos a los rusos." (DiarioUChile, 3 de Octubre de 2015, EE.UU.-Rusia: lo que esconde la guerra en Siria http://radio.uchile.cl/2015/10/03/ee-uu-rusia-lo-que-esconde-la-guerra-en-siria)
El tema, como lo mencionamos la semana pasada, no presenta buen cariz, y puede llevar a una expansión de esta guerra a otras zonas.
Bernardo Ardavín Migoni
Hay muchos aspectos de la versión oficial acerca de Ayotzinapa que son puestos en duda por el Grupo Interinstitucional (GIEI), y quizás lo más grave es que, supuestamente, prueban una inexplicable omisión o colusión de autoridades locales, estatales y federales que estuvieron enteradas de todos los sucesos, prácticamente en tiempo real --con los reportes del C4--, y no intervinieron como era su obligación, legal y moral, para evitar esa tremenda tragedia.
Desafortunadamente, el deterioro de la confianza en las autoridades e instituciones que han intervenido, está ampliamente justificado.
Los desaparecidos registrados oficialmente suman más de veinticinco mil, y los asesinados cerca de cien mil, cifras sobrecogedoras… pero que pueden ser mayores
El reclamo de centenas de miles de víctimas --viudas y huérfanos--, es sin duda justificado, y explica las severas condenas que se han emitido en contra del gobierno mexicano y, por ende, en el caso específico de Ayotzinapa. El problema de los normalistas, por su escandalosa barbarie, ha eclipsado otros eventos igualmente graves, como la ejecución de delincuentes aparentemente ya rendidos en Tlatlaya, o la matanza de más de cuarenta civiles en el Rancho El Sol, ubicado en los límites de Jalisco y Michoacán, donde difícilmente ha podido ser admitida la versión oficial de un enfrentamiento que justificara ese número de muertos que, en la realidad, pareciera que son resultado de sendas ejecuciones.
Si el gobierno no fuera capaz de actuar atinadamente para reconocer sus yerros, corregirlos de acuerdo con la ley y recuperar la confianza, la situación se podría complicar peligrosamente
En algunos mentideros políticos se habla de ligar todos los agravios sustantivos que permanecen en la memoria colectiva, desde el dos de octubre de 68, el jueves de Corpus, la matanza de Aguas Blancas, la de Tlatlaya… para culminar con Ayotzinapa.
Lo cierto es que tenemos una crisis grave, consecuencia del autoritarismo, corrupción, clientelismo y corporativismo de numerosos miembros de nuestra clase política que han mermado sensiblemente la confianza de los ciudadanos en las autoridades e instituciones y, lo que es más grave, en nuestra débil democracia.
¿Qué debemos hacer?
La sociedad organizada, cámaras de industria y comercio, sindicatos de trabajadores y empresarios, organizaciones campesinas, asociaciones civiles, instituciones académicas y educativas, iglesias, comunicadores… debemos urgir a nuestras autoridades para que hagan lo necesario con el objeto de recuperar la confianza de la sociedad, como condición indispensable para la gobernabilidad, en el marco de un Estado de Derecho.
Sin ello no será posible contar con una garantía razonable para conseguir la justicia y la paz, que resultan indispensables como cimientos del sistema democrático que deseamos esté vigente en el país.
Por lo pronto, el gobierno debe investigar y dar a conocer la verdad en la desgraciada tragedia de los estudiantes de Ayotzinapa, encausar a los responsables para que reciban el castigo que les corresponda, de acuerdo con la ley y compensar a las víctimas.
No hay otra salida para la respuesta adecuada en el ámbito interno, ni tampoco en el internacional.